El jueves fue el día más mortífero en una década
Los datos apuntan a que será el país centroamericano con más homicidios en 2015
La violencia en El Salvador no tiene freno. Los homicidios diarios no dejan de marcar récords. El último los 51 asesinatos del jueves, pico máximo en una década. Sólo cinco días antes, el sábado, se habían registrado 45 muertes violentas, una menos que todas las que hubo el año pasado, por ejemplo, en un país como Suecia, con nueve millones y medio de habitantes, tres más que El Salvador.
Según la policía, en lo que va de agosto han sido asesinados 750 salvadoreños, un promedio diario de 27,7. De seguir así la progresión, agosto cerrará con unos 850 homicidios, y ampliando más el cálculo, 2015 terminaría con 90 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a los 60 por 100.000 de 2014, según la experta en seguridad Jeannette Aguilar. Una cifra que probablemente situaría a El Salvador como el país más violento de Centroamérica, por encima de Honduras, y de todo el mundo si se exceptúan los países en guerra.
El gobierno argumenta que el auge violento se debe a rivalidades y ajustes de cuentas entre los pandilleros. También informes de inteligencia policial y militar afirman que ha habido un relevo de líderes pandilleros que están en las cárceles por otros más jóvenes, lo cual ha creado inestabilidad en las pandillas y desencadenando purgas internas como la masacre ocurrida la semana pasada en la cárcel de Quezaltepeque, donde fueron asesinados 14 pandilleros del grupo Barrio 18.
A los conflictos internos entre pandillas se suma la violencia institucional con enfrentamientos directos entre policías y soldados contra las pandillas, e incluso la posible existencia dentro de las fuerzas de seguridad de escuadrones de exterminio, según han denunciado distintas organizaciones civiles.
Otro problema añadido es el descontrol de las armas. Después de la guerra civil salvadoreña (1980-1992) más de medio millón de armas de fuego quedaron en manos de civiles. Tras la firma de la paz en enero de 1992 ningún gobierno afrontó de lleno la tarea de recolectar las armas de fuego y de prohibir su libre uso.
Síntoma de la enorme tensión que atraviesa el país por la escalada de violencia ha sido la amenaza de bomba de este jueves contra la sede del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. La alerta se generó por un vehículo que fue abandonado frente a las instalaciones. Personal de la División de Explosivos mantuvo asegurado el perímetro durante cinco horas, hasta que se llevaron un bulto del que no se han dado detalles.
El mes pasado se desactivó un coche bomba en un barrio de San Salvador y esta semana el fiscal general Luis Martínez anunció la captura de un grupo de pandilleros que supuestamente quería atentar contra su vida con explosivos de uso militar.
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