La desigualdad educativa entre ricos y clase media se ha reducido pero ha crecido entre los que más tienen y los pobres
En todos los niveles educativos, el conjunto de los países latinoamericanos ha logrado durante la última década aumentar sus tasas de escolarización. Bolivia es el país latinoamericano con más porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que estudian en el nivel superior (35%), seguida por Chile (33,6%) y Argentina (33%), según datos oficiales recopilados en el documento básico del X Foro Latinoamericano de Educación. El encuentro comenzó este lunes en Buenos Aires bajo la organización de la Fundación Santillana.
Sin embargo, estos tres países no son los que tienen mayores tasas de escolarización a edades más tempranas. Si se observan los datos de niños de cinco años, México (96,4%), Uruguay (96,3%) y Chile (94%) aparecen a la cabeza. En cambio, los países con más jóvenes de 15 a 17 años en las aulas son Chile (92%), Argentina (88,3%) y República Dominicana (86,5%). Estos son algunos de los datos de interés del informe elaborado por la directora del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO en Buenos Aires, Margarita Poggi.
El documento base destaca que, en la década pasada, Latinoamérica mejoró los niveles de cobertura educativa al integrar en el sistema a sectores de la población de menores ingresos. Las ayudas sociales a familias a cambio de que envíen a sus hijos a la escuela y a los controles sanitarios se extendieron en los años 2000 por la región y contribuyeron en la mayor escolarización. No obstante, la desigualdad persiste por las desigualdades sociales y del propio sistema educativo. Otro desafío pendiente radica en la mejora de los aprendizajes, según Poggi. En este sentido, la experta considera que esta variable - parecida pero diferente de la de calidad - no depende solo de la escuela sino también de diferencias socioeconómicas y culturales de los estudiantes. También influyen la infraestructura, los servicios básicos y el equipamiento de los colegios, el clima escolar, la gestión del director de cada institución y el desempeño y la satisfacción de los docentes.
Entre los generalizados progresos en la cobertura de la educación latinoamericana se destaca el aumento de la escolarización inicial, del 55% al 75% de los niños entre 1999 y 2011. La región aún se encuentra por debajo de EE UU y Canadá y Europa occidental. También mejoró mucho la escolarización en la secundaria, del 81% al 91% en ese mismo periodo. El gasto público en educación subió del 4,3% al 4,8%, todavía por debajo del 6% de la media de los países desarrollados.
El 85,9% de los niños de cinco años latinoamericanos va a la escuela, según datos de 2010. En 2000 eran el 74,1%. Los números más preocupantes se registran en Guatemala (47,3%), Nicaragua (62%) y Bolivia (62,5%), a pesar de que Guatemala fue uno de los que más mejoró en la década pasada. Junto a él está Costa Rica, Chile y Brasil.
El 96,5% de los latinoamericanos de seis a 11 años va al colegio. Argentina lidera en la materia (99,5%), seguido por Chile (99,2%) y Costa Rica y Panamá (98,8%). Guatemala es el país que más ha mejorado en esta cobertura desde 2000, pero sigue estando entre los tres de menor nivel (91,3%), junto con Nicaragua (89,7%) y El Salvador (95%).
Entre los niños de 12 y los 14 años, la tasa de escolarización regional cae al 93,1%. Chile (99%), Argentina (97,4%) y Perú y República Dominicana (ambos, 95,8%) son los países de mayor índice. En cambio, Honduras (76,8%), Guatemala (82,2%) y Nicaragua (84,4%) aparecen a la zaga. Costa Rica y Ecuador son los que más han mejorado en esta variable entre 2000 y 2010.
A su vez, tres de cada cuatro jóvenes latinoamericanos de 15 a 17 años va a la escuela. En 2000 era el 69,4%. Una vez más Chile (92%), Argentina (88,3%) y República Dominicana (86,5%) lideran. Honduras (53,4%), Guatemala (55,5%) y Nicaragua (57,7%) también figuran últimos en este aspecto. Pero Guatemala junto con Costa Rica y Ecuador son los países que más han progresado en la matriculación de estos jóvenes.
De los latinoamericanos de 18 a 24 años, el 9,6% asiste aún a la escuela secundaria y el 21,4%, a la educación superior. En 2000, eran el 11,7% y el 16,3%, con lo que se advierte una mejora. Los países que más han aumentado su número de estudiantes en carreras terciarias y universitarias en la década pasada son Chile, más allá de la discusión actual sobre la gratuidad de las casas estatales de altos estudios, Costa Rica y Ecuador. En cambio, los países con menos jóvenes de esta edad en el nivel terciario son Guatemala (8,7%), Honduras (12%), Nicaragua (15,4%) y Brasil (15,8%).
La desigualdad educativa entre ricos y la creciente clase media en Latinoamérica se ha reducido, pero se ha ampliado la brecha entre los que más tienen y los pobres. En 2000, el porcentaje de jóvenes de 20 años con secundaria completa era del 43,9% entre los de bajos ingresos, el 49,7% entre los de medios y el 68,7% entre los de altos. Diez años más tarde, solo el 48,5% de los pobres había acabado el nivel medio, frente al 64,5% de los de clase media y el 77,7% de los ricos.
La calidad es otro de los desafíos pendientes. Con la coordinación de la UNESCO, el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación comprobó en la primaria que el desempeño estudiantil en América Latina es bajo”, advierte el informe de Poggi. “Cuba confirma la ventaja obtenida en relación con el resto de los países en todos los grados y áreas evaluadas. En el otro extremo, con los resultados más bajos, se ubica República Dominicana. En promedio, los estudiantes (de la región) no alcanzan expectativas mínimas en matemática, lectura y ciencias y muy pocos tienen un desempeño excelente en dichas áreas”, advierte el documento.
Solo ocho países de Latinoamérica se someten al Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, según sus siglas en inglés), que evalúa a los jóvenes de 15 años. Si se comparan los resultados de 2012 con la anterior prueba, solo Brasil ha mejorado en los tres aspectos evaluados (matemática, lectura y ciencias), mientras que Chile, Colombia, México y Perú solo progresaron en una materia. Argentina y Costa Rica se mantuvieron con las mismas calificaciones que antes, al tiempo que Uruguay fue el único que retrocedió y lo hizo en las tres asignaturas.
Si se compara el desempeño en PISA del 25% de los estudiantes más ricos de cada país con el 25% más pobre, las mayores brechas se registran en Uruguay, Perú y Chile. Las menores, en México y Colombia. Poggi enumera una serie de mecanismos de segregación social y educativa que contribuyen a la exclusión de niños y jóvenes: la ausencia de gratuidad en el acceso a la educación y en la permanencia en la educación obligatoria (algunos alumnos no pueden seguir estudiando porque deben trabajar), las condiciones materiales de las escuelas, los mecanismos de selección muchas veces encubiertos, algunas concepciones de la autonomía escolar que fomentan la desigualdad y las prácticas institucionales y pedagógicas en las aulas, entre otros factores.
ALEJANDRO REBOSSIO Buenos Aires
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