"Hay vientos de cambio en Argentina".
Eso es lo que asegura Mauricio Macri, el político de centro-derecha que asumió la presidencia de la tercera economía de América Latina en diciembre.
El empresario educado en EE.UU. ha dicho que una de sus prioridades es"reparar" las relaciones con los poderes y los inversores extranjeros luego de 10 años de una actitud más bien combativa durante los mandatos de sus predecesores de izquierda, Néstor Kirchner y su esposa –y luego viuda– Cristina Fernández.
Dicho y hecho. Poco después de su toma de posesión, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, y el presidente de Francia, François Hollande, viajaron a Buenos Aires para ampliar la cooperación económica.
Pero la visita el presidente de EE.UU., Barack Obama, a Argentina este miércoles y jueves, a poco más de 100 días de la asunción de Macri y luego de su histórico viaje a Cuba, es la más significativa de todas.
El último presidente estadounidense que había visitado al país sudamericano fue George W. Bush en 2005, y no la pasó bien.
Durante la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, y en su propia cara, el anfitrión Néstor Kirchner dio por muerto su proyecto de crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Desde entonces las relaciones bilaterales fueron de mal en peor y el sucesor de Bush, Obama, tampoco se sintió cómodo con la pareja peronista.
En una reciente entrevista con la cadena CNN, el presidente de EE.UU. admitió que tenía "diferencias" con Cristina Fernández (quien asumió en 2007, dos años antes que él) porque "sus políticas de gobierno eran siempre antiestadounidenses".
Elogios a Macri
En una conferencia de prensa a la que asistió BBC Mundo, el embajador de EE.UU. en Argentina, Noah Mamet, afirmó que la decisión de Obama de visitar el país "claramente reconoce la determinación de Macri de reinsertar a Argentina en la economía global, así como su voluntad de establecer un vínculo con beneficios mutuos para ambos países".
Asimismo, el diario The New York Times comenta que, en el último tramo de su gestión, Obama intenta cumplir su promesa de larga data de escribir un nuevo capítulo en la relación entre Washington y América Latina, una diálogo de igual a igual que reconozca los progresos realizados por las democracias de la región.
Se espera que en Buenos Aires el mandatario de EE.UU. y su par argentino refuercen la cooperación en áreas como comercio, inversiones, energías renovables, cambio climático yseguridad. A Obama lo acompaña una comitiva de 800 empresarios y funcionarios.
Al término de la visita, el presidente estadounidense y su familia tienen previsto pasar algunas horas en Bariloche, la ciudad turística más importante del sur argentino.
El antes
Pero, ¿qué ha cambiado tan rápidamente en Argentina para que el país se convirtiera en un súbito destino de líderes mundiales?
Durante la década de Néstor Kichner y Cristina Fernández en el poder, Argentina se convirtió en un país aislado política y financieramente.
El matrimonio peronista no sólo acusaba de "imperialismo" a Washington, sino también al Fondo Monetario Internacional, el cual -según ellos- había sido culpable de la debacle económica del país en 2001.
Sin embargo, los Kirchner acercaron a otras potencias como Rusia y China, y recibieron visitas de líderes como Vladimir Putin y Xi Jinping.
La pareja impuso estrictos controles de capital y de cambio para evitar la fuga de divisas y la devaluación del peso en relación con el dólar.
También sostuvo una dura batalla contra los que denominó "fondos buitre", inversionistas extranjeros que poseían US$9.000 millones en bonos del Estado argentino en default. Esta puja derivó en la segunda cesación de pagos en 2014 (la primera fue en 2001).
Sin embargo, para millones de argentinos la década de los Kirchner –que también puso mucho enfasis en las políticas sociales y el crecimiento– logró recuperar el orgullo nacional.
El después
En sus primeros meses como presidente, Macri (un político pro empresa) ha intentado revertir prácticamente cada una de las políticas clave de sus predecesores de izquierda.
Si los Kirchner eran un fuerte viento del este, el nuevo mandatario es una ráfaga del oeste.
Una de sus primeras medidas fue retomar contactos con EE.UU. y los otros poderes mundiales para "recuperar el papel importante que Argentina tuvo alguna vez en América Latina y el resto del mundo".
Macri anuló los controles de capital y cambio, y golpeó la puerta de grandes bancos internacionales para conseguir nuevos préstamos.
También inició negociaciones con los antes denostados "fondos buitre". Les ofreció a los acreedores pagarles 75% de la cantidad reclamada y algunos de ellos ya han aceptado su propuesta.
"Un tornado"
No obstante, muchos argentinos piensan que los "vientos de cambio" del presidente han sido más bien un "tornado destructivo": se quejan de que varias de sus polémicas medidas han afectado profundamente su vida cotidiana.
En enero, el Estado dejó de subsidiar la energía y las cuentas de electricidad aumentaron hasta un 300%.
Ese mismo mes, el peso se devaluó un 30% en relación con el dólar en un solo día luego de que Macri decidiera liberar el mercado cambiario.
Estas decisiones han generado un alza de precios y alimentado temores de una hiperinflación, algo que hasta el momento no se ha materializado.
El gobierno de Macri también ha empezado a recortar el gasto público –que se duplicó durante la gestión de los Kirchner– al despedir a miles de empleados públicos, muchos de ellos contratados por el gobierno anterior.
Sus políticas de gobierno eran siempre antiestadounidenses"
La oposición ha acusado al mandatario de llevar a cabo una "limpieza política" y de promover el desempleo, algo que el gobierno ha desestimado.
Por otra parte, Macri ha introducido algunos de sus cambios por medio de los llamados "decretos de necesidad y urgencia", medidas ejecutivas que permiten saltear al Congreso.
Los críticos lo han calificado de "autoritario", pero él ha dicho que es necesario para transformar Argentina y está dentro de sus atribuciones constitucionales.
Sea como fuere, el nuevo presidente ya ha enfrentado protestas contra algunas de sus medidas.
Parece claro que los mercados internacionales y los acreedores, así como por EE.UU. y otros poderes occidentales, han celebrado la llegada de Macri al poder, después de una cómoda victoria electoral en 2015.
"Creo que Argentina es un buen ejemplo de cambios", le insistió Obama a CNN. "Macri reconoce que estamos en una nueva era y debemos mirar hacia adelante".
Pero analistas advierten que el descontento político y social podría volverse un gran obstáculo en la "cruzada" del nuevo presidente por potenciar el rol de Argentina en el mundo.
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