“Te recuerdo Amanda,
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él.
[…]
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel”.
Víctor Jara escuchó las sirenas, el rugir de las tanquetas en el pavimento y los disparos. Sintonizó, ansioso, el último discurso de Salvador Allende por la radio, aquel discurso que culminaría con “la certeza de que mi sacrificio no será en vano […] será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”. Junto a su esposa, escuchó también como la voz del único presidente socialista electo democráticamente se apagó, y fue reemplazado por las marchas militares. Dispuesto a defender la causa, la de cientos de miles de proletarios que se asían a la esperanza de Allende para un futuro mejor, se despidió de su esposa: “Vuelvo en cuanto pueda, quédate tranquila” y se dirigió a la Universidad Técnica del Estado. Pero como sucediera con Manuel en “Te recuerdo Amanda”, Victor nunca volvió.
Aunque el último deseo de un hombre que murió arrinconado en su oficina del palacio de gobierno de Chile tardó más de 17 años en cumplirse, la traición fue juzgada. Y con ella, el cobarde asesinato del mayor cantautor chileno de la “nueva canción chilena”. La figura de Víctor Jara, hecho prisionero, torturado y asesinado en el estadio que hoy lleva su nombre, es ícono de la lucha artística contra el fascismo y el totalitarismo. El hombre, cuya carrera se dedicó a hablar de los olvidados, los explotados y los nadie -como diría Galeano-, vive como estandarte de la lucha de un pueblo por recuperarse de la evolución social frustrada que aún lucha por definir su identidad frente a los atroces actos cometidos por el gobierno de Pinochet. Quien combatió la ideología fascista con notas y acordes, murió asesinado de un tiro en la cabeza por un oficial chileno, aunque su cuerpo inerte recibió 44 tiros más; disparos que saciaron el instinto animal de los soldados que mataron a su pueblo.
Así como Jara, quien ha inspirado a múltiples generaciones latinoamericanas, los músicos han hecho uso de la melodía para expresar críticas, manifiestos y aullidos de coraje ante la “injusticia justa” del sistema. Y aunque una canción no derroque a un mal presidente ni a una estructura corrompida y putrefacta, sirve para inspirar la conciencia y la lucha; el mayor miedo de todo sistema. Te presentamos 10 canciones cuyas historias van más allá de la venta de sencillos, su objetivo es la lucha.
–
Santiago de Chile
Silvio Rodríguez
Retomando lo ocurrido en aquel septiembre negro de 1973, en Chile, Rodríguez, el mayor compositor cubano de los últimos años, dedicó este sencillo a toda una nación. A través de la letra, nos sumergimos en la ebullición de Santiago de Chile, en la lucha fraternal izquierdista por defender una conquista histórica “allí entre los cerros, tuve amigos, que entre bombas de humo eran hermanos”. Y con la muerte que rondó las calles y callejones de la capital con vista a los Andes, Rodríguez se quedó con “el deseo de cambiar cada cuerda por un saco de balas”.
–
Born in the USA
Bruce Springsteen
El genio de Springsteen consistió en hacer pasar una canción de protesta contra la guerra de Vietnam, como un himno patriótico estadounidense. Grabada en la década de los 80, el nada sutil mensaje del Jefe narra la vida de un estadounidense que ha vivido toda su vida recibiendo los embates de la vida, y que tras un lío, le es colocado un rifle en las manos “y enviado a una tierra extranjera, para llegar y matar al hombre amarillo”. A su regreso como veterano, pero a la vez un hombre que ha perdido su humanidad, tan sólo se enfrenta a la desolación, la soledad y el aislamiento, “sin sitio a donde huir, sin sitio a donde ir”. Bendita sea esta tierra, bendito regalo haber nacido en America.
–
Clandestino
Manu Chao
“Corres es mi destino, para burlar la ley”. En un disco dedicado a la causa social, Clandestino, Manu critica sin miramientos las políticas de cientos de países europeos alrededor de los migrantes: mano negra, peruanos, africanos. Hombres que dejaron la vida “entre Ceuta y Gibraltar”, y que abandonaron todo recuerdo de casa en búsqueda de una oportunidad. El disco es de 1998, pero la relevancia del tema sigue viente aún 17 años después, con una fuerte crisis de migrantes en Europa, sobretodo cuando “mi vida va prohibida, dice la autoridad”. ¿Uno pierde su humanidad al cruce de las fronteras?
–
Killing in the name
Rage against the machine
La canción que encumbró a RATM es una fuerte crítica contra el racismo institucionalizado en Estados Unidos, y su consiguiente brutalidad policial. Aunque el sencillo data de 1992, el tema aún tiene importancia en la agenda pública de Estados Unidos, con casos de brutalidad policial que han terminado en la muerte de afroamericanos inocentes y sus posteriores manifestaciones masivas como Ferguson. “Aquellos a quien el trabajo forza, son los mismos que queman cruces”, con una clara alusión a los actos raciales del Ku Klux Klan de quemar afroamericanos en cruces o la quema de cruces frente a propiedades negras. ¿Qué sucede cuando las fuerzas del orden son simpatizantes de ideologías discriminatorias? Abuso de autoridad.
–
Gimme the power
Molotov
No, la verdad es que el sistema ni siquiera se preocupó por la canción, pero nos dio la ilusión como mexicanos de que nos abríamos paso en un camino de rebeldía e irreverencia. El gobierno de Zedillo y el que sería el último ininterrumpido del PRI antes del 2000, aunque con miramientos, promovió este tipo de aperturas. La canción nunca se tocó en la radio, pero el sencillo habló de la realidad de un país harto de años de corrupción, pobreza, marginación y años de ser “un pendejo”. Y aunque Molotov nos advirtió “si le das más poder al poder, más duro te van a venir a coger”, parece que nunca entendimos que la canción hablaba de nuestra realidad, y no sólo era una canción que podíamos cantar para sentirnos bien chingones.
–
The times they are a-changing
Bob Dylan
Evolucionar o morir. Los cambios son el motor de la humanidad, pero representan el mayor de los miedos para aquellas generaciones que definieron el mundo, y ven a una nueva generación mover las aguas que tanto tardaron en calmar. Criticada por ser una “canción de protesta con arquetipos”, Dylan se inspiró en las baladas escocesas e irlandesas para crear un himno dedicado al cambio; uno que se antojaba cercano en la década de los 60 pero que parece fue exitosamente frustrado. Dylan incluso comentó que la canción “no es una declaración… es un sentimiento”. Con un llamado a los escritores, críticos, senadores, diputados, madres y padres, Dylan los invita a ser parte de un movimiento “que no deben criticar pues no pueden entender” y les hace hincapié en que “sus hijos están más allá de su control” y que “si no pueden ayudar a construir el nuevo camino, sírvanse no estorbar”.
–
Fortunate son
Credence Clearwater Revival
La Guerra de Vietnam, en conjunto con las manifestaciones por los derechos civiles, marcaron el futuro de la sociedad estadounidense como pocos eventos lo han hecho. Con la marcada tendencia bélica del gobierno de Washington, la sociedad se colmó de muestras pacifistas y de oposición a un conflicto que poco tenía que ver con la defensa de los valores estadounidenses. En este caso, CCR critica la relación de la hija de Nixon con el hijo del ex presidente Eisenhower, lo que parecía una situación “poco comprometida con la guerra” por parte de David Eisenhower. La vida era sencilla, la guerra podía evitarse si uno era un hijo afortunado; de un millonario o un senador. ¿Pero qué hay de aquel que no tiene nada, y cuyas manos reciben un fusil? “Algunos han nacido para ondear las banderas, oh ellas son rojas, blancas y azules. Y cuando la banda toca “saludo al jefe”, oh, ellos apuntan el cañón hacia ti, Dios. Yo no soy el hijo de ningún senador, hijo. No soy ningún afortunado”.
–
Los dinosaurios
Charly García
En una dictadura en que todos pueden desaparecer, algo es seguro: los dinosaurios van a desaparecer. Enfrentado a la realidad de la última dictadura argentina de 1976 a 1983, Charly García lanzó una denuncia a través de los acordes. Considerada una de las mejores canciones del país de la
Patagonia, y con una sentencia que parece auguró el fin de la dictadura, García ya puede estar tranquilo, la dictadura terminó. Tras la Guerra de las Malvinas, un conflicto que intentó resurgir la causa nacionalista en Argentina y mantener a flote al gobierno autoritario, éste terminó por sentenciarse a sí mismo con la aplastante derrota ante Reino Unido, y con ello, ardió ante el clamor popular.
–
Get up, stand up
Bob Marley
El cielo está en la tierra, y la promesa de una mejor vida debe perseguirse en el mundo terrenal. Con una fuerte premisa “puedes engañar en algunas ocasiones a la gente, pero no puedes engañar a toda la gente, todo el tiempo”. Bob Marley escribió esta icónica canción tras su tour en Haití. Conmovido por las precarias condiciones de vida de los haitianos, Marley escribió un himno para todos aquellos que viven engañados por una religión que les promete el paraíso en la otra vida pero les condena a la miseria en la tierra. Esta fue la última canción de Marley que tocó en vivo, en Pittsburgh en 1980.
–
I fought the law
The Clash
La canción original pertenece a Sonny Curtis con The Crickets, pero fue retomada por The Clash en 1979. A partir de entonces, el sencillo se convirtió en un himno del punk, que le habló a una generación ansiosa por transformar la realidad de los adultos, y también al joven interno de cada uno de nosotros que alguna vez fue joven y quiso cambiar al mundo.
–
No hay comentarios.:
Publicar un comentario