En una entrevista a ABC, la ministra italiana para la Integración, insultada por varios dirigentes de la Liga Norte, se crece ante la adversidad
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / CORRESPONSAL EN ROMA
Al final han llegado las excusas oficiales, pero no la dimisión. El vicepresidente del Senado, Roberto Calderoli, que llamó«orangután» a la ministra para la Integración, Cécile Kyenge, se excusó públicamente en el Senado, pero rechazó presentar la dimisión, como le pidieron el primer ministro, Enrico Letta, y todas las fuerzas políticas, con la excepción de su partido, la Liga Norte, que incluso lo defendió.
Poco después de la intervención de Calderoli, la ministra Kyenge nos recibió en su despacho del Ministerio. Al ser preguntada si se siente herida, Cécile Kyenge nos dice que no quiere hacer «un caso personal» de los insultos, pero con gran serenidad y sin perder la sonrisa envía un mensaje dando a entender que Italia debe decir «basta» a los episodios de racismo.
«Ha llegado el momento en Italia —dice— en que cada uno de nosotros nos miremos internamente, comprendiendo el papel que se desempeña y la importancia de las palabras, para reflexionar sobre el mensaje que queremos enviar al país. Que cada uno haga sus valoraciones».
—Usted no se toma los insultos que ha recibido como una cuestión personal, sino que los considera dirigidos a todo el país.
—En efecto, no los veo como algo personal. Hago de pararrayos.
—Siempre ha resaltado usted que Italia no es racista, pero ¿no cree que hay un problema de intolerancia?
—Hay un problema de conocimiento. No se comunica bien cuál es el problema de la inmigración. Hay que cambiar la mentalidad: el encuentro de las culturas enriquece, mientras que la confrontación empobrece. Hoy tenemos necesidad del encuentro y comprender que lo que nos llega diverso de nosotros nos puede reforzar.
Cécile Kyenge nació hace 48 años en la República Democrática del Congo. Tiene 38 hermanos y hermanas, nacidos de un padre jefe de tribu, católico pero polígamo, con cuatro mujeres. El camino de la ministra ha estado lleno de dificultades desde su nacimiento. Un obispo congoleño le insistió para que viniera a Italia cuando tenía 18 años, para estudiar Medicina con una beca. Vivió en Roma y se especializó en Oftalmología en Modena. Se casó en 1995 con Domenico, un ingeniero de la región de Calabria. Tienen dos hijas. Precisamente la menor, Giulia, de 17 años, afirmó ayer: «El racismo es ignorancia. Al racista le gusta juzgar sin conocer».
Militante del Partido Democrático, Kyenge fue elegida miembro del Parlamento el 25 de febrero 2013. Desde que llegó al gobierno, por el firme deseo del primer ministro Enrico Letta, ha estado en el centro de la polémica y de ataques continuos procedentes sobre todo del partido xenófobo Liga Norte. La rechazan porque la ministra Kyenge es negra e italiana, dos simples adjetivos que, para algunos, no pueden convivir.
—Podría dar la sensación, teniendo en cuenta los insultos y amenazas que recibe, que usted es una persona odiada. Sin embargo, diariamente recibe muchas muestras de afecto y de solidaridad.
—En todos los sitios que visito, me acogen no solo extranjeros, sino comunidades enteras, incluidos ancianos y muchísimos jóvenes, que me muestran su afecto deseando tocarme y haciéndose fotos conmigo. Los insultos hacen mucho ruido, pero preferiría que quedara el mensaje de estas personas que me transmiten afecto y apoyo. Así se comporta la mayor parte de Italia, pero en este momento parece que hacen más ruido los insultos.
—¿De dónde saca su fuerza para afrontar las dificultades y ataques que recibe diariamente?
— Se trata de un camino personal que cada uno hace en su vida. Está claro que mi camino no ha sido fácil. Ha sido complicado desde el punto de vista de la integración, del trabajo, del estudio… cada paso ha sido un poco más difícil. Lo fundamental es saber cuáles son las cosas importantes, comprender el malestar de la gente y ser capaz de enviar un mensaje de no violencia para mejorar el sistema.
—¿Cuáles serían las razones de la hostilidad, sobre todo por parte de la Liga Norte y grupos de extrema derecha?
—El primer objetivo son las mujeres. Y el segundo, la diversidad. La piel negra atrae la atención. No es fácil aceptar la diversidad y darse cuenta de que Italia ha cambiado.
Hay una razón política también de fondo que motiva el rechazo de la Liga Norte. La ministra Kyenge quiere instituir en Italia el «ius soli», la concesión de la nacionalidad a los hijos de inmigrantes nacidos en Italia, sustituyendo al «ius sanguinis» en vigor actualmente.
Los ataques e insultos son episodios visibles. Pero la ministra para la Integración recibe también por internet amenazas de muerte. Su correo electrónico es vigilado y cuatro policías la siguen en todos sus movimientos. Uno de sus escoltas nos advierte al entrar en su despacho: «No debe hacer fotos a las ventanas» La ministra Cécile Kyenge debe vivir en permanente alerta, aunque subraya también que por fortuna siempre encuentra personas que le muestran su afecto y solidaridad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario