Donya: "me sentía muy presionada y comencé a sentir la necesidad de cambiar mi sexo lo antes posible".
Irán es uno de los pocos países donde los actos homosexuales son castigables con la muerte.
No obstante, en los años 80, el fundador de la República Islámica, Ayatolá Jomeini, emitió una fetua (pronunciamiento legal en el islam) autorizando el cambio de sexo, aparentemente luego de quedar conmovido por el testimonio de una mujer que le confesó sentirse atrapada en el cuerpo de un hombre.
De modo que en la actualidad los clérigos aceptan que una persona puede tener el sexo equivocado.
Esto deja una cruda encrucijada para los gay iraníes: costearse una operación de cambio de sexo o huir del país.
Donya se encontró justo frente a esa disyuntiva.
Durante mucho tiempo mantuvo su cabello corto y usaba gorras, no velos.
Un día acudió al médico para que le ayudara a detener su período menstrual.
"Era muy joven, y realmente no entendía mi propio organismo", dijo. "Pensé que podía parar mis períodos, porque quería ser más masculina".
Si la policía le preguntaba por su cedula de identidad y notaban que era mujer, le recriminaban por su apariencia: "¿Por qué estas así? ¿Por qué no mejor te cambias el sexo?", le decían.
Meta personal
"Me sentía muy presionada y comencé a sentir la necesidad de cambiar mi género lo antes posible".
Su primer paso fue comenzar a recibir un tratamiento de hormonas durante siete años.
Su voz se hizo más gruesa.
Pero cuando los doctores le propusieron la cirugía, ella consultó con amigos que habían pasado por la operación, y le comentaron que sufrieron muchos problemas.
Por eso comenzó a dudar si la intervención quirúrgica era el camino para ella.
"No tenía fácil acceso a internet para investigar sobre los efectos secundarios de la operación, dado que muchas páginas están bloqueadas. Pero recibí información de amigos que estaban en Noruega y Suecia", comentó.
"Me dije que primero tenía que conocerme mejor a mí misma…Ya había aceptado que era lesbiana y estaba feliz con eso para empezar".
Transexuales o gay
Aún cuando no hay una política oficial en Irán que obligue a las personas a cambiar de sexo, la presión social puede ser intensa.
Shabnam –que no es su nombre verdadero– es psicólogo en una clínica pública en Irán y dice que muchas personas terminan siendo empujadas hacia la decisión de la operación.
Los doctores reciben la instrucción de decirles a estos pacientes que están "enfermos" y necesitan tratamiento, comenta el psicólogo.
Usualmente son referidos a clérigos que les dicen que deben fortalecer su fe diciendo adecuadamente sus oraciones todos los días. También les ofrecen el tratamiento médico.
Y como las autoridades "desconocen la diferencia entre identidad y sexualidad", dice Shabnam, los doctores insisten en que necesitan recurrir al cambio de sexo.
"Les dicen que todo es muy fácil. Les prometen nuevos documentos de identidad e incluso antes de la operación, permiso para caminar libremente por las calles usando la ropa que quieran. Les prometen un crédito para pagar la operación", explica el psicólogo.
Los simpatizantes con la política oficial alegan que los iraníes transgénero reciben ayuda para vivir su vida de un modo que los satisface y tienen más libertad que en otros países.
Pero la preocupación es que la operación de cambio de género está siendo ofrecida para personas que no son transgénero sino homosexuales, y pueden no tener la información para entender la diferencia.
Cifras en aumento
La agencia de noticias progobierno Khabaronline señala que los casos de reasignación de sexo aumentaron de 170 en 2006 a 370 en el 2010.
Las cifras pueden ser mayores. Un doctor de un hospital le dijo a la BBC que él solo había realizado más de 200 operaciones cada año.
En muchos países este tipo de operaciones incluye apoyo psicológico, tratamiento hormonal, y en algunos casos, operaciones adicionales que producen cambios drásticos en la vida de los pacientes.
Es un proceso complejo que puede tomar muchos años.
Sin embargo, este no es el siempre el caso de Irán.
"Creo que en realidad les están violando sus derechos humanos. Me entristece que organizaciones que supuestamente tienen un objetivo humanitario toman partido por el gobierno, en vez de hacerlo por la gente".
Ruta de escape: Turquía, luego Canadá
Para quienes toman la opción de huir del país, el camino no es menos difícil.
Dado que en Turquía los ciudadanos iraníes no requieren visa, usualmente se convierte en la primera escala.
De ahí frecuentemente solicitan asilo en un país de Europa o América del Norte.
Esa fue la experiencia de Donya, ahora de 33 años, quien optó por irse a Turquía con su hijo, producto de un breve matrimonio, y luego emigraron a Canadá, donde esperan recibir la condición de asilados.
En algunos casos la espera por asilo puede durar años. Mientras esperan pueden verse obligados a establecerse en ciudades rurales en Turquía, donde los prejuicios están más extendidos.
Arsham Parsi, quien llego a Turquía en 2005, explica que mientras vivía en Kayseri, en el centro del país, fue golpeado por personas y le negaron tratamiento médico para su hombro dislocado por ser gay.
Luego se mudó a Canadá, donde ahora tiene un grupo de apoyo, llamado el Tren Iraní para refugiados Gay.
Según Parsi, semanalmente reciben cientos de peticiones. En los últimos diez años han ayudado a casi 1.000 personas a irse de Irán.
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