El abrazo de Diego Armando Maradona a Chespirito fue estrecho, cariñoso. El futbolista lucía feliz y pleno al recibir en su programa de televisión a su personaje más admirado.
Con camiseta negra, jovial, un arete en el lóbulo derecho, Maradona reconoció que el mexicano y sus personajes fueron muy importantes para rehabilitarse de algunas adicciones.
"Pasé momentos muy malos en mi vida, pero cuando veía al Chavo me relajaba y me entraba una tranquilidad muy grande", confesó.
El encuentro con Maradona ocurrió a mediados de 2005, cuando el astro del fútbol argentino conducía un programa llamado La Hora del 10.
El Chavo del Ocho es uno de los personajes creados por Roberto Gómez Bolaños, el nombre real de Chespirito quien murió a los 85 años de edad en Cancún, México.
La anécdota con El Pelusa, como se conocía al futbolista, es una de las que más se recuerdan en la televisión de este país.
Pero también revelan la admiración por los personajes de Chespirito quien, según los entendidos, es más famoso en América Latina que en México, su país natal.
La clave
Maradona es uno de los admiradores más conocidos de Chespirito, pero no es el único.
Desde hace décadas millones de latinoamericanos han visto los programas de El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado y otros creados por Gómez Bolaños.
Las series han sido traducidas a 50 idiomas, y en muchos canales de América Latina las retransmisiones aún tienen índices altos de audiencia, a pesar de que las emisiones concluyeron en 1995.
¿Por qué? "Su humor es tan local que termina por volverse universal", le explica a BBC Mundo el especialista en televisión Álvaro Cueva.
"Los personajes de Chespirito son representaciones simbólicas de personajes que existen en todas partes del mundo, son estereotipos sociales".
Puede ser. El Chavo, el personaje más popular de Gómez Bolaños, es un niño abandonado que llega a una vecindad donde encuentra ayuda de un hombre viudo que vive con su hija, Don Ramón y La Chilindrina, y la amistad de un niño sobreprotegido por su madre, Quico.
Niño pobre
En el primer programa, transmitido el 20 de junio de 1971, El Chavo aparece en la vecindad en el momento en que Don Ramón intenta fotografiar a su hija.
Hay un truco de edición: la Chilindrina y El Chavo aparecen más pequeños de su estatura normal.
Cuando Don Ramón le pregunta por qué está solo en la vecindad, el niño responde: "Un día mi mamá no pasó a recogerme y los demás tampoco".
Gómez Bolaños reconoció que el diálogo es una muestra de lo que sucede con muchos niños en el mundo. Pero en el caso de El Chavo su participación en las series tuvo un cariz más amable.
"El Chavo fue la representación de un niño pobre como hay en todo el mundo, pero lo quise hacer optimista", dijo en una entrevista con Televisa.
Lenguaje
Los personajes de Chespirito tienen más éxito en América Latina que en México, su país de origen.
Y una razón es que en todos sus programas, como antes lo hizo para programas cómicos, utilizó argumentos entendibles para todos.
"Construyó un lenguaje, un idioma muy fácil de aprender y eso permitió que los televidentes lo descubrieran en todas partes del mundo, aunque no hablaran español mexicano", explica Cueva.
De esa manera, por ejemplo, se entendió que en México una torta de jamón es una especie de sándwich y no un pastel.
Pero más allá de los personajes un elemento fundamental es que Chespirito aprovechó la plataforma en que se difundieron sus programas.
A partir de los años 70 Televisa inició un proceso de expansión de su señal en varios países al sur del continente. Y entre los programas emblema de su crecimiento se encontraban los producidos por Gómez Bolaños.
Eso permitió que trascendiera a México, donde desde el inicio su programa fue muy criticado en los círculos académicos. No fue así en otros países.
Ahora que Chespirito ha muerto, algunos especialistas creen que iniciará un proceso de estudio del trabajo de Gómez Bolaños. Y quizá entonces, dicen, se entienda por qué programas como El Chavo del Ocho y el Chapulín Colorado son populares 40 años después de su nacimiento.
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