“La bomba de Dios”
Autor: Eduardo Galeano
Autor: Eduardo Galeano
En 1945, mientras este día nacía, murió Hiroshima.
En el estreno mundial de la bomba atómica, la ciudad y su gente se hicieron carbón en un instante.
Los pocos sobrevivientes deambulaban, mutilados, sonámbulos, entre las ruinas humeantes. Iban desnudos, y en sus cuerpos las quemaduras habían estampado las ropas que vestían cuando la explosión. En los restos de las paredes, el fogonazo de la bomba atómica había dejado impresas las sombras de lo que hubo: una mujer con los brazos alzados, un hombre, un caballo atado.
Tres días después, el presidente Harry Truman habló por radio.
Dijo:
En el estreno mundial de la bomba atómica, la ciudad y su gente se hicieron carbón en un instante.
Los pocos sobrevivientes deambulaban, mutilados, sonámbulos, entre las ruinas humeantes. Iban desnudos, y en sus cuerpos las quemaduras habían estampado las ropas que vestían cuando la explosión. En los restos de las paredes, el fogonazo de la bomba atómica había dejado impresas las sombras de lo que hubo: una mujer con los brazos alzados, un hombre, un caballo atado.
Tres días después, el presidente Harry Truman habló por radio.
Dijo:
—Agradecemos a Dios que haya puesto la bomba atómica en nuestras manos, y no en manos de nuestros enemigos; y le rogamos que nos guíe en su uso de acuerdo con sus caminos y sus propósitos.
Eduardo Galeano
De: “Los hijos de los días”
Ed. Siglo XXI de España Editores – 2012©
Ed. Siglo XXI de España Editores – 2012©
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