Sylvain Allard, profesor de la Escuela de Diseño UQAM, de Montreal, Canadá, les propuso a sus alumnos un interesantísimo ejercicio para que tomasen un primer contacto con el mundo del embalaje.
La consigna fue crear la etiqueta creativa de una botella de vino utilizando una hoja de papel blanco. No estaba, por tanto, permitido ningun tipo de impresión. Debían jugar con las posibles formas resultantes de la manipulación del papel. A través de recortes, plegados u otros, crearían una imagen aprovechando el juego de claro-oscuros resultantes en la superficie del papel.
La investigación, la innovación, el virtuosismo, la originalidad y la habilidad fueron los criterios que se tomaron en cuenta para su evaluación.
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