En los primeros meses de 1975, un director de la Televisión Universitaria y amigo común le pidió a Silvio Rodríguez una canción por el 40 Aniversario de la caída en combate de Guiteras y Aponte. Silvio le respondió que con mucho gusto, pero que mejor hablara conmigo por los vínculos casi familiares con ellos.
En 1935 Antonio Guiteras Holmes, revolucionario matancero que había sido Ministro de Gobernación de un breve y tibio gobierno, comprendió que Cuba no tendría solución social verdadera más que con una revolución armada, para lo cual crea la organización La Joven Cuba. Prepara con algunos de los miembros de la organización una salida clandestina hacia México para instruirse militarmente y regresar. La salida estuvo dispuesta por el río Canímar, en cuya desembocadura existe un pequeño fortín colonial. Mi familia paterna era de Matanzas; Carlos Alfaras, esposo de una hermana de mi padre y miembro de Joven Cuba, estuvo entre los combatientes de El Morrillo; Carlos Aponte (coronel venezolano que había combatido con Sandino en Nicaragua) y Paulino Pérez Blanco estuvieron escondidos en la casa de mi familia el 7 de mayo de 1935, y esa noche mi abuela paterna Ignacia López Pineda, junto a Mario Argenter, eminente músico matancero y amigo especial de la familia, tocaron para Aponte a petición suya La Polonesa de Chopin a cuatro manos en el piano, brindaron y mi abuelo el juez Santiago Feliú Silvestre le regaló a Aponte su revólver, con el que caería combatiendo al día siguiente junto a Guiteras.
Luego del combate, dos mujeres salen por la ciudad de Matanzas colectando firmas para que no mataran a los sobrevivientes de El Morrillo. Una de esas mujeres era Esther Feliú, mi tía.
Un día de abril de 1975, luego de estudiar todo lo escrito y conversar con familiares y amigos implicados (entre otros José Tabares del Real y Mario Kuchilán Sol), por fin compuse la canción ‘Homenaje a Antonio Guiteras’, lamentablemente perdida. Al poco rato nació “Si canto a los muertos”, dedicada a Carlos Aponte y el poema ‘Los héroes’ que sería el preámbulo años más tarde de la canción ‘Sueño del Héroe’. Inmediatamente después, cargado con todo lo leído y escuchado, calculo que en la madrugada de ese mismo y largo día, de repente sentí un enorme peso sobre los hombros y salió, de arriba a abajo, ‘Créeme’. Es como si me la hubieran dictado los dos gigantes con quienes estaba compartiendo, incitándome a seguir su camino.
En esos días participamos varios trovadores en una actividad en la que estaba Carlos Rafael Rodríguez, intelectual brillante que además gustaba de nuestras canciones. Por los troveros estábamos, que recuerde, Silvio, Pablo, Amaury Pérez y yo (quizás también Sara y Noel). Antes de que nos tocara cantar, Amaury me preguntó por “la última”, le canté Créeme y me dijo: “Tienes que cantarla ahora mismo”, y eso hice. A partir de ese momento la cantamos a dúo con Silvio, especialmente durante las cerca de 600 actividades que hicimos durante la guerra de Angola entre febrero y julio de 1976.
La primera grabación la hizo Pablo Milanés en su disco Aniversario en 1977, y yo la incluí en mi primer disco Créeme, y que salió en 1978. De entonces a acá, ha tenido innumerables versiones, muchas verdaderamente memorables.
Fuente: Jorge G. Barata
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