La presidenta dice que no le sorprendería que ocurran saqueos durante el viaje que inicia el jueves al Vaticano y Nueva York
En la memoria de todos los argentinos quedará diciembre de 2001 como el mes en que colapsó la economía, la política y la situación social. Tiempo de saqueos y cacerolazos. Ya en diciembres anteriores, lospiqueteros (parados que protestaban por el desempleo superior al 20% con bloqueos de carreteras) solían ir a los supermercados a pedir comida para festejar la Navidad, pero aquel de 2001 acabó en desmanes porque la crisis era total y algunos opositores al entonces Gobierno de Fernando de la Rúa estaban detrás de aquello. En los últimos dos diciembres, de 2012 y 2013, años de crecimiento bajo e inflación de alrededor del 25%, sin comparación con la debacle de 2001, volvieron algunos saqueos. No por nada este año, en que la economía se ha contraído algunos meses y en que la inflación se ha elevado aún más, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, venía advirtiendo en las últimas semanas de que en diciembre algo podría suceder.
Pero este sábado la jefa de Estado anticipó su mal augurio. Mientras su hijo Máximo Kirchner debutaba a sus 37 años como orador en un acto político en un estadio de Buenos Aires, ella desde la Quinta de Olivos (residencia presidencial) advertía por la red social Twitter que no le extrañaría que opositores organizaran un “estallido” social en los próximos días, cuando ella viaje el jueves próximo a visitar otra vez al papa Francisco y después a Nueva York para el discurso anual ante la Asamblea General de la ONU.
La situación económica de Argentina no es la mejor, aunque no se le puede comparar con la de 2001 y tampoco con la recesión que sufrió por la crisis mundial de 2008 y 2009. Sin embargo, el país enfrenta desde julio pasado una crisis de deuda y la inflación asciende al 40% anual, según el índice de las provincias que cita en su último informe el centro de investigación de la rama kirchnerista de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), mayor al indicador del Gobierno de Fernández. El pasado jueves, unos 4.000 vecinos de barrios pobres cruzaron Buenos Aires de punta a punta para marchar contra el “hambre”, pero el panorama, aunque empeora, dista de parecerse al previo a los 11 años de kirchnerismo. El paro es del 7,5% y la pobreza afectaba hasta 2013, antes de la crisis de 2014, a un cuarto de la población. No obstante, en agosto pasado tres de las cinco centrales sindicales, las identificadas con la oposición, organizaron la tercera huelga general contra Fernández, la segunda de 2014.
Después de aquel paro, Fernández pronosticó que en diciembre algunos opositores querrían "crear un clima de que las cosas están horribles”. Es decir, saqueos otra vez. Los de 2013 fueron posibles por la huelga de los policías provinciales, muchos de los cuales los alentaron.
A los vaticinios de la presidenta argentina se sumó la semana pasada un comentario que encendió la polémica del jefe de una de las centrales obreras opositoras, Luis Barrionuevo, en cuya trayectoria sus seguidores han protagonizado diversos desmanes. “La presidenta dijo (en 2012) que si la inflación llegaba al 25%, estallaba Argentina. Lo dijo y vamos a estar en el 40% de inflación. Así que la que preanunció lo que viene es la propia presidenta”, soltó Barrionuevo por televisión. El jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, lo acusó del presunto delito de alentar saqueos y un fiscal ordenó el pasado viernes que Barrionuevo declarase el próximo jueves por esos dichos como testigo en una causa sobre los disturbios de 2013.
Fernández descerrajó este sábado una ráfaga de mensajes por Twitter: “Ayer pensaba que no me extrañaría nada que se les ocurra armar una suerte de matiné de la función de diciembre durante los días en que viajaré a Roma por invitación del Papa Francisco o durante la semana en que estaré en la ONU”. La jefa de Estado aprovechó para confirmar que se reunirá con el magnate húngaronorteamericano George Soros, que es acreedor de títulos públicos de Argentina y que ha demando al agente fiduciario del país sudamericano, The Bank of New York Mellon, y no a Buenos Aires, por la falta de cobro de esos bonos. El banco se resistió al giro del dinero por el bloqueo judicial de EE UU.
La líder peronista aprovechó para criticar declaraciones que este mismo sábado publicó en el periódico La Nación su correligionario pero opositor Eduardo Duhalde, que presidió Argentina después del estallido de diciembre de 2001, entre 2002 y 2003. “Los estallidos de diciembre han pasado siempre porque mucha gente no tiene lo mínimo para festejar”, dijo Duhalde. “¡Plop!”, comentó Fernández, que suele usar expresiones coloquiales en sus discursos, en este caso para indicar que se caía ante el comentario de Duhalde, como lo hacía el personaje de historietas chileno Condorito. “Siempre hay organizadores”, continuó el expresidente. “Chocolate por la noticia”, se mofó la actual jefa de Estado. También citó otro artículo posterior en el que Barrionuevo anticipaba que esta semana se reunirá con el jefe de otra de las centrales sindicales opositoras, Hugo Moyano, para analizar si montan otra huelga, la tercera del año.
ALEJANDRO REBOSSIO Buenos Aires
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