jueves, 16 de enero de 2014

Bully, una película para abrirnos los ojos antes el acoso escolar

“Son cosas de niños”. Esa es la frase, la frase comodín que utilizan algunos maestros, padres y educadores para resumir y justificar cualquier situación de conflicto entre niños. Algunas veces la frase responde a una situación accidental, fortuita, a una anécdota de juego entre iguales; otras es una excusa que oculta el drama de aquellos chicos que están sometidos y humillados de forma permanente por sus compañeros de escuela.


(Alex, 12 años, uno de los chicos víctimas de acoso, protagonista de Bully. Foto: Weinstein Company)

El documental, que tiene unas críticas excelentes, viene acompañado de una intensa polémica sobre su calificación por edades. Inicialmente, la cinta recibió una “R”, que significa “Menores de 17 años requiere de acompañamiento de padres o tutor adulto” y la productora (Weinstein Company) empezó a luchar porque se cambiara a PG-13 (algunos materiales pueden ser inapropiados para niños menores de 13).
En esa cruzada encontraron una aliada, Katy Butler, una joven de Michigan que fue acosada cuando tenía 13 años y que decidió organizar una campaña en Change.org para reunir apoyos y presionar a la MPPA (Asociación que otorga las calificaciones por edades) para rebajar la calificación del documental. El asunto no es menor: recibir una “R” supone no poder mostrar el documental en los institutos y no permitir que lo vean chavales sino van acompañados de adultos.
Lo que inicialmente parecía una maniobra de marketing de Harvey Weinstein, dueño de la productora y uno de los más hábiles ejecutivos del cine de los últimos 20 años (tal como cuenta el libro Sexo, mentiras y Hollywood), se ha convertido en un movimiento que aglutina a miles de personas.
Katy ha logrado más de 500.000 firmas y la campaña de movilización global también ha contado con el apoyo de personalidades como Johny Deep o Meryl Streep. Aún así, la MPAA no ha cambiado la calificación, por lo que Harvey Weinstein ha optado por prescindir de calificación (su productora no está asociada a la MPAA y, por tanto, lo puede hacer), lo que deja en manos de los propietarios de los cines decidir si la proyectan o no y si permiten la entrada a menores sin acompañar.
Lo cierto es que todas las críticas que he leído, como esta de la revista Time, hablan de una obra imprescindible. El director, que también fue víctima de bullying, pasó un curso escolar completo siguiendo cinco historias, protagonizadas por tres chicos, Alex, Kelby y Jame’ya; y dos matrimonios, David y Tina y Kirk y Laura, que vieron cómo sus hijos se suicidaban al no poder aguantar más el abuso y la vejación.
Bully es otra llamada de atención para que permanezcamos alerta, para que no tengan que ocurrir casos como el de Jokin o el del colegio suizo para activar la vigilancia y la prevención ante el acoso y el abuso escolar.


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