El papa Francisco celebró en las playas de Copacabana, en Río de Janeiro, la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a la que asistieron unos tres millones de jóvenes de todo el mundo.
Allí pidió a los asistentes que usaran el evangelio para "arrancar el mal y la violencia".
Allí pidió a los asistentes que usaran el evangelio para "arrancar el mal y la violencia".
"Queridos jóvenes, llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia, para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio, para edificar un mundo nuevo", declaró.
Y agregó: "Jesús no nos trata como a esclavos, sino como a hombres libres, amigos, hermanos, y no sólo nos envía sino que nos acompaña".
La ceremonia, que fue el último compromiso público del Pontífice en la ciudad, marcó el fin de su viaje por Brasil, el primero que hizo al extranjero desde que fue nombrado jefe de la Iglesia Católica.
Un total de 11.000 sacerdotes, 1.500 obispos y 60 cardenales concelebraron con el Papa.
Entre los asistentes estuvo la presidenta de Brasil, Dilma Russeff, así como su par de Argentina, Cristina Fernández, y los mandatarios de Bolivia y Surinam, Evo Morales y Desire Bouterse, respectivamente.
Destino, Cracovia
Miles de jóvenes acamparon durante la noche en la playa a la espera de la misa al aire libre.
Al concluir el rito, el Papa anunció la ciudad elegida para ser sede de la próxima jornada juvenil de los católicos: le tocará el turno a Cracovia, en Polonia, cuya diócesis estuvo a cargo de Karol Wojtyla, luego convertido en el papa Juan Pablo II.
Allí se repetirá un encuentro que goza de popularidad entre los católicos jóvenes: la JMJ de Río, según indicó un portavoz del Vaticano, ha sido la de mayor convocatoria en la historia de estos encuentros, establecidos en 1986.
La elección de Cracovia es un homenaje al beato Juan Pablo II, que recientemente fue confirmado como santo.
Las Jornadas de la Juventud 2013 fueron el marco de la visita del papa Francisco al primer país latinoamericano. El sábado, unos tres millones de peregrinos se congregaron para escucharlo, también en las playas de Copacabana, donde les pidió "no ser cristianos de medio tiempo".
Mediante una analogía con el fútbol, convocó a los jóvenes a ser "atletas de Dios".
En tanto, un grupo de feministas y activistas por los derechos de los homosexuales se concentró en uno de los extremos de la playa para rechazar la figura del Pontífice y las posturas del catolicismo en algunos temas sociales, como el matrimonio homosexual y el aborto.
El papa se reunió también con el comité coordinador del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y con los miles de voluntarios de la JMJ, antes de emprender el regreso a Roma.
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