Redacción
BBC Mundo
El poeta, escritor y periodista argentino Juan Gelman falleció este martes a los 83 años en la Ciudad de México, en donde residía desde hace más de 20 años.
El autor, nacido en Buenos Aires, murió tras ser hospitalizado. Medios locales indican que su fallecimiento fue a consecuencia de un síndrome mielodisplásico, es decir, una disfunción de la médula ósea.
Gelman es considerado uno de los más destacados autores sudamericanos del siglo XX.
Desde México, el lugar de su exilio, contribuía habitualmente con una columna para el diario argentino Página 12.
Fue autor de más de 30 libros y recibió importantes reconocimentos literarios, como el Premio Cervantes en 2007, el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000) y los premios iberoamericanos de poesía Ramón López Velarde (2003), Pablo Neruda (2005) y Reina Sofía (2005).
En su discurso de aceptación del Premio Cervantes, Gelman hablaba de la influencia del dramaturgo español en la literatura en castellano. "Se instala en un supuesto pasado de nobleza e hidalguía para criticar las injusticias de su época, que son las mismas de hoy: la pobreza, la opresión, la corrupción arriba y la impotencia abajo, la imposibilidad de mejorar los tiempos de penuria...".
Trágica vida personal
Pero quienes aman los versos de Gelman se sienten igualmente conmovidos por su trágica vida personal.
Activista de izquierda durante el régimen militar argentino, debió enfrentar la desaparición de su hijo y su nuera.
El 24 de agosto de 1976, los militares del régimen de la Junta Militar irrumpieron en su casa, pero él ya se había marchado al exilio.
Sin embargo, allí estaban su hija Nora, su hijo Marcelo y su nuera María Claudia. Tras ser detenidos, Nora fue liberada, pero su hermano y esposa terminaron siendo torturados y finalmente desaparecieron.
María Claudia estaba embarazada de siete meses de un bebé que sería arrebatado de sus manos para ser abandonado luego en la puerta de la casa de la familia de un policía de Uruguay.
Gelman pudo reunirse con su nieta Macarena en 2000, casi 25 años después del secuestro.
Como explica el corresponsal de BBC Mundo en Buenos Aires, Ignacio de los Reyes, el caso fue uno de los de más alto perfil de las decenas que existieron en Argentina sobre robo de bebés que al final se reencontraron con sus familias biológicas.
Los restos de su hijo Marcelo aparecieron en 1990 en un río cerca de Buenos Aires dentro de un barril lleno de cemento. Fue asesinado de un tiro en la nuca.
Los restos de su nuera nunca fueron hallados.
"Recuerdos que no necesitan ser llamados"
El poeta argentino se refirió a estas pérdidas, que marcaron su vida y su obra.
"Hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso", reconoció en el mismo discurso de aceptación del Premio Cervantes.
"Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron. Pesan en el interior de cada familiar, de cada amigo, de cada compañero de trabajo, alimentan preguntas incesantes: ¿Cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad?", se cuestionaba el poeta.
La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio. Así prolongan la impunidad de sus crímenes y la convierten en impunidad dos veces".
Este martes, la organización de hijos de desaparecidos durante el régimen militar argentino, Hijos, lamentó la muerte de Gelman.
“Allá se va Juan, a contarles a los 30.000 que pudo encontrar a su nieta Macarena. Allá va Juan, a contarles a sus hijos Marcelo y Nora, y a su nuera María Claudia, cómo es Macarena, cómo es esa vida que no pudieron matar”, reza el comunicado de la organización.
"Pasan tantas cosas por delante de la ventana de mi vida... trabajos, redacciones, risas... porque Juan, hasta que pasó lo que pasó (su hijo y nuera desaparecidos) era un tipo con el mejor humor", recuerda por su parte el poeta Horacio Salas en declaraciones a la agencia oficial Telam.
“El único premio que le faltaba era el Nobel y nunca se anquilosó, ni acomodó, cuanto más lo premiaban más áspera y desafiante se volvía su poesía, cada vez buscaba más lejos y más hondo”, añadió el poeta y crítico argentino Daniel Freidemberg.
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