sábado, 7 de febrero de 2015

Visiones sobre el caso que conmueve al país


Una amplia consulta realizada esta semana entre autores e intelectuales revela opiniones que van desde la indignación al desconcierto a propósito de las denuncias y la muerte del fiscal Nisman.



Lunes 19/1. De madrugada, el secretario de seguridad Sergio Berni en el edificio de Puerto Madero.


Tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, en el vértigo de esta segunda semana de crisis, en el que la información, en su goteo y ciclos habituales, fue reemplazada por versiones efímeras, contradicciones, noticias de validez tan provisoria que apenas dieron tiempo a recapitular, sobre el batifondo agregado de las redes sociales, quisimos registrar las posiciones y el ánimo personal de quienes hacen de la palabra su pasión cotidiana: ensayistas, narradores y dramaturgos. El lunes comenzamos una consulta a más de 35 autores, en un arco amplio de convicciones públicas y privadas, entre quienes no se habían pronunciado y unos pocos que ya habían escrito en otros medios. Supimos que el grupo Carta Abierta no aportaría un nuevo mensaje por disensos internos, mientras que Santiago Kovadloff y Beatriz Sarlo concentraron sus críticas en las primeras reacciones del Ejecutivo, y  Mempo Giardinelli denunciaba “otro intento golpista, mezcla de judicial y espionaje”. Entre los contactados por mail, solo tres se excusaron de responder por motivos familiares o por encontrarse lejos (Sylvia Iparraguirre, María Pía López López y Oliverio Coelho); otro grupo no respondió. Las primeras respuestas, entre ellas la del director de la Biblioteca Nacional, el ensayista Horacio González, fueron publicadas el martes en Clarín.
Las mismas preguntas fueron enviadas a otros el martes y el miércoles, desafiando una realidad que ya nos empujaba a otras tesituras e interpretaciones, un riesgo que aceptamos correr. El primer sondeo se encuentra en revistaenie.clarin.com, junto a las repuestas completas de estos autores.
» ¿Cómo describiría la delicadísima situación política motivada por la coincidencia de la denuncia del fiscal Alberto Nisman y su muerte aún irresuelta?
» ¿Por qué el mundo de la cultura elige una vez más la discreción, salvo unas pocas voces?
» ¿Qué incidencia tendrá esto en nuestra cultura republicana, con treinta y un años de continuidad?

Fernanda García Lao, novelista 
Desconcierto. La información se contradice, no es clara ni objetiva. Como escritora puedo decir que estamos ante una obra shakespeareana. Intrigas, intereses altos y bajos. Sangre. Un elenco interminable.
Diría que discreción no es sinónimo de cobardía. Personalmente, no puedo manifestarme sobre hechos que no son claros ni para la justicia, ni siquiera para sus familiares. Desde la muerte de Nisman asistimos a diferentes teorías que se anulan unas a otras. El mal es móvil, se esquiva y se esconde. No opinar significa respetar la distancia que nos impone el caso. La duda es el actor principal en este asunto.

Jorge Consiglio, escritor 
La situación es gravísima pero creo que se están tomando las medidas para que se aclare. Es de muy mala leche adjudicarle el muerto al gobierno: es hablar sin fundamento. Por las informaciones más recientes, la muerte del fiscal guarda relación con los “servicios de inteligencia”. Veremos cómo sigue la investigación. El tema clave es la celeridad –y la transparencia– con que se maneje la justicia. No creo que el mundo de la cultura haya elegido la discreción; he leído muchos artículos sobre Nisman; sólo por citar uno de claridad conceptual, “Sobre las autorías”, de Horacio González, publicado en Página/12 del 23 de enero. Este hecho golpea a todas las instituciones, por eso es indispensable mantener una dinámica dialógica e ir a fondo en la investigación de esta muerte.
Mario Golobof, escritor y docente 
Así, como ustedes la califican con ese preciso adjetivo, delicadísima, por lo que cabe ante todo la prudencia, el cuidado de las expresiones, la mesura. Me parece muy bien que la gente del arte y de la cultura sea por lo general discreta ante una situación cuyas aristas y pliegues desconoce. Hay aquí materias de derecho penal y hasta de criminología, de derecho internacional, de espionaje, de alta y de baja política, que son para especialistas, y no ayudaría a nuestra sociedad (tampoco al arte y la cultura) que sus artistas, como tanta otra gente que opina lo que se le ocurre, toquen en esta cuestión de oído. La marca de este hecho será grande, dolorosa, pero no definitiva. Otras democracias de más larga data (la francesa y la estadounidense, por ejemplo) han sufrido acontecimientos semejantes o mayores, y han sobrevivido.
Elsa Osorio, novelista
La situación es lamentable, en primer lugar, por el acrecentamiento de la confusión y del odio en nuestra sociedad. Sin embargo algo nos une: el temor de que esta dudosa muerte afecte las instituciones democráticas. Y no es poco. Aunque se vea desde ángulos opuestos.
Estoy persuadida de que hay que ser muy prudente con la palabra. Mis primeras lecturas fueron novelas policiales del Séptimo Círculo. Tratar de adivinar el asesino antes de llegar al final siempre fue un desafío a mi inteligencia, pero no lo hago con la realidad, con el agravante de que, en este caso y por el lugar que la víctima y los “sospechados” tienen en la sociedad, afecta a las instituciones democráticas. Lo que leo me produce un gran desaliento. Parece, justamente, una parodia de una novela policial escrita por varios narradores que se contradicen entre sí. Algunos de ellos, incluso, realmente malos por lo inverosímil, como el periodista perseguido –¿por quién? y sobre todo ¿por qué?; ¿por dar una primicia de una noticia que se difundiría de inmediato?– al que le parece peligrosa la Argentina y se asila en un país que está permanentemente en guerra.
Espero que los cambios que se producirán a raíz de esta conmoción que sufre nuestra sociedad profundicen un camino de verdad y justicia. Y de responsabilidad civil. Y de rigor ético con la palabra.
Rafael Spregelburddramaturgo y director teatral
Las noticias me llegaron cuando estaba trabajando en Chile. Tuve un sensación extraña, la misma que describe Chejov para hablar del misterio emocional e intelectual de toda puesta en escena: “No hay nada más risible al hombre que la tragedia ajena”. Los noticieros chilenos desviaban la mirada al país vecino. Yo miraba estas coberturas filtradas por el goce de que esto les estaba pasando a “otros” y me sentía también un otro más. Al llegar a casa una semana después ya no pude evitar oler algo de burla en tantas opiniones expertas (todo el mundo sabe desde su Facebook cómo resolver el caso). El escenario de estos crímenes políticos no es nuevo en la Argentina y la horrible sensación es que cuando involucran a los servicios de inteligencia toda legibilidad queda embarrada. El clima de euforia, de indignación, de desconcierto y de temor no deja de tener algo de ajeno: no ha caído el Banco Central, ni se recluta a los hijos a una guerra, ni se impone un corralito que acabe con el ahorro, así que la opinión pública parece divertirse íntimamente algo más de lo que está dispuesta a confesar ante este caso que no trae consecuencias relevantes en su vida cotidiana.
No sé por qué los artístas no intervinieron. Estarán de vacaciones, es enero. Además, ¿qué actitud deberían haber asumido? Como se trata de una guerra entre servicios de inteligencia, es probable que sigamos sin saber nunca nada. Los artistas no son comentadores más sofisticados de las noticias candentes de los diarios; en todo caso, a veces, suelen trabajar con los depósitos de capas de sentido invisibles que una sociedad lleva a sus espaldas. Cualquier hipótesis no deja de ser un crucigrama de verano.
Yo creo que la cultura republicana tiene muchos más que 31 años de existencia, sin que ello haya significado gran cosa. Cualquier lectura de Noam Chomsky revela de qué manera los planes para la vida republicana tienen letra chiquísima en el contrato. Y este acontecimiento no es más que la aparición súbita de esos párrafos oscuros que son los que permiten que el diseño imperialista del mundo se proteja a sí mismo.

Luisa Valenzuela, 
narradora
Delicadísima es una buena palabra para describir la situación, y también complejísima y sorprendente. Sólo hay preguntas, por ahora, del tipo: ¿cuáles son los hilos que se movieron para que ambos hechos se sucedieran sin solución de continuidad? Y ¿quién movió esos hilos?, ¿acaso el propio fiscal en una jugada del tipo “tiro la piedra y escondo la mano”, el cuerpo entero en este triste caso? Es éste un episodio luctuoso más que debe ser resuelto. Los autores no somos opinólogos; nos hemos vuelto prudentes, sabios, diría yo. Ya no se trata del cristal con que se mire, hoy es cuestión del medio que se mira o se lee, y las perspectivas se tornan muy distintas. La cultura republicana, con todas sus interrupciones y altibajos, viene de bastante más lejos y ha aprendido a cuerpear todo tipo de embates. Esperemos que siga así, que sobreviva a este duro y desconcertante golpe, que podamos seguir avanzando sin desmoralizarnos y sin ensuciar el nombre de nadie antes de tener pruebas concretas.
Plataforma 2012
Expresamos preocupación y alarma frente a las confusas circunstancias de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Este doloroso hecho confirma el profundo deterioro institucional de la Argentina, en la ausencia de un Poder Judicial autónomo del Ejecutivo, en la manipulación de los servicios de inteligencia para fines políticos, en el aval por parte del Poder Legislativo de pactos que en muchos casos comprometen la soberanía del país; en una Presidenta que en pos de sus objetivos de control absoluto designa como Jefe del Ejército al General Milani, acusado por violación a los derechos humanos durante la última dictadura militar.

Salvo muy contadas excepciones, el gobierno y una gran parte de la oposición se comportan como comentaristas de la realidad, desde afuera, sin asumir las responsabilidades que les caben.

La muerte del fiscal Nisman es un retroceso más en la búsqueda de verdad y justicia en uno de los más trágicos atentados perpetrados en el país, que continúa impune.

Es por ello que nos sumamos a aquellas iniciativas que están exigiendo justicia y transparencia a los poderes del Estado; promovemos que se aparte de sus cargos públicos a los responsables de la manipulación de los hechos y del escenario del crimen; asimismo, que se avance en el esclarecimiento del atentado a la AMIA y la Embajada de Israel

Por último, exigimos el desmantelamiento inmediato de la Secretaría de Inteligencia y exhortamos a que se convoque a un debate público, participativo y abierto a la ciudadanía respecto de cuáles deberían ser los objetivos, el funcionamiento y controles de los organismos de inteligencia.

Grupo integrado por José Emilio Burucúa, Diana Dowek, Mónica Galán, Roberto Gargarella,Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, Maristella Svampa, Osvaldo Tcherkaski y Patricia Zangaro.

Edición: Matilde Sánchez. Producción: Patricia Kolesnicov, Susana Reinoso y Marcela Mazzei.
http://www.revistaenie.clarin.com/

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