El proyecto MARIO creará un autómata para ayudar a pacientes con la demencia senil
Olvidar dónde están las llaves o las gafas para leer son quizás los ejemplos más banales. Uno de los más duros es olvidar el nombre de un hijo. A eso se enfrentan más de 1,2 millones de pacientes de alzhéimer en España, la demencia senil más común de la que se diagnostican más de siete millones de nuevos casos cada año en el mundo. Para aliviar el impacto de la enfermedad tanto en quienes la padecen como en sus allegados, la Unión Europea financiará con cuatro millones de euros el proyecto MARIO como parte de su programa Horizonte 2020. El objetivo de esta iniciativa, en la que participan diez asociados entre departamentos de universidades y empresas europeas, crear un robot asistente que permita mejorar la calidad de vida de estos enfermos en los próximos tres años.
“Pacientes que padecen demencia senil forman parte de nuestro comité de expertos. Lo más importante para nosotros es comprender qué ayuda esperarían del robot”, explica Kathleen Murphy (Belfast, 1953) profesora de la Escuela de Enfermería y Partería de Galway integrada en la Universidad Nacional de Irlanda y encargada de la comunicación del proyecto. De las primeras reuniones, pues MARIO acaba de arrancar, ha quedado claro que servir de memoria robótica para los pacientes será la habilidad fundamental de MARIO. “Uno de los mayores problemas de la demencia senil es que aísla socialmente. Los pacientes se avergüenzan de no recordar el nombre de alguien que saben que conocen. MARIO les ayudará a recordar”. Además de esta función memorística, MARIO podrá recitar las noticias, hacer llamadas telefónicas, ejercer de portero o recordarle al paciente las horas de las comidas o de sus pastillas. Lo que está descartado es que este robot realice tareas de asistencia física. Sus capacidades serán exclusivamente sociales.
Pretendemos que trabaje no solo en el hogar de los ancianos, sino también en clínicas y residencias"
Kathleen Murphy, encargada de la comunicación de MARIO
Cumplir este objetivo, en un plazo que Murphy admite como corto, implicará refinar muchas de las áreas de estudio fundamentales en la robótica humanoide. Por ejemplo, la capacidad de reconocer muchas caras o los objetos que el paciente haya perdido es un problema complejo, pues con la variación de las condiciones de luz o el ángulo, la interpretación que un cerebro informático hace de lo que ve se complica. El reconocimiento de voz será también un aspecto clave: “Pretendemos que MARIO trabaje no solo en el hogar de los ancianos, sino también en clínicas y residencias para ancianos. Y esos entornos complican mucho el proyecto desde un punto de vista tecnológico, pues son ambientes llenos de ruidos, objetos, rostros y voces que el robot tendrá que distinguir perfectamente. Tenemos que llevar estas tecnologías al siguiente nivel”.
El robot base sobre el que MARIO trabajará —aunque Murphy subraya que habrá “profundas modificaciones” y que solo es “un punto de partida”— será Kompai, autómata creado por la compañíaRobosoft. No tendrá piernas, sino que se apoyará en algún tipo de plataforma con ruedas para desplazarse. La interacción del usuario con él funciona de momento a través de una tablet integrada en la parte frontal del armazón, pero Murphy indica que en la versión final prevén que se activará mediante la voz. Su diseño es otro de los puntos más peliagudos de la propuesta y se verá muy condicionado por la reacción de los pacientes: “Tiene que ser algo que les genere una gran sensación de familiaridad, porque podría suceder que no lo reconocieran. También tiene que funcionar a nivel empático, para que no lo rechacen”, explica Murphy.
Integrado en la mente de este autómata, estará parcialmente Robobrain, un proyecto de la compañía británica Ortelio Ltd para crear un equivalente robótico a la mente humana. "No introduciremos todas sus funciones, porque el proyecto de Robobrain es muy complejo. Pero sí usaremos algunas áreas, como por ejemplo la semántica [que corresponde en Robobrain a la capacidad del autómata para recordar hechos] para MARIO. Aunque nuestro papel fundamental será desarrollar las aplicaciones de software que ofrezca el robot para los pacientes, como conectarse a Skype", explica Ilias Trochidis, uno de los investigadores de Ortelio implicados en MARIO.
MARIO no perderá el tiempo. Este año, cuando se acerque la Navidad, Murphy y su equipo deben tener listo su primer prototipo. “El calendario es muy apretado. En tecnología no puedes predecir todos los retos que te vas a encontrar en el camino. Pero estamos bien organizados y cada parte del proyecto sabe qué tiene que hacer. Así que estoy segura de que cumpliremos con los plazos y lograremos ofrecer una mejora significativa en un panorama de población cada vez más envejecida”.
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