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Es fuerte, venenoso y se oculta con pericia bajo las hojas muertas de los bosques húmedos de los Andes peruanos.
Es la Rhinella yunga, una nueva especie de sapo descubierta por un equipo internacional de investigadores en la selva central de Perú.
La piel de esta especie es de un color -y una textura- muy similar a la del follaje en descomposición, lo cual le permite mimetizarse con su entorno con una facilidad asombrosa.
Al igual que los otros sapos de su misma familia -la Bufonidae- esta nueva especie tiene unas glándulas tóxicas en la parte de anterior de su cabeza.
Estas glándulas le permiten al sapo excretar veneno cuando está estresado, como un mecanismo de protección.
Pero, a diferencia de otros sapos de su grupo, carece de una membrana timpánica, una parte del órgano auditivo que se encuentra a ambos lados de la cabeza.
De sapo a sapa
Hasta que los investigadores describieron esta especie en la revista especializada ZooKeys, el sapo estaba clasificado dentro de un grupo más amplio (el grupo Rhinella margaritífera).
Según señala Jiří Moravec, biólogo del Museo Nacional de Praga, en la República Checa, y principal autor del estudio, es muy posible que en esa misma región geográfica existan más especies sin describir, bajo este mismo grupo.
Hasta ahora, se han descubierto 16 especies del grupo Rhinella margaritífera.
Una de las características del sapo macho es que tiene un órgano especial que, después de cumplir la función de testículo se transforma en un ovario activo, con lo cual el sapo macho se convierte en hembra.
La especie fue bautizada yunga, que es el nombre con el que se conoce a las regiones de bosque montano presentes en la Cordillera de los Andes, particularmente en el flanco oriental, desde el norte de Perú hasta el norte de Argentina.
Según información satelital, en los últimos años las yungas están experimentando una alta tasa de desforestación.
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