martes, 16 de julio de 2013

El son entero, cubanía en versos de Nicolás Guillén

El son entero, un poemario cubano ciento por ciento, vio la luz bien lejos de esta iluminada isla del Caribe. Fruto de la creación de Nicolás Guillén, más tarde Poeta Nacional, y tuvo su primera tirada en Buenos Aires, Argentina, hace 65 años.


Textos escritos de 1929 a 1946 se incluyen en el título, en el que Guillén hace ya gala de su madurez creadora, evidenciada en la aguda manera en que mediante sus versos trata temas peliagudos para la época, como los sociales y políticos.

Algo más de 40 años tenía el poeta camagüeyano cuando el nueve de mayo de 1947 la Colección Mirto, de la Editora Argentina Pleamar, publica los primeros ejemplares de El son entero, que con 210 páginas tenía como valor agregado ilustraciones de Carlos Enríquez, una carta de Miguel de Unamuno y textos musicales de Eliseo y Emilio Grenet, Alejandro García Caturla y Silvestre Revueltas.

Por aquel entonces ya Guillén era considerado dueño de unos de los instintos creadores más auténticos de la época, su inconfundible estilo ya le había reservado un lugar especial entre sus iguales en Cuba y el resto de la antillas.

El son entero destacó enseguida dentro de la producción literaria de Guillén, ya con varios títulos publicados, pues amén de su variedad temática se perfilan la manera distintiva de abordar el tema político, y los inherentes elementos folclóricos del imaginario guilleneano asociados al intimismo.

Sobre la realidad cubana escribió:


Hoy yanqui, ayer española,
sí señor,
la tierra que nos tocó,
siempre el pobre la encontró
si hoy yanqui, ayer española,
¡cómo no!

¡Qué sola la tierra sola,
la tierra que nos tocó!

Mientras que elevó los temas raciales a planos de la alta cultura de la época:

Te vi al pasar una tarde,
ébano y te saludé;
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.
Arará cuévano,
arará sabalú.

La esbelta, cristalina e inocente voz cubana de la islita de Turiguanó:

Isla Turiguanó
te quiero comprar entera,
y sepultarte en mi voz.

Oh luz de estrella marina,
isla de Turiguanó.
-¡Sí señor,
cómo no!

Max Henríquez Ureña, destacado intelectual dominicano, destacó el valor estético de El son., obra que muchos consideran como la más importante de las escritas por el poeta, aseveración que algunos valoran difícil de aceptar dada la gran calidad de otros textos como Elegía a Jesús Menéndez.

Los poemas del libro han despertado admiración en los más exigentes estudiosos e intérpretes de la poesía, a la vez que, a 65 años de su publicación, ha reclutado entre sus seguidores a lectores de todos los gustos.



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