La historia de tres mujeres que batallan contra los abusos, que se cobran una nueva víctima cada 90 minutos en el país sudamericano
La dirigente comunitaria Danusia Tomaz, de Río de Janeiro, recuerda el día exacto en que se divorció tras sufrir 17 años de violencia: el 6 de abril de 2012. La agente de policía Hellen Keuren visita todos los días a mujeres en los barrios pobres de Manaos para defenderlas de los abusos. La psicóloga Daniela Rozados, de São Paulo, se alió con varios desarrolladores web para apoyar a las víctimas.
Ellas no se conocen entre sí, pero se unieron contra un crimen que se cobra una nueva víctima cada 90 minutos en Brasil: la violencia de género, especialmente de parte de los amantes, parejas y exmaridos. Tres de cada cinco jóvenes mujeres brasileñas han sufrido violencia en sus relaciones, según una encuesta realizada por el Instituto Avon en colaboración con Data Popular, .
La situación es más preocupante aún si se toma en cuenta que el 91% de los encuestados en 2013 por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) está de acuerdo con la afirmación "el hombre que golpea a su esposa tiene que ir a la cárcel."
El país también tiene uno de los instrumentos legales más avanzados del mundo en contra de la violencia de género, la Ley Maria da Penha, vigente desde hace más de ocho años. Y esta semana aprobó una ley que considera la violencia de género como agravante de homicidio, con penas de hasta 30 años de cárcel.
Sin embargo, parece que todavía hay mucho camino que recorrer para acercar el discurso a la práctica. Y requiere iniciativas para que las mujeres puedan reconocer que están sufriendo violencia y perder el temor a buscar ayuda. Tres de los más recientes trabajos —todo ello respaldado por el Banco Mundial— ya han comenzado a dar sus frutos.
La dependencia emocional
Apenas la semana pasada, Danusia estuvo en la presentación de la “Vía Lila” en el Complexo do Alemão, un grupo de favelas de Río de Janeiro. El proyecto permitirá la construcción de guarderías, estaciones de policía y clínicas de mujeres en las cercanías de las estaciones de tren de Río. Además, se desplegará información sobre los derechos de las mujeres en los trenes y en módulos de las estaciones.
"La mujer es cada vez más independiente y eso a muchos hombres no les gusta. Debemos subrayar que ellas tienen el derecho de ir y venir y no tienen por qué ser sumisas", dijo la dirigente comunitaria.
Muchas de las mujeres con las que ha trabajado la agente Hellen durante los cuatro meses del proyecto Ronda Maria da Penha, en Manaos, son financieramente independientes. Los dos equipos que conforman la Ronda recorren la zona norte de la ciudad de lunes a viernes para ayudar a las víctimas de la violencia, buscar a los responsables y remitir los casos a los tribunales.
Actualmente, 32 mujeres reciben apoyo regularmente. En 2010 Manaos fue la tercera ciudad de Brasil en la que hubo más asesinatos de mujeres.
"Muchas de ellas trabajan, tienen sus ingresos, pero todavía dependen emocionalmente del agresor", dice Hellen. "Nuestro trabajo es escucharlas, mostrarles que hay una red de apoyo en los tribunales y en el sistema de salud."
Trabajar por la igualdad
A veces, sin embargo, las mujeres de otras partes de Brasil que han experimentado un hecho violento no saben dónde acudir o tienen miedo de pedir ayuda. Para esos casos se creó el sitio “Minha Voz”.
A través de un cuestionario ayuda a la víctima a identificar el delito —desde filtración de videos íntimos a trata de mujeres—, y orienta la usuaria sobre cómo puede reportarlo. La página también tiene un espacio para quienes quieran compartir su historia.
Por su utilidad y la creatividad, Mi Voz se ha convertido en uno de los ganadores de la competencia de programadores (hackathon) patrocinada por la Cámara de Diputados de Brasil, en colaboración con el Banco Mundial.
"Es maravilloso ver a tantos jóvenes que utilizan sus talentos para promover la igualdad entre hombres y mujeres", dijo la directora gerente del Banco, Sri Mulyani Indrawati, al premiar a los dos equipos ganadores en la última semana.
"Como psicóloga, nunca atendí a ninguna víctima de abuso, pero como mujer el tema me preocupa", dice Daniela Rozados. "Ninguna de nosotras está libre de sufrir violencia que ni siquiera perciben como tal, como el acoso en la calle, por ejemplo", agregó.
Mientras dure el mes de las mujeres, la psicóloga, la agente de policía y la dirigente comunitaria, entre incontables luchadoras de todo el mundo, recibirán innumerables homenajes.
Cuando se acabe la fiesta, sin embargo, Daniela, Hellen y Danúsia tienen que volver al trabajo. Ya saben que sus esfuerzos contra la violencia de género nunca han sido tan necesarios como ahora
MARIANA KAIPPER CERATTI Brasilia
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