Israelíes y palestinos retoman el proceso de paz sin grandes concesiones
Los representantes de ambas partes retoman el diálogo sin grandes expectativas y con la oposición interna en los dos bandos
Después de tres años, y sin grandes expectativas, israelíes y palestinos volvieron este lunes a la mesa de negociaciones, bajo la tutela de Estados Unidos. Los representantes de ambos gobiernos llegaron a Washington, invitados por el secretario de Estado John Kerry, con gran oposición interna en los dos bandos, y sin más gestos o concesiones que la promesa de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, de liberar a 104 presos palestinos condenados antes de la firma de los acuerdos de Oslo en 1993. Mucho queda por decidir en este reinicio, pero la Casa Blanca ya le ha dejado claro a ambas partes que un requisito para el éxito es que las partes en conflicto quieran la paz tanto o más que el propio Kerry.
“El trabajo más difícil de estas negociaciones está por delante”, dijo el presidente Barack Obama en un comunicado en el que anunció la reanudación de las negociaciones. “Tengo la esperanza de que tanto israelíes como palestinos acometerán a estas conversaciones con buena fe, esfuerzo y determinación”. A Washington acudieron la ministra de Justicia israelí Tzipi Livni y el negociador jefe palestino Saeb Erekat. La ronda inicial acabará hoy.
De momento, son conversaciones preparatorias, en las que los enviados establecerán el marco negociador, con formación de grupos de trabajo y protocolos de anuncios públicos. El plazo inicial para negociar es de nueve meses. La intención de la Casa Blanca es que Netanyahu y el primer ministro palestino, Mahmud Abbas, se encuentren directamente en fases ulteriores, como ya hicieron en Washington en 2010. Cuando esta primera ronda culmine, Kerry anunciará los detalles ulteriores del proceso negociador y los plazos finales.
“No es un secreto que este proceso va a ser difícil y creo que los compromisos razonables van a ser la clave para sacarlo adelante”, dijo Kerry durante una comparecencia en Washington en la que presentó a Martin Indyk como nuevo enviado especial de EE UU a Oriente Próximo. Como embajador de EE UU en Israel, Indyk fue uno de los principales artífices de la política estadounidense en la región durante la presidencia de Bill Clinton.
El proceso negociador quedó en punto muerto en 2010, después de que Netanyahu ordenara una moratoria sobre la construcción en asentamientos de colonos en Cisjordania que duró 10 meses y expiró sin que hubiera avances reales. Desde entonces ha habido varios intentos frustrados por revitalizar el proceso de paz, muchos impulsados por EE UU, pero solo el empeño de Kerry ha tenido éxito, tras seis viajes a la zona. En esta ocasión, Abbas ha accedido a volver a negociar sin más moratorias o garantías, algo que han criticado duramente varias facciones de Al Fatah, su partido.
“Una congelación no tiene por qué ser anunciada. Basta con que Netanyahu ordene que no se siga construyendo, sin más”, asegura Ghassan Khatib, analista palestino y vicepresidente de la universidad de Birzeit. “La única cosa que marcaría una diferencia, en este punto, es un freno en esas construcciones. Que se deje de ampliar los asentamientos daría indicaciones de que de verdad Netanyahu quiere la paz, que al fin y al cabo es un modo de acabar con la ocupación de los territorios palestinos”. Las conversaciones de Oslo, en 1993, ya avanzaron durante meses en secreto y sin grandes anuncios.
El domingo, Netanyahu logró que su consejo de ministros aprobara la excarcelación de los 104 presos palestinos, a pesar de una notable oposición de los sectores más derechistas de su gobierno. “Con Netanyahu es siempre mejor fijarse en lo que hace, en lugar de lo que dice. Si está tan comprometido con la paz, ¿por qué no cambia ya su gobierno y resta peso en él a los representantes de los colonos?”, opina el analista israelí Yossi Alpher. “Además, si Abbas no aceptó la oferta de Ehud Olmert en 2008, ¿cómo va a aceptar algo ahora? No creo que Netanyahu esté dispuesto a ir tan lejos como Olmert en 2008”.
Olmert, primer ministro entre 2006 y 2009, llegó a ofrecer el 93,7% de Cisjordania, anexionando a Israel los grandes bloques de asentamientos, como Ariel. A cambio, ofreció entregarle a un Estado palestino un 5,8% equivalente de zonas dentro de las fronteras del Estado israelí. Abbas podría haber logrado un túnel que conectara Gaza con Cisjordania y que Israel cediera el control de los lugares sagrados de Jerusalén a un comité internacional. Además, Olmert se comprometió a aceptar hasta 5.000 refugiados palestinos. Abbas rechazó la oferta.
David Alandete / Eva Saiz Jerusalén / Washington
Los representantes de ambas partes retoman el diálogo sin grandes expectativas y con la oposición interna en los dos bandos
(El secretario de Estado, John Kerry, antes de ofrecer una rueda de prensa. / YURI GRIPAS (REUTERS)
Después de tres años, y sin grandes expectativas, israelíes y palestinos volvieron este lunes a la mesa de negociaciones, bajo la tutela de Estados Unidos. Los representantes de ambos gobiernos llegaron a Washington, invitados por el secretario de Estado John Kerry, con gran oposición interna en los dos bandos, y sin más gestos o concesiones que la promesa de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, de liberar a 104 presos palestinos condenados antes de la firma de los acuerdos de Oslo en 1993. Mucho queda por decidir en este reinicio, pero la Casa Blanca ya le ha dejado claro a ambas partes que un requisito para el éxito es que las partes en conflicto quieran la paz tanto o más que el propio Kerry.
“El trabajo más difícil de estas negociaciones está por delante”, dijo el presidente Barack Obama en un comunicado en el que anunció la reanudación de las negociaciones. “Tengo la esperanza de que tanto israelíes como palestinos acometerán a estas conversaciones con buena fe, esfuerzo y determinación”. A Washington acudieron la ministra de Justicia israelí Tzipi Livni y el negociador jefe palestino Saeb Erekat. La ronda inicial acabará hoy.
De momento, son conversaciones preparatorias, en las que los enviados establecerán el marco negociador, con formación de grupos de trabajo y protocolos de anuncios públicos. El plazo inicial para negociar es de nueve meses. La intención de la Casa Blanca es que Netanyahu y el primer ministro palestino, Mahmud Abbas, se encuentren directamente en fases ulteriores, como ya hicieron en Washington en 2010. Cuando esta primera ronda culmine, Kerry anunciará los detalles ulteriores del proceso negociador y los plazos finales.
“No es un secreto que este proceso va a ser difícil y creo que los compromisos razonables van a ser la clave para sacarlo adelante”, dijo Kerry durante una comparecencia en Washington en la que presentó a Martin Indyk como nuevo enviado especial de EE UU a Oriente Próximo. Como embajador de EE UU en Israel, Indyk fue uno de los principales artífices de la política estadounidense en la región durante la presidencia de Bill Clinton.
El proceso negociador quedó en punto muerto en 2010, después de que Netanyahu ordenara una moratoria sobre la construcción en asentamientos de colonos en Cisjordania que duró 10 meses y expiró sin que hubiera avances reales. Desde entonces ha habido varios intentos frustrados por revitalizar el proceso de paz, muchos impulsados por EE UU, pero solo el empeño de Kerry ha tenido éxito, tras seis viajes a la zona. En esta ocasión, Abbas ha accedido a volver a negociar sin más moratorias o garantías, algo que han criticado duramente varias facciones de Al Fatah, su partido.
“Una congelación no tiene por qué ser anunciada. Basta con que Netanyahu ordene que no se siga construyendo, sin más”, asegura Ghassan Khatib, analista palestino y vicepresidente de la universidad de Birzeit. “La única cosa que marcaría una diferencia, en este punto, es un freno en esas construcciones. Que se deje de ampliar los asentamientos daría indicaciones de que de verdad Netanyahu quiere la paz, que al fin y al cabo es un modo de acabar con la ocupación de los territorios palestinos”. Las conversaciones de Oslo, en 1993, ya avanzaron durante meses en secreto y sin grandes anuncios.
El domingo, Netanyahu logró que su consejo de ministros aprobara la excarcelación de los 104 presos palestinos, a pesar de una notable oposición de los sectores más derechistas de su gobierno. “Con Netanyahu es siempre mejor fijarse en lo que hace, en lugar de lo que dice. Si está tan comprometido con la paz, ¿por qué no cambia ya su gobierno y resta peso en él a los representantes de los colonos?”, opina el analista israelí Yossi Alpher. “Además, si Abbas no aceptó la oferta de Ehud Olmert en 2008, ¿cómo va a aceptar algo ahora? No creo que Netanyahu esté dispuesto a ir tan lejos como Olmert en 2008”.
Olmert, primer ministro entre 2006 y 2009, llegó a ofrecer el 93,7% de Cisjordania, anexionando a Israel los grandes bloques de asentamientos, como Ariel. A cambio, ofreció entregarle a un Estado palestino un 5,8% equivalente de zonas dentro de las fronteras del Estado israelí. Abbas podría haber logrado un túnel que conectara Gaza con Cisjordania y que Israel cediera el control de los lugares sagrados de Jerusalén a un comité internacional. Además, Olmert se comprometió a aceptar hasta 5.000 refugiados palestinos. Abbas rechazó la oferta.
David Alandete / Eva Saiz Jerusalén / Washington
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