El presidente de Uruguay critica los intereses de las grandes corporaciones en la lucha por erradicar "un crimen" que se cobra ocho millones de vidas al año
Barack Obama escucha a José Mujica durante un encuentro con la prensa en la Casa Blanca. /AP
Fiel a su costumbre, José Mujica no lució corbata en su encuentro en la Casa Blanca con Barack Obama. Durante la comparecencia de ambos ante la prensa –con un especial nutrido grupo de reporteros ministros uruguayos, la mitad del Gabinete-, el tema de la legalización de la marihuana no fue mencionado por ninguno de los dos presidentes, pero sí lo fue el del tabaco, con cuya lucha en contra está comprometido el uruguayo que declaró que nadie podía quedarse impasible ante una tragedia que cada año se cobra “ocho millones de víctimas”. “Estamos en una ardua tarea, una tarea muy difícil”, dijo Mujica, viejo fumador, quien ha proseguido asegurando que se debe “luchar contra intereses muy fuertes y dejar fuera de los litigios a los Gobiernos”, ya que se lucha “por la vida”.
Mujica se refería a la demanda judicial que enfrenta el Estado uruguayo por parte de la todopoderosa Philip Morris, que considera que las medidas antitabaco que el gobierno de Montevideo quiere obligarle a adoptar –imágenes cruentas de los efectos del tabaco en las personas- vulneran su derecho a la libre expresión
Durante los 12 minutos en los que Obama y Mujica hicieron sus comentarios previos a la reunión bilateral que luego mantendrían a puerta cerrada, el presidente de Estados Unidos parecía estar de acuerdo con lo que decía el antiguo guerrillero y asentía con la cabeza. “Aprecio mucho esta visita del presidente” –primera de Mujica a la Casa Blanca-, dijo Obama. “A pesar de que lo primero que me ha dicho es que mi pelo está mucho más gris que la última vez que me vio”, bromeó el presidente demócrata.
Mujica, 78 años, habló pausado y con la confianza de quien se sabe bien recibido y perteneciente a un país que el mundo trata con amabilidad y deseo en los últimos tiempos. Uruguay, con apenas tres millones de habitantes, fue declarado “país del año” por la revista The Economist en 2013. De Mujica, Obama ha resaltado como valor que “vive de acuerdo a lo que piensa”, mientras que el extupamaro ha destacado en ocasiones anteriores “la fineza de pensamiento” de su contraparte norteamericano.
Por supuesto, en una relación bilateral siempre hay temas espinosos. Poco antes de partir para Washington, Mujica declaró en un canal de televisión que no sería tímido a la hora de señalar “los graves errores”cometidos por “el mundo rico, empezando por EEUU, con nosotros”. Entre esos errores está la apertura de Guantánamo hace yá más de una década y cuya promesa electoral de cierre aún sigue sin cumplirse por parte de Obama.
Mujica, prisionero político durante los años de la dictadura cívico-militar de Bordaberry (1973-1985) –respaldada por EEUU-, anunció hace unas semanas que Uruguay aceptaba recibir a seis presos procedentes de Guantánamo a petición del Gobierno de Obama. Dentro de su país, Mujica recibió fuertes críticas pero que no le han hecho dudar de su decisión aunque trata de condicionarla a que EEUU libere a un número de prisioneros políticos cubanos, algo que Washington ya anticipó que no sucedería.
Obama alabó el respeto internacional con el que cuenta el que casi sin duda es el presidente más pobre del mundo (“su casa no es modesta, es pobre”, escribió en una entrevista sobre el mandatario Juan José Millás) y le definió como “un líder en derechos humanos”. “Dados sus fuertes valores y su historial personal es un líder en estos temas en todo el hemisferio”, dijo Obama. El presidente estadounidense también resaltó los avances de Uruguay bajo el mandato de Mujica y sus “contribuciones al mantenimiento de la paz” con fuerzas en la ONU en lugares como Haití o África.
Mujica puso de manifiesto la necesidad de que, en los tiempos que se viven, habrá que “aprender inglés sí o sí” y EEUU tendrá que convertirse en “un país bilingüe sí o sí” también. “Porque la fortaleza de las mujeres latinoamericanas es admirable y llenarán este país con gente que hable español y también portugués”, matizó el mandatario uruguayo al no querer olvidarse de incluir a Brasil en el proceso de crecimiento.
La comparecencia ante los medios concluyó con la declaración de Mujica de que se está haciendo mayor, lo que supone que le cuesta más dejar su hogar para ver mundo. “Me gustaría ser un poco más joven y ver el Misisipi, los ranchos –en Los Ángeles, las vaquerías y otras cosas…-“, finalizó este agricultor que se despidió enviando un abrazo a “todos los agricultores de esta nación”.
YOLANDA MONGE Washington
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