En una sentencia histórica, los jueces dan al matrimonio homosexual su mayor victoria en décadas
La causa del matrimonio homosexual logró este jueves su mayor victoria. El Tribunal Supremo declaró inconstitucionales las leyes que lo prohíben en varios estados de Estados Unidos. La sentencia, comparada por su alcance con la que en 1954 ilegalizó la segregación racial en las escuelas o la que consagró el derecho al aborto, despeja la vía para que las personas del mismo sexo puedan casarse en todo el país.
"Este país fue creado sobre un fundamento: que todos los ciudadanos son iguales ante la ley", declaró el presidente Obama poco después de conocer la sentencia. "Esta es una victoria para América". El mandatario, en unas declaraciones desde la Casa Blanca, repasó las medidas de su Administración en favor de la igualdad de los homosexuales y agradeció la labor de miles de "héroes anónimos" que han impulsado este cambio al reivindicar sus derechos. "Deben estar orgullosos. América debe estar orgullosa".
La sentencia establece que los estados están obligados a conceder licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo bajo la 14 Enmienda de la Constitución, que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. El argumento de los demandantes, asegura el juez Anthony Kennedy en la sentencia, es que exigen el pleno derecho al matrimonio por su profundo respeto hacia él. "Su deseo no es que les condenen a vivir excluidos de una de las instituciones más antiguas de la civilización. Exigen la igualdad de derechos ante la ley. Y la Constitución les concede ese derecho".
"Supongo que ahora estamos legalmente casadas" aseguraba una mujer junto a su esposa delante del Supremo este viernes, donde se viven escenas de celebración. Ambas tienen un bebé de ocho meses al que un médico se negó a tratar porque tenía dos madres. Como parte de la sentencia del alto tribunal, los estados deberán casar y reconocer a aquellas parejas casadas que hayan contraído matrimonio fuera de sus fronteras.
Se trata de la culminación de décadas de lucha y de un sprint final en el que, en poco tiempo, la opinión pública y los políticos y jueces han dado un vuelco radical. Hace diez años, el matrimonio homosexual era legal en un solo estado, los principales líderes demócratas y republicanos estaban en contra y, para los candidatos, oponerse a las bodas gais daba réditos electorales. Ahora es legal en 36 estados, la Administración federal reconoce a los matrimonios de un mismo sexo a efectos administrativos como el pago de impuestos y las fuerzas armadas aceptan a gais y lesbianas.
La decisión de la Corte ha contado con el voto decisivo del juez Kennedy, clave también la sentencia que hace exactamente dos años declaró inconstitucional la ley que desde 1996 definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, conocida como DOMA. "No hay ninguna unión más profunda que el matrimonio, que representa los más altos ideales de amor, fidelidad, devoción, sacrificio y familia", escribió el juez en la sentencia. "Como demuestran los demandantes de estos casos, el matrimonio representa un amor que puede sobrevivir a la muerte. No habríamos entendido a estas parejas si decimos que faltan el respeto a la idea de matrimonio".
El juez conservador Antonin Scalia, que redactó uno de los votos particulares, describió la decisión como un "golpe de estado judicial" y dijo que el Tribunal Supremo es una amenaza a la democracia estadounidense. El argumento de la minoría conservadora es que los jueces se han excedido en sus poderes al intervenir en un asunto que debería ser decidido por los estados, el poder legislativo o el voto popular.
Los jueces se pronunciaron este viernes acerca de cuatro casos planteados por 12 parejas que acabaron confluyendo ante la Corte. Todos ellos obligaban a responder dos cuestiones: si los estados pueden prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo y si están obligados a admitir las uniones de aquellas parejas que ya hayan contraído matrimonio fuera de sus fronteras. En el caso de una pareja, su estado de residencia no le reconoce como viudo porque nunca aceptó que estuviera casado por haberlo hecho en otro estado. "Hoy la ley ya no puede decir que yo no existo", declaró James Obergefell, el demandante que ha dado nombre a este caso histórico, tras conocer la decisión en Washington.
La sentencia, respaldada por una mayoría de cinco jueces a cuatro, llega en la cresta de una ola de cambio que han abrazado desde los ciudadanos hasta los principales líderes políticos y empresariales del país. Y coincide con la postura de la mayoría de la población estadounidense en respaldo de la plena igualdad de derechos de los homosexuales.
"Hoy hemos dado un gran paso en el camino hacia la igualdad",escribió el presidente Obama en un mensaje en Twitter. "Las parejas de gais y lesbianas ahora tienen derecho a casarse, como cualquier otro ciudadano". La candidata demócrata Hillary Clinton también expresó en la red social su "orgullo" por el cambio que ha atravesado el país hasta la sentencia de este viernes.
Nadie dudaba que el movimiento era imparable, pero el Tribunal Supremo lo acelera. No es la primera vez que una decisión de los nueve magistrados transforma este país, desde el fin de la segregación racial a la legalización del aborto, pasando por la victoria de George W. Bush en las elecciones presidenciales de 2000. El Supremo, máxima instancia judicial, vela por el cumplimiento de la Constitución, pero en general ha estado en sintonía con la evolución de la sociedad.
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