La bicicleta verde» aspira a convertirse en el mejor filme de habla no inglesa
La intención de Al Mansur fue hacer un filme del que los saudíes estuvieran orgullosos y con el que se identificaran, y no oculta su anhelo de que el cine llegue a formar parte de la cultura del reino.
En el lanzamiento de la candidatura saudí con La bicicleta verde, titulada Wajdja en su versión original, el presidente del comité de nominaciones de la Asamblea saudí de Cultura y Arte, Sultan Bazie, explicó la semana pasada que decidieron dar el paso de presentar esta película porque «muestra la realidad tal y como es».«Todas las condiciones que exigen los Oscar las reúne Wajda», afirmó Bazie sobre la cinta, que aspira a ser seleccionada para convertirse en la mejor película de habla no inglesa.
Pese al visto bueno de las autoridades, el filme no se ha estrenado en Arabia Saudí, donde se prohíbe la apertura de salas de cine y donde los realizadores locales afrontan grandes desafíos para poder rodar dentro de las ciudades.
Al Mansur consiguió apañárselas para vencer estos obstáculos y grabar algunas escenas en las calles de Riad y en escuelas de niñas, eso sí, siempre con permiso gubernamental. Aun así, no pudo trabajar directamente con su equipo porque tuvo que hacerlo desde el interior de un vehículo y dirigir a los cámaras por walkie-talkie.
De esta forma, Al Mansur consiguió realizar por entero una película dentro de Arabia Saudí y en las calles de la capital. «Riad tiene una magia especial que quise resaltar en la cinta para que la gente conozca la belleza de mi país», dice Al Mansur.
La bicicleta verde ha sido ya estrenada en salas de cine de distintos países del mundo y ha ganado varios premios, como el de Mejor Película y Mejor Actriz en el Festival de Cine Dubái y el del Público en el Festival de Friburgo (Suiza). Además, obtuvo el galardón de la C.I.C.A.E. (Confederación Internacional de Cines de Arte y Ensayo), que agrupa a más de 3.000 salas en 28 países europeos, en el Festival de Cine de Venecia de 2012.
Sin embargo, para Al Mansur, no es solo importante el reconocimiento internacional, sino también la acogida de sus compatriotas, que han podido ver su película en DVD, ante la inexistencia de salas de cine en territorio saudí.
Además de en Emiratos Árabes Unidos (EAU), la cinta ha sido estrenada en Baréin, donde, asegura, atrajo a un buen número de miembros de la comunidad saudí residente en el archipiélago.
Para la directora, el interés de los saudíes por Wadjda es prueba de los cambios positivos que se han vivido en el reino.«Quería dar una imagen humanitaria y bonita de Arabia Saudí, que surja del interior de la sociedad para que la conozca todo el mundo, lejos de lo que se publica en los diarios y revistas», apunta Al Mansour.
No obstante, en la película se hace una crítica aguda a esta sociedad, aunque de manera sutil para no chocar directamente con los más conservadores. El objetivo de Al Mansur es que la cinta haga mella en el reino para iniciar un cambio profundo, apartado de polémicas políticas.
«Yo respeto todas las ideologías, tanto la conservadora como la liberal -confiesa-. Quiero reflejar mi caso, pero sin caer en frivolidades». De hecho, la historia está inspirada en la vida de la realizadora, que se crió en una pequeña ciudad de Arabia Saudí, sometida a un sinfín de normas, en el seno de una familia tradicional, pero al mismo tiempo abierta, lo que le permitió llevar una existencia mucho más libre de lo habitual para una mujer.
Al Mansur estudió literatura en El Cairo y cine, en Sydney (Australia), y actualmente vive con su esposo estadounidense y sus dos hijos en Baréin, lo que no le ha impedido convertirse en la primera cineasta saudí ni le ha alejado de su meta principal: Hacer películas que reflejen la realidad de su país.
Ha sido pionera al ser la primera película rodada totalmente en Arabia Saudí y estar dirigida por una mujer, pero ahora La bicicleta verde ha vuelto a hacer historia al convertirse en el primer filme que este país presenta a los Oscar. «He intentado con mucho esfuerzo hacer una película sincera que represente mi cultura, además de reflejar la imagen de mi comunidad. Esta candidatura (a los Oscar) apoya todos estos esfuerzos», cuenta a Efe la directora Haifa al Mansur en una conversación telefónica.
La cinta narra las restricciones impuestas a la mujer saudí en un país conservador a través de la historia de una niña, que sueña con tener una bicicleta para jugar con el hijo de sus vecinos, Abdalá.
En el lanzamiento de la candidatura saudí con La bicicleta verde, titulada Wajdja en su versión original, el presidente del comité de nominaciones de la Asamblea saudí de Cultura y Arte, Sultan Bazie, explicó la semana pasada que decidieron dar el paso de presentar esta película porque «muestra la realidad tal y como es».«Todas las condiciones que exigen los Oscar las reúne Wajda», afirmó Bazie sobre la cinta, que aspira a ser seleccionada para convertirse en la mejor película de habla no inglesa.
Pese al visto bueno de las autoridades, el filme no se ha estrenado en Arabia Saudí, donde se prohíbe la apertura de salas de cine y donde los realizadores locales afrontan grandes desafíos para poder rodar dentro de las ciudades.
Al Mansur consiguió apañárselas para vencer estos obstáculos y grabar algunas escenas en las calles de Riad y en escuelas de niñas, eso sí, siempre con permiso gubernamental. Aun así, no pudo trabajar directamente con su equipo porque tuvo que hacerlo desde el interior de un vehículo y dirigir a los cámaras por walkie-talkie.
De esta forma, Al Mansur consiguió realizar por entero una película dentro de Arabia Saudí y en las calles de la capital. «Riad tiene una magia especial que quise resaltar en la cinta para que la gente conozca la belleza de mi país», dice Al Mansur.
La bicicleta verde ha sido ya estrenada en salas de cine de distintos países del mundo y ha ganado varios premios, como el de Mejor Película y Mejor Actriz en el Festival de Cine Dubái y el del Público en el Festival de Friburgo (Suiza). Además, obtuvo el galardón de la C.I.C.A.E. (Confederación Internacional de Cines de Arte y Ensayo), que agrupa a más de 3.000 salas en 28 países europeos, en el Festival de Cine de Venecia de 2012.
Sin embargo, para Al Mansur, no es solo importante el reconocimiento internacional, sino también la acogida de sus compatriotas, que han podido ver su película en DVD, ante la inexistencia de salas de cine en territorio saudí.
Además de en Emiratos Árabes Unidos (EAU), la cinta ha sido estrenada en Baréin, donde, asegura, atrajo a un buen número de miembros de la comunidad saudí residente en el archipiélago.
Para la directora, el interés de los saudíes por Wadjda es prueba de los cambios positivos que se han vivido en el reino.«Quería dar una imagen humanitaria y bonita de Arabia Saudí, que surja del interior de la sociedad para que la conozca todo el mundo, lejos de lo que se publica en los diarios y revistas», apunta Al Mansour.
No obstante, en la película se hace una crítica aguda a esta sociedad, aunque de manera sutil para no chocar directamente con los más conservadores. El objetivo de Al Mansur es que la cinta haga mella en el reino para iniciar un cambio profundo, apartado de polémicas políticas.
«Yo respeto todas las ideologías, tanto la conservadora como la liberal -confiesa-. Quiero reflejar mi caso, pero sin caer en frivolidades». De hecho, la historia está inspirada en la vida de la realizadora, que se crió en una pequeña ciudad de Arabia Saudí, sometida a un sinfín de normas, en el seno de una familia tradicional, pero al mismo tiempo abierta, lo que le permitió llevar una existencia mucho más libre de lo habitual para una mujer.
Al Mansur estudió literatura en El Cairo y cine, en Sydney (Australia), y actualmente vive con su esposo estadounidense y sus dos hijos en Baréin, lo que no le ha impedido convertirse en la primera cineasta saudí ni le ha alejado de su meta principal: Hacer películas que reflejen la realidad de su país.
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