martes, 9 de julio de 2013

¿Cómo es la vida sin olfalto ni gusto?

Denise Winterman

Duncan Boak perdió su sentido del olfato en 2005 después de una caída que le desencadenó una seria lesión en el cerebro. El impacto de esta pérdida ha sido inmenso, si tomamos en cuenta que el olfato es responsable del 80% de los sabores que probamos.


"Es muy difícil de explicar, pero perder el sentido del olfato te deja sintiendo como un espectador de tu propia vida, como si la estuvieras viendo a través de un cristal", intenta explicar.

Te hace sentir que no estás completamente inmerso en el mundo que te rodea y te quita mucho del color de la vida. Es aislado y solitario".


Al igual que Boak, el británico doble medallista olímpico de remo James Cracknell sufrió una lesión cerebral. Un camión cisterna lo golpeó mientras participaba en una competencia en Estados Unidos años después de conseguir su hazaña olímpica. Ahora es no es muy capaz de oler o degustar.

Comer es algo que él solo hace para sobrevivir, como echarle combustible a un auto. No siente ningún placer



Según los expertos, la falta de gusto, conocida como ageusia, es muy rara y tiene mucho menos impacto en el día a día que la falta de olfato.
La mayoría de la gente que piensa que ha perdido el gusto lo que ha perdido es el del olfato. Es conocido como anosmia, y el impacto físico y psicológico puede ser devastador y de largo alcance.

"Estudios demuestran que las personas que pierden su sentido del olfato terminan con mayor depresión severa durante períodos más largos de tiempo que quienes pierden la vista", explica el profesor Barry C. Smith, co director y fundador del Centro para el estudio de los sentidos.

"El olfato es un sentido tan infravalorado. Perderlo no sólo te quita el placer de comer; ningún lugar o persona te olerá familiar. También está muy ligado a la memoria. Perder una cualidad emocional de tu vida es algo increíblemente difícil de lidiar".








"El olfato es un sentido tan infravalorado. Perderlo no sólo te quita el placer de comer; ningún lugar o persona te olerá familiar. También está muy ligado a la memoria. Perder una cualidad emocional de tu vida es algo increíblemente difícil de lidiar".



Olor a familiaSue Mounfield perdió su sentido del olfato hace tres años después de una gripe. Ella asegura que los olores que más extraña no tienen nada que ver con la comida.



"Son cosas como oler a mis niños, mi casa, mi jardín. Cuando lo pierdes te das cuenta lo reconfortante y valioso de estos olores. Sin ellos (olfato y gusto) me siento como si estuviera viendo mi vida, pero no participo del todo".



Smith explica que perder el sentido del olfato también hace que el mundo sea más peligroso. Incluso en el útero, el olfato y gusto son los "guardianes" que evitan que entren toxinas dañinas a nuestro cuerpo.






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