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El proceso de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) parece montado en una montaña rusa.
Se pasó de cuatro años de difíciles negociaciones, a un triunfalista acto de firma en Cartagena, a un plebiscito que le dijo "No" al acuerdo y ahora al presidente Juan Manuel Santos siendo galardonado con el premio Nobel de la Paz.
"Recibo este reconocimiento con gran humildad y como un mandato para seguir trabajando sin descanso por la paz de los colombianos", dijo Santos tras el anuncio del premio. "A esta causa dedicaré todos mis esfuerzos por el resto de mis días".
Más allá del compromiso del presidente, ¿cuánto puede contribuir el premio Nobel a destrabar una situación de crisis en la que el gobierno está dialogando con el "No" para intentar encontrar un terreno común que le permita revisar los acuerdos con las FARC?
En general, el premio se ha recibido como un espaldarazo al proceso y como un mensaje a todas las partes, desde la comunidad internacional, de que no se puede dejar caer ahora.
Desde La Habana
"Es la voz de apoyo del mundo a nuestro país", dijo Humberto De la Calle, jefe del equipo negociador del gobierno en La Habana.
Crucialmente, agregó: "Es conveniente que sigamos escuchando en un proceso rápido y eficaz a los diferentes sectores de la sociedad para entender sus preocupaciones y definir prontamente una salida".
Destacó que muchas de las interpretaciones del "No" acerca de los acuerdos son erradas.
Pero dijo que habrá un diálogo entre el gobierno y las FARC para para poder hacer ajustes o precisiones al acuerdo final firmado el pasado 26 de agosto en Cartagena.
Y más crucial aún, eso fue secundado desde Cuba por Iván Márquez, jefe de negociadores de las FARC: "Miramos a ver cómo los anexamos (los nuevos elementos) a un acuerdo que hemos construido con mucho esfuerzo y abnegación durante más de cuatro años".
Pero agregó: "Ya hay algo que hemos firmado, las partes no vamos a destruir lo que hemos diseñado".
¿No modificar?
No obstante, como haciéndose eco de la posición de Márquez, Diana Gómez, representante de víctimas de crímenes de Estado, dijo en un acto con votantes del "Sí" en la casa de gobierno este viernes que no debe renegociarse lo pactado, que el acuerdo alcanzado debe respetarse.
Al final de ese evento, el presidente Santos dijo: "¡Sí a la paz, acuerdo ya!".
Es decir, hay a la vez una apertura al diálogo con el "No" y una presión para resolver lo más pronto posible, tocando lo menos posible, la implementación del acuerdo ya firmado.
Andrei Gómez Suárez, profesor de la Universidad de los Andes y miembro de la organización de la sociedad civil Rodeemos el Diálogo, también piensa que el Nobel le da un poder al presidente para perseverar en el acuerdo.
"Sin lugar a dudas, cambia la correlación de fuerzas para el presidente Santos, le da una legitimidad muy grande", le dijo a BBC Mundo.
A eso le suma las campañas en la calle, como la movilización del miércoles pasado, en el que decenas de miles de personas marcharon a la plaza Bolívar de Bogotá para respaldar el proceso de paz y miles marcharon en al menos otras 13 ciudades de Colombia.
Tanto Gómez Suárez, como Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), consideran que el premio apuntala al presidente frente al "No".
"Tendrá un efecto positivo en fortalecer su capacidad de gobierno, su posición ante las FARC y ante el uribismo", le dijo Restrepo a BBC Mundo.
¿Y el "No"?
El uribismo, agrupado en el Centro Democrático, partido liderado por el expresidente y actual senador Álvaro Uribe, es la principal fuerza de oposición al acuerdo de La Habana.
¿Están dispuestos a dejar los acuerdos como están? Ya están en un proceso de diálogo con el gobierno, que continuará la semana que viene con planteos puntales de modificaciones, algunas que será muy difícil -si no imposible- que acepten las FARC.
Al conocer la noticia, Álvaro Uribe tuiteó: "Felicito el Nobel para el Presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia".
Algo similar escribió en Twitter el otro gran opositor al acuerdo con las FARC, el expresidente Andrés Pastrana: "Felicito a @JuanManSantos por Nobel de Paz. Otra razón para avanzar en acuerdo de unidad nacional".
Ese acuerdo nacional del que habla sería el consenso alcanzado entre el gobierno y el "No" que luego se llevaría a La Habana.
La senadora del Centro Democrático Paloma Valencia, una de las más dedicadas voceras de la campaña por el "No", le dijo a BBC Mundo que celebra el premio a Santos y agregó: "Esperamos que ese honor le quite la presión que tenía de correr en estos acuerdos".
Una tensión entre el gobierno y el Centro Democrático está en los tiempos. Los primeros quieren acelerar la resolución, los segundos insisten en que no hay que apresurarse.
"Yo quisiera que el acuerdo fuera lo más rápido posible, pero si el gobierno Santos para un mal acuerdo se demoró seis años es evidente que esto no se va a hacer en cuestión de un mes, porque aquí hay diferencias muy de fondo", dijo Valencia.
"Pesan más los colombianos"
Sigue existiendo un sector en Colombia que no cree en Santos, quien tiene una muy baja popularidad.
Muchas de esas personas fueron las que alimentaron el "No" que ganó el domingo en las urnas y es a quienes les habla el Centro Democrático, son su base electoral.
Por otra parte, a lo largo de todo el proceso de paz con las FARC la comunidad internacional ha dado un fuerte apoyo a la mesa de La Habana. Entre ellos, el papa Francisco, el gobierno de Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas, los países de América Latina.
Y sin embargo, cuando llegó la hora del plebiscito, esa mirada benigna desde el exterior no influyó en la decisión de quienes nunca aceptaron el acuerdo de La Habana.
"Pesan más los colombianos", dijo a BBC Mundo Paloma Valencia, "la comunidad internacional no vive aquí ni ha tenido que sufrir lo que han sufrido los colombianos".
Aún con Nobel de Paz para Santos, el núcleo duro del "No" no cambiará de parecer.
Quedará en manos del Centro Democrático y el gobierno encontrar posiciones que puedan ser aceptables para las FARC y será la guerrilla la que tenga que acceder a incorporar esos cambios al documento firmado en Cartagena.
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