La Policía israelí mata a un palestino sospechoso del ataque a tiros a un judío en Jerusalén
Una unidad especial de la lucha antiterrorista israelí ha matado esta mañana en Jerusalén a Muatnaz Hijazi, un palestino de 32 años al que consideraban sospechoso de haber disparado, anoche, contra el rabino ultraderechista Yehuda Glick, que se encuentra en estado muy grave. Según ha hecho público el Shin Bet, el servicio de inteligencia interior de Israel, los agentes rodearon al hombre en los alrededores de su casa, en el barrio de Abu Tor, en la zona oriental de la ciudad, y se produjo un fuego cruzado, mortal para el perseguido.
El hombre, ha indicado la misma fuente, había sido detenido en 2002, durante la Segunda Intifada, y había pasado diez años en prisión por "actividades terroristas" aún no especificadas. Salió libre en 2012. Ningún grupo ha reivindicado a esta hora el ataque.
La búsqueda de Hijazi ha tenido en vilo toda la noche a Jerusalén, insomne por el constante vuelo, bajísimo, de los helicópteros policiales y por las sirenas de los coches patrulla. El dispositivo se activó cuando, anoche, el conocido rabino Glick, un rostro conocido en los medios, fue tiroteado a las puertas del Centro Menachen Begin, donde había clausurado el evento "Israel vuelve al Monte del Templo". Se trata de una convención anual por la que se reivindica el derecho de los judíos a controlar lo que ellos identifican como el Monte del Templo. Para los musulmanes se trata de la Explanada de las Mezquitas, que alberga la Mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, hoy bajo gestor musulmán, donde se prohíbe a los judíos rezos de ningún tipo.
Justo en estas semanas hay grupos ultrarreligiosos presionando para cambiar el estatus de la zona, el tercer lugar santo en importancia para los musulmanes y el primero para los judíos. Estos últimos entienden que bajo la explanada se hallaba el corazón del templo levantado en torno a la piedra donde Abraham se dispuso a sacrificar a Isaac, que los musulmanes tornan en Ismael, la misma roca desde la que Mahoma subió al cielo según la tradición del Islam.
La zona está hoy completamente cerrada al culto y a las visitas, no pueden entrar ni musulmanes ni judíos, una situación que no se producía desde 1967. La ciudad se encuentra en máxima alerta, con un despliegue policial añadido a los casi 2.000 efectivos desplegados la pasada semana, tras una cadena de incidentes que han caldeado el ambiente en la capital triplemente santa, desde visitas constantes de religiosos judíos extremistas a Al Aqsa hasta la entrada de nuevos colonos en barrios del este como Silwan, pasando por el atropello intencionado, a manos de un palestino, que dejó dos muertos el miércoles pasado.
Según el relato de varios testigos –entre otros, el diputado Moshe Feiglin, de la rama más extremista del Likud del primer ministro Netanyahu-, anoche una moto se acercó al rabino Glick, el conductor le preguntó algo y luego le disparó. Los médicos que lo atienden en el hospital Shaare Tzedek han confirmado que recibió tres tiros en el pecho y el abdomen, de los que fue operado anoche. Esta mañana volverá a ser intervenido. Su estado es muy grave, aunque estable. Hacía 13 años que no se producía un ataque contra un objetivo concreto en la ciudad.
Glick, que tiene pasaporte norteamericano además del israelí, suele encargarse de llevar grupos a la Explanada de las Mezquitas, donde ha sido detenido en varias ocasiones por intentar rezar o llevar elementos judíos empleados en el rezo. Creó una organización que precisamente busca ampliar el derecho de los judíos sobre este espacio.
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