El músico uruguayo se encuentra inmerso en la gira de presentación de su nuevo trabajo: «Bailar en la cueva»
Llegar a Madrid por aclamación popular ya no será una asignatura pendiente en la carrera de Jorge Drexler. El músico recala este viernes en La Riviera después de haber liderado la lista de votaciones del portal «Shows on demand», dedicado a organizar conciertos bajo petición de los usuarios. El uruguayo se encuentra en plena gira de presentación de su último disco, «Bailar en la cueva», que recoge el baile como actorprincipal. «Este trabajo tiene una visión de la música más allá de lo lúdico. Hay que tener en cuenta el valor vital y simbólico porque no existe una sola cultura sin música ni danza», aclara el compositor.
Drexler odia la palabra «cantautor» y «el concepto del mensaje en una canción». Huidizo de las masas, aboga por «confiar en la semejanza»antes que en «la manada». En lo que sí cree es en «la experiencia liberadora» del directo: «El crecimiento personal no da saltos heroicos, pero confío en esas personas que se van a casa con algo porque esto, al final, es una guerra de guerrillas».
Aterrizado en España en 1995, este médico que siempre entendió la música «como un fin» se reconoce entre risas como «el peor vendedor de discos». Se refiere a la etapa que vivió entre el citado año y 2004, momento en el que publicó «Eco». «Tenía amigos que vendían un millón de discos, otros para los que componía, 300.000. Y yo no pasaba de los 6.000», reconoce. Sin embargo, su forma de ver la vida y la suerte le mantenían no solo en pie sino feliz por lo que hacía. «Entre 1992 y 1995 tenía guardias en el hospital y con eso grababa los discos», explica. Para Drexler, componer es «una necesidad personal», una carrea de fondo cuyo diálogo poco a poco «se empezó a entender mejor».
Preocupado por la situación de la cultura, que no puede dar la espalda a la actualidad, admite que le ha gustado lo que José Mújica ha hecho por su país. «Son buenos años para ser uruguayo», admite. Y es que para él ha sido de vital importancia «la visión histórica, cultural y de conciliación» que ha otorgado el mandatario a su nación, aunque no por ello deja de reconocer que se le ha concedido «un aura de prestigio exagerada». «La educación pública y universitaria uruguayas todavía no están a la altura, y el grado de inseguridad ciudadana me parece demasiado alto», añade.
Confiado en el nuevo presidente, Tabaré Vázquez, Drexler es un firme defensor «de la alternancia política»: «Me gusta que los políticos esténfuera de su zona de confort», explica. Una afirmación que guarda gran coherencia con su manera de entender sus obras. Desde que comenzó a ser conocido, da la impresión de que todos sus discos han explorado nuevos caminos sonoros. «El cambio es salud», sentencia. Y ahora redime una infancia a la que la dictadura uruguaya le restó alegría. «La búsqueda de la libertad en cualquier contexto», explica citando al pensador Antonio Escohotado.
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