viernes, 13 de febrero de 2015

En el camino de las letras

Con el objetivo de no posponer ninguna presentación de libros durante la Feria del Libro, los trabajadores de la poligrafía hacen día a día un gran esfuerzo


El proceso de encuadernación en la imprenta Federico Engels no muestra contratiempos. Foto: Ismael Batista
La Feria Internacional del Libro de La Habana 2015 pone a disposición de los lectores 2 000 títulos que reúnen un total aproximado de cinco millones de ejemplares. Asi­mis­mo, con respecto a la edición anterior, se produjo un incremento de 57 títulos, lo cual provocó un aumento de las tiradas en 17 % en relación con el año precedente. Datos que, a simple vista, resultan alentadores para los amantes del libro y la literatura.
Estos resultados, sin embargo —de acuerdo con las palabras de Juan Rodríguez, vicepresidente editorial del Instituto Cubano del Libro (ICL) en conferencia de prensa—, son gracias al esfuerzo que realizó la poligrafía y sus trabajadores para contribuir con la impresión de los volúmenes.
Teniendo en cuenta que en el proceso de realización de un libro intervienen, como se conoce, múltiples actores y que en esta cadena —creación literaria, edición, impresión, distribución, comercialización y consumo—, cada uno de ellos desempeña un rol esencial; Granma fue tras los detalles del proceso de impresión y cuáles han sido las medidas tomadas para garantizar, una vez iniciado el mayor evento editorial del país, la presencia de estos títulos en cada una de las sedes.
LA “RARA AVIS” DE LAS PRODUCCIONES A MEDIAS
Desde el 1ro. de octubre del 2014, el sistema poligráfico del país implementa un nuevo formato, pues se extinguió la Unión Poligráfica, la cual aunaba a varias im­prentas.
Esta Unión, junto a la Empresa de Artes Gráficas Federico Engels, controlaba el mayor por ciento de todo cuanto se producía para la Feria del Libro. No obstante, a raíz de estos cambios surgieron tres nuevas empresas: la Empresa de Periódicos (cuyo deber-ser son los periódicos nacionales y provinciales), la Em­presa Ediciones Caribe (considerada la im­prenta del libro, pues el 60 % de sus producciones están destinadas a ello) y la Empresa Al­fredo López (dedicada, mayormente, a la elaboración de envases y embalajes), tres empresas que se subordinan directamente al Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gem­­pil), perteneciente al Ministerio de In­dustrias.
De esta manera, para la actual vigesimocuarta edición de la Feria, a las empresas creadas con la desintegración de la Unión Poligráfica se le contrataron 240 títulos; mientras que la Empresa Federico Engels asumió 231 títulos en su plan de producción, con un millón 421 500 ejemplares. De manera tal que, entre ambos conglomerados, se produce alrededor del 95 % de la Feria, excluyendo las pequeñas producciones de las editoriales territoriales, que lo hacen a través del sistema Risograph.
De acuerdo con Mercedes Batista, directora de producciones de la empresa Federico Engels, para el 10 de febrero del año en curso —a solo dos días de iniciarse el evento— del plan asignado a la empresa todavía les restaban por terminar 34 títulos, aunque solo 18 de ellos no estaban impresos. El resto estaban en algún proceso de corte o encuadernación.
“Nosotros estamos haciendo todo el esfuerzo para que la Feria no se vea afectada y todos los libros se terminarán, independientemente de que hayan entrado un poco tarde”, co­menta Batista.
Dicha situación, aunque en menor medida, resulta similar para la Empresa Ediciones Caribe. Según explica Hartwig Avendaño, su director general, la entidad que representa tiene bajo su cargo 134 títulos del Plan Especial (aquellos cuyas tiradas están por encima de los 3 000 ejemplares) y 67 del Fondo de Población (tiradas de 1 000 o 2 000 ejemplares).
Pero de este balance general, a la fecha del 11 de febrero, le faltaban 11 títulos por imprimir; aunque el directivo asegura que ya todos entraron al proceso productivo. Avendaño afirma, además, que estos títulos en ningún momento comprometerán la calidad del evento.
MATERIAS PRIMAS, RETRASO EDITORIAL Y TECNOLOGÍAS INDUSTRIALES
En la Federico se han organizado los turnos de trabajo para cumplir con los compromisos. Foto: Ismael Batista
Cuando se entra al área de imprenta y encuadernación de la Empresa de Artes Grá­ficas Federico Engels lo primero que salta a la vista es una enorme rotativa ManRoland —de la serie UNISET 70—, una máquina del año 2004, que trabaja a una velocidad extrema e imprime a cuatro colores.
Pero una vez que se avanza por aquel local, con el olor a papel por doquier, es fácil percatarse de las dos máquinas ULTRASET 72 —una de ellas descontinuada— que están allí desde el año 72 cuando se inauguró la imprenta.
Más adelante se encuentra la ULTRASET 62 y las denominadas máquinas planas, encargadas de hacer las cubiertas. Pero que este año —por tratarse de una Feria “atípica”, según asegura Mercedes Batista, donde las tiradas de mu­chos de los títulos oscila entre los 1 000 o 3 000 ejemplares, las cuales no se pueden hacer en rotativas debido a que están destinadas a las grandes tiradas— tuvieron que asumir gran parte de la producción.
Marvin Santana Santana, jefe de brigada de impresión en máquinas planas, indica que mientras a la rotativa UNISET 70 le quedan ape­nas cuatro títulos para concluir, a ellos les restan 14, debido al alto volumen de trabajo. Mientras la rotativa imprime tiro y retiro, dobla y pica el pliego; las máquinas planas solo ha­cen tiro a cuatro colores, convirtiendo el proceso más lento desde el punto de vista operativo.
La explicación al por qué este año las tiradas no son tan grandes y el número de títulos es mayor, tiene su raíz en el imperativo del país para lograr más representación de los autores en la Feria, dice Hartwig Avendaño; quien añade: “Nuestra tecnología de impresión in­dustrial está concebida para tiradas de un alto número de ejemplares, las tiradas menores las hacemos porque entendemos que cinco libros con más de 1 000 ejemplares, son cinco autores más representados”.
Asimismo, Avendaño sostiene que el fenómeno de la Feria y de todo cuanto sucede hoy con la impresión tiene dos aristas.
“Una es la demora en la terminación del trabajo editorial y en la entrada de los originales al proceso productivo, cuestión que espero cambie en las próximas ediciones debido al reordenamiento al que están sometidas las casas editoras que, al convertirse en empresas y dejar de ser presupuestadas, deben cambiar un poco su mentalidad.
“Por otro lado, históricamente hemos trabajado las producciones en campaña. En el caso de Ediciones Caribe, tenemos un primer mo­mento clásico en el año —los primeros seis meses— donde estamos enfrascados en la im­presión de los cuadernos y libros escolares. Son compromisos con Educación y Ciencias Mé­dicas que, de cierta manera, ponen a tope nues­tra capacidad productiva.
“Ciertamente si entraran los originales de la Feria desde el mes de marzo y abril pudiéramos intercalar un número de títulos, y cuando lleguen los últimos tres meses del año enfrentar la Feria en mejores condiciones”.
Pero el directivo señala que si bien la Feria inicia en febrero y se extiende a las provincias, des­de el mes de noviembre se comienzan a dar un grupo de acontecimientos culturales a los cuales responden. “Por ejemplo, cuando el Fes­tival de Cine hicimos varios libros para Edi­ciones Icaic; recientemente para el Premio Li­te­rario Casa de las Américas también imprimimos algunos títulos; para la Feria en Haití, donde Cuba fue el país invitado de honor, produjimos una serie de volúmenes, cuyas presentaciones no podían hacerse esperar”.
Por otra parte, el atraso con la producción está relacionado con la entrada de materia pri­ma a las imprentas. Si bien la Empresa Edi­cio­nes Caribe no tuvo problemas en este sentido, la Federico Engels tuvo que buscar alternativas.
ESTRATEGIAS PARA GARANTIZAR EL MAYOR EVENTO EDITORIAL
Con el objetivo de no posponer ninguna presentación de libros durante la 24 Feria Inter­nacional del Libro de La Habana y de mantener la calidad del evento, los trabajadores de la poligrafía hacen día a día un gran esfuerzo.
Edel Gálvez, operario principal de la rotativa ManRoland (UNISET 70) en la Empresa Fe­derico Engels, cuenta que desde finales de noviembre tienen turnos de 12 horas, se trabaja de lunes a lunes y para agilizar el proceso han organizado los títulos por formatos para no hacerle muchos cambios a la máquina.
Mientras que, Mercedes Batista, explica que en la Empresa Federico Engels hicieron en primer lugar todos los libros de papel gaceta, los cuales salieron sin mucha presión. “Cuando se nos acabó el gaceta, hicimos gestiones con otras poligráficas. Por ejemplo, Villa Clara nos prestó 60 toneladas de papel; el poligráfico Haydée Santamaría en Palma Soriano —perteneciente a Ediciones Caribe— nos facilitó pa­pel y cartulina. Gracias a ello pudimos sacar la mayor cantidad de títulos”.
Otra de las alternativas, según Marvin San­tana Santana, jefe de brigada de impresión en máquinas planas de esta entidad, fue hacer cortes en las tiradas, para garantizar las presentaciones de cada título. “Esta estrategia la estamos tomando, sobre todo, en los libros que tienen más de cinco millares en ejemplares, de los cuales imprimimos primero una mitad”. Sobre ello, Juan José Valdés Pérez, director de la  Federico Engels, aseguró que este método de trabajo no ha sido la regularidad con los títulos de la Feria.
En el caso de Ediciones Caribe, en cada uno de sus poligráficos (la empresa Haydée San­tamaría, en Palma Soriano; Juan Marinello, en Guantánamo; Osvaldo Sánchez, en el Cerro y Gráficas Caribe, en Guanabacoa) a pesar de tener turnos de ocho horas diarias, las jornadas de trabajo se han extendido más allá del régimen habitual de labor de los trabajadores.
“Estos hombres tienen un grado de conciencia muy alto —interviene Hartwig Aven­da­ño—, y se ven identificados cada vez que sale un título por la televisión. Muchas veces la rotura de alguna máquina no se resuelve solo trayendo la pieza del extranjero, sino también mediante la inventiva de algún operario.
“Además, existe una coordinación entre nuestras dos fábricas más cercanas —una en Palma Soriano y otra en Guantánamo, a casi 130 kilómetros de distancia—, donde si debemos mover una cubierta, porque alguna má­quina sufrió una avería, se hace con rapidez.
“Lo más importante de todo nuestro trabajo, a pesar de los problemas que podamos presentar, es no caer en la derrota de decirle a ningún autor que el lanzamiento de su libro se va a posponer. Para garantizar esto, estamos trabajando”, concluyó Avendaño.

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