En Dresde, cuna del movimiento islamófobo Pegida, más de ocho mil personas se manifestaron a orillas del río Elba, en contra de “la inmigración masiva y la islamización”. En Calais atacaron a grupos de migrantes y a un centro de refugiados.
Miles de personas participaron en manifestaciones antiinmigrantes en varias ciudades de Europa, en el marco de una jornada organizada por el movimiento islamófobo Pegida plagada de incidentes. Las dos principales manifestaciones tuvieron en la ciudad alemana de Dresde, cuna del Pegida, donde se concentraron más de 8000 personas, y en Praga, con la asistencia de unos 5000 participantes.
Durante la jornada, se produjeron varios choques entre la policía y los manifestantes. Una veintena de personas fueron detenidas en Calais, en el norte de Francia, durante una concentración hostil a los refugiados que había sido prohibida por las autoridades locales. Tras los arrestos, el director del gabinete de la Prefectura, Etienne Desplanques, subrayó que la intervención policial fue un mensaje para los colectivos extremistas. “Calais no tiene la intención de convertirse en su terreno de juego”. Varios miles de inmigrantes viven en las cercanías de la ciudad francesa, con la esperanza de poderse colarse en los trenes o en los barcos que la conectan con el Reino Unido, muchos de ellos en un campamento conocido como La Jungla.
En Praga, en tanto, una contramarcha de 2200 personas salieron a la calle para protestar contra Pegida. La policía intervino cuando una marcha a favor de los refugiados fue atacada por una veintena de individuos que lanzaron botellas y cascotes. Más tarde, unos 20 enmascarados arrojaron cócteles molotov contra un local en el que se recogían donaciones para ayudar a los refugiados. La policía informó que tuvo que ser evacuado y hay un herido por un corte de un vidrio.
En la capital holandesa, donde se congregaron cerca de mil personas, las fuerzas de seguridad antidisturbios detuvieron a una docena de manifestantes pro y anti Pegida, luego de que transcurrieran varios enfrentamientos con la policía en el centro de la ciudad. También se registraron disturbios en Dublín.
Otras concentraciones se desarrollaron en un ambiente más calmo, como en Varsovia, Bratislava, Graz (sur de Australia) o Birmingham, segunda ciudad en número de habitantes del Reino Unido. Paralelamente, hubo manifestaciones hostiles al movimiento islamófobo en la mayoría de estas ciudades.
El Pegida, abreviatura de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente, movimiento de extrema derecha nacido en Alemania durante el otoño europeo de 2014, convocó el 23 de enero a manifestarse en 14 de países de Europa ayer bajo el lema Fortaleza Europa.
En Dresde, los simpatizantes de este movimiento se citaron a primera hora de la tarde sobre las orillas del Elba, el río que atraviesa la capital de Sajonia, para protestar contra “la inmigración masiva y la islamización”. Bajo un cielo despejado fueron rodeados por un importante dispositivo policial, en el que se desplegaron más de mil agentes y vehículos hidrantes. Las autoridades locales rechazan tradicionalmente estimar el número de participantes en este tipo de manifestaciones. Pero un programa desarrollado por la universidad local para el conteo de muchedumbres señaló que había más de 8000 manifestantes sobre el final de la jornada. La concentración transcurrió con calma, los asistentes agitaron banderas y desplegaron pancartas hostiles a la canciller alemana Angela Merkel, actualmente en el centro de las críticas por su política de brazos abiertos a los inmigrantes.
Simultáneamente, varios centenares de personas desfilaron a comienzos de la tarde contra Pegida, llamando a la tolerancia en una ciudad en la que viven pocos extranjeros pero que, sin embargo, se convirtió en un símbolo de la xenofobia en Alemania. Según el programa de la universidad ya mencionado, la principal concentración anti Pegida en el centro de Dresde reunió a alrededor de 3500 personas. Las pancartas de estos opositores exhibían frases tales como “No hay lugar para los nazis” o “No tenemos necesidad de xenofobia, ni de demagogia, ni de Pegida”.
Mientras las manifestaciones se desarrollaban, Alemania y Francia llamaron ayer a una pronta puesta en marcha para controlar el flujo de refugiados a Europa porque la crisis migratoria pone en peligro la permanencia del espacio de libre de circulación de Schengen. La canciller alemana advirtió de que la supervivencia de la zona europea de circulación depende de la protección de las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE). La solución también pasa, subrayó la canciller, por que todos los socios europeos se comprometan a aceptar contingentes legales de refugiados, una propuesta alemana que generó un intenso rechazo en algunas capitales europeas.
La preocupación es que entre los solicitantes de asilo puedan colarse personas que buscan cometer atentados en Europa. Según datos del Ministerio del Interior francés, en los dos últimos años los servicios de información de Ginebra permitieron el paso por su territorio de 50 supuestos jihadistas que habían sido identificados y seguidos como tal por Francia.
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