“Sólo resta el abrazo esperado por 37 años”
La joven fue contactada por el equipo de Acercamientos de la Conadi, creado para aproximarse a los jóvenes que pueden ser hijos de desaparecidos, y accedió a realizarse el estudio de ADN. Todavía no conoció a su familia biológica.
En el barrio de Godoy Cruz, donde vivían Walter Domínguez y Gladys Castro no había agua potable. En la madrugada del 9 de diciembre de 1977 hacía un calor sofocante y algunos vecinos estaban juntando agua de un surtidor que había en la calle, por eso presenciaron cuando se los llevaron. Derribaron la puerta de la casa para sacarlos. Walter y Gladys militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) y ella estaba embarazada de seis meses. Fue la última vez que se supo de ellos. No hubo información de dónde los tuvieron secuestrados, ni dónde fue el parto, ni qué pasó con el niño o niña que debía nacer tres meses después. No hubo noticias en más de 37 años. Hasta el jueves pasado, cuando Estela de Carlotto llamó a la casa de María Assof de Domínguez, la mamá de Walter. La mujer dejó de cocinar y se puso al teléfono, sorprendida porque hacía rato que no hablaba con la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. “Apareció tu nieta. Es una nena”, escuchó.
“Es una nena”, escuchó María como si su nuera acabara de parir y le trajeran la noticia del nacimiento. Es que María, referente de Madres de Plaza de Mayo de Mendoza, creyó durante años que buscaba un varón. Hasta siguió el rastro de un joven y logró que se hiciera un examen de ADN que resultó negativo. “Todos estos años me había quedado con la duda. No esperaba que fuera mujer. De ella no sabemos nada, ni quién es, ni dónde está, pero sabemos que aceptó hacerse el análisis. Vamos con cuidado, es algo tan esperado que casi no lo puedo creer”, dijo la mujer a Página/12. Su hijo Osiris, tío de la nueva nieta, coincidió en la alegría, la sorpresa y la precaución: “Teníamos certeza de que había nacido, es algo que se siente. Lo único que sabemos es que ella tenía sospechas, que estaba abierta, pero quería privacidad. No podemos hacer otra cosa que esperar. Ahora depende de ella, pero si aceptó a sacarse sangre, quiere saber quién es y si quiere saber quién es, se va a encontrar con nosotros”.
La hija de Walter Domínguez y Gladys Castro fue contactada por el equipo de acercamientos de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). Se trata de un grupo que se formó en 2014 por iniciativa del secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, para aproximarse a los jóvenes sobre los que hay denuncias que indican que pueden ser hijos de desaparecidos. “Se trata de acercarse a los jóvenes que no van a Abuelas por iniciativa propia. Lo hacemos cuando hay indicios fuertes y como un paso antes de judicializar los casos”, explicó Claudia Carlotto, titular de la Conadi a Página/12. “En esta oportunidad, ella pidió tiempo, se esperó, se contestaron sus dudas y después accedió”, agregó la funcionaria. Las sospechas se habían iniciado en 1994, cuando el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Mendoza envió a las Abuelas de Plaza de Mayo una denuncia anónima sobre una joven nacida en marzo de 1978 que apareció en el hogar de una pareja mayor de un día para otro. “La dificultad para reconstruir las huellas que el terrorismo de Estado borró impiadosamente hicieron que el hallazgo de la hija de Gladys y Walter se demorara 21 años más”, contaron las Abuelas en un comunicado que ayer leyó Carlotto.
Para el anuncio del encuentro de la “nieta 117” la casa de las Abuelas estaba repleta. Camarógrafos, fotógrafos y cronistas esperaban junto a miembros de distintos organismos de derechos humanos, familiares de desaparecidos, amigos de Abuelas, funcionarios judiciales y del Poder Ejecutivo. Estela se sentó al lado de las dos abuelas: María Assof de Domínguez y Angelina Catterino, que viajaron desde Mendoza. Las acompañaron los secretarios de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, y de la provincia de Buenos Aires, Guido “Kibo” Carlotto, quienes transmitieron sendos saludos y congratulaciones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador y candidato presidencial Daniel Scioli (ver aparte). “Esto forma parte de la recuperación de la Argentina. Peleamos muchos años por la conquista del camino de la Justicia y acá están los resultados”, dijo Eduardo ‘Wado’ de Pedro, secretario general de la Presidencia.”Si hay gente que entiende la política de Memoria, Verdad y Justicia como una cuestión de oportunismo, allá ellos. Para nosotros, esta recuperación nos demuestra que los argentinos, cuando tenemos objetivos claros, somos constantes”, agregó el funcionario, quien formó parte de la agrupación HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio).
Durante la conferencia de prensa, la presidenta de Abuelas contó que Gladys Castro estudió diseño y trabajaba en una panadería, que Walter Domínguez estudiaba arquitectura y era chofer de micros. Que se casaron en noviembre de 1976, cuando él terminó el servicio militar y que los secuestraron en su casa de Godoy Cruz, en Mendoza, el 9 de diciembre de 1977. “Eran chicos como cualquier otro, que querían un mundo más justo, sin pobreza. A Walter le gustaba salir, tenía buena ropa, hasta que terminó el colegio. Después la vendió o la regaló porque no se la vi más”, contó María, que conoció Buenos Aires después de la desaparición de su hijo, cuando salió a recorrer su provincia y el país. “Lo primero que hicimos fue ir al Arzobispado y el obispo nos contestó que no gastáramos pólvora en chimangos”, relató la mujer que todos los jueves sigue marchando en la Plaza San Martín, en Mendoza. De allí venía cuando el último jueves recibió el llamado con la noticia de la aparición de su nieta.
“El derecho a la identidad se recupera una vez más en este país con la colaboración de un estado empeñado en promover derechos y de gran parte de la sociedad que no quiere volver a sufrir los atropellos de dictaduras terroristas. Sólo resta que el abrazo esperado 37 años por las familias Domínguez y Castro se materialice en estos días. Bienvenida nieta 117 a la verdad”, concluyó Carlotto.
Por Victoria Ginzberg//http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais
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