martes, 2 de julio de 2013

Historia de una canción - Tears in heaven / Eric Clapton.

Hay canciones para llorar, reir, saltar y gritar. Están las que nos hacen pensar, las que nos hacen recordar momentos buenos o malos. Están aquellas que critican lo malo para buscar algo bueno, estàn las que juegan con espejos rotos y otras que quedan en las manos del viento. Para todo hay una canciòn, y muchas veces se puede cantar lo que no podemos hablar. 

 

Tears In Heaven es la canción que compuso Eric Clapton en memoria a su hijo fallecido, llamado Conor, quien murió el 20 de marzo del año 1991, al caer accidentalmente de la ventana del piso 53 de un rascacielos en Manhattan, New York, a la edad de cuatro años. Clapton compuso esta balada 9 meses después, llegando a ser un éxito masivo 


El extraordinario musico cuenta así lo sucedido en su ultima autobiografía


Estaba en marzo de 1991, cuando arreglé para verlo en Nueva York, donde Lori (Madre de su hijo y de la que estaba separado, podeis verlos juntos en el funeral en las siguientes fotografías)y su nuevo novio, Silvio, planeaban comprar un apartamento. En la noche del 19, pasé a buscarlo por el apartamento de la calle 57 Este para llevarlo al circo en Long Island. Era la primera vez que salíamos juntos los dos solos, sin un acompañante, y yo estaba nervioso y excitado. Fue una gran salida. El no paró de hablar en toda la noche y estaba feliz de ver a los elefantes. Me di cuenta por primera vez de lo que significaba tener un hijo y ser padre. Me acuerdo de estar diciéndole a Lori, cuando volvimos, que desde ese momento los días que me correspondiera tenerlo, quería cuidarlo sin ayuda de nadie. 


A la mañana siguiente me levanté temprano para pasarlos a buscar a Conor y a Lori y llevarlos al zoológico, y después a almorzar a Bice, mi restaurante italiano favorito. A eso de las 11 de la mañana sonó el teléfono. Era Lori. Estaba histérica, gritando que Conor estaba muerto. Pensé: esto es ridículo. ¿Cómo puede estar muerto? Le hice la más tonta de las preguntas: “¿Estás segura?”. Entonces me dijo que se había caído por la ventana. Estaba desencajada. Le dije: “Voy para allá”. 

Cuando estaba cerca del edificio, vi a la policía y a las ambulancias en la calle y seguí de largo, sin el coraje para entrar. Finalmente me metí en el edificio, y la policía me hizo algunas preguntas. Tomé el ascensor hasta el departamento, que estaba en el piso 53. Lori estaba fuera de sí y hablando como una loca. A esa altura yo estaba calmado y desapegado. Me había encerrado en mí mismo y me convertí en una de esas personas que se hacen cargo de los demás. Hablando con la policía, supe lo que había pasado sin necesidad de entrar en el cuarto. El living tenía ventanales del piso al techo y podrían haber estado abiertas durante la limpieza. No había rejas porque el edificio era un condominio y escapaba a las regulaciones normales. Esa mañana, el portero había estado limpiando las ventanas y las había dejado abiertas. Conor estaba jugando a las escondidas con su niñera, y mientras Lori se distrajo cuando el portero la advirtió sobre el peligro, él entró corriendo al cuarto y siguió de largo por la ventana. Cayó 49 pisos antes de aterrizar sobre el techo del edificio vecino de cuatro pisos. Lori no estaba en condiciones de ir a la morgue, así que lo tuve que identificar solo. Cualquiera haya sido el daño físico que sufrió en la caída, para cuando le habían devuelto a su cuerpo cierta normalidad, recuerdo haber mirado su hermoso rostro en reposo y pensar: éste no es mi hijo. 
El funeral de Conor tuvo lugar en la iglesia de Santa María Magdalena, en Ripley, donde yo crecí, en un frío y desolado día de marzo, poco antes de mi cumpleaños 46. Estaban todos mis viejos amigos, fue un servicio hermoso, pero yo estaba mudo. Miraba el ataúd y no podía hablar. Lo enterramos en una parcela justo al lado de la pared de la iglesia, y cuando el ataúd bajaba su abuela italiana se puso histérica y trató de arrojarse a la tumba. Recuerdo que me impactó, porque no soy dado a expresar emociones. No hago duelos de esa manera. 


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