Son el 7% de la población, pero no cuentan para los partidos
Una llamada telefónica publicada en el portal Youtube hace dos semanas hundió en cuestión de minutos la imagen del presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) en México. En el audio, Lorenzo Córdova se burlaba tras una reunión con líderes indígenas. “No mames, no te voy a mentir, te lo voy a decir como hablaba ese cabrón: yo jefe gran nación Chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir a ti o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones”, remedaba el consejero.
Aunque el presidente pidió disculpas inmediatamente y denunció haber sido víctima de espionaje telefónico, el incidente provocó un halo de críticas y despertó un viejo fantasma en un país con un 7% de población indígena, el racismo.
En Santa María Quiegolani, un municipio de 1.800 vecinos en el sureño Estado de Oaxaca, las elecciones del domingo son para todos. Las mujeres también votan, un derecho que en más de 100 pueblos de la región todavía no se les reconoce cuando se trata de elegir a las autoridades locales. Pero aquí, a diferencia de lo que sucede en otros 871 ayuntamientos del país, los comicios municipales aún no tocan y sólo se deciden los diputados federales. Los pueblos indígenas, definidos como aquellos donde al menos el 40% de la población habla alguna lengua originaria, se rigen por un sistema de usos y costumbres particular, un conjunto de leyes ancestrales que, en algunos casos, además de señalar su propio calendario electoral, impide la participación de las mujeres en la vida política de la comunidad.
“Para lo más importante, el desarrollo de nuestro entorno, las mujeres quedamos excluidas”, señala Eufrosina Cruz, una vecina de Santa María Quiegolani que en 2008 luchó por su derecho a votar y ser votada. Ambos le fueron negados, pero entonces emprendió una batalla política que la llevó a la Presidencia del Parlamento de Oaxaca en 2010 y a convertirse en diputada federal en 2012 por el PAN, la derecha en México. De su paso por la Cámara de Diputados, destaca el haber conseguido reformar el Artículo 2 de la Constitución, en el que se reconoce el derecho de las mujeres a participar en la vida política de todos los pueblos del país. Un logro importante, pero por ahora, todavía en el papel.
Las mujeres indígenas el domingo también votan, un derecho que en más de 100 pueblos de la región todavía no se les reconoce cuando se trata de elegir a las autoridades locales
“En la mayoría de los casos, los candidatos no tienen plataformas para apoyar a aspirantes indígenas y los partidos deberían abrir espacios, porque no tenemos una cuota para nuestras comunidades”, critica Cruz. El censo de población y vivienda del año 2010 registró más de 6’6 millones de personas mayores de 5 años hablantes de alguna lengua indígena. Su representación en la política, sin embargo, es menor. En la pasada legislatura, tan solo cinco diputados, de un total de 500, eran indígenas.
“Los problemas de representatividad no están resueltos”, reconoce el consejero del INE Arturo Sánchez. En su labor por normalizar los procesos electorales, el instituto traslada una oficina a cada uno de los 300 distritos que existen en el país. A través de estas informa a la población y capacita a los funcionarios de casilla. En las comunidades indígenas, también otorga apoyo con traductores específicos y la publicidad electoral, que se difunde en radio y televisión, se emite en varias lenguas. Los datos oficiales señalan que el 33,7% de las mujeres y el 19,1% de los hombres indígenas mayores de 15 años son analfabetos, por lo que la información por estos canales se vuelve fundamental.
Una semana después de la filtración del audio, la premio nobel de la Paz Rigoberta Menchú participó en un acto público con el presidente del INE para promover el voto y la democracia.“Perdonaría a quienes torturaron y asesinaron a mi madre, siempre y cuando me pidieran perdón”, afirmó la líder indígena guatemalteca intentando zanjar la crisis.
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