En una nota al pie de su artículo “La nueva Suramérica” en el número de Abril de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet explica: “El concepto de Suramérica, del que se proclama partidario el bolivarianismo venezolano, rebasa el de ‘América Latina’. Porque reconoce la participación de las naciones indígenas y de los afrodescendientes; y abarca a países y territorios cuya ‘latinoamericanidad’ sigue siendo cuestionada. En otras palabras, el concepto tradicional de ‘América Latina’ se queda corto para definir el espacio suramericano como conjunto de realidades, desde Río Grande y el Caribe hasta la Tierra de Fuego.”
Tal cual. Pero vayamos viendo de a poco. Primero tenemos que éstas tierras eran “La Indias”, que con ese nombre se las menciona en los documentos españoles de la época de la conquista. Sus habitantes eran los “indios”, y los europeos aquí radicados eran llamados “indianos” (ver zarzuela “Los Gavilanes”). Cuando los europeos se dieron cuenta de que esto no era la India, comenzaron a usar la expresión “Indias Occidentales”, la que perduró durante siglos, sobre todo fuera de la península ibérica.
Pero ya por 1507, el cartógrafo alemán Martín Waldseemüller escribió arriba del dibujo de estas tierras el nombre “América”, una latinizacion del nombre de Américo Vespucio, el primer explorador que se dio cuenta de que esto era un nuevo continente.
Geográficamente hablando, América se divide en Norte, Centro y Suramérica. Pero desde el punto de vista cultural la parte de América que está debajo de los Estados Unidos de idem. usualmente se denomina Latinoamérica, Iberoamérica, o Hispanoamérica, y las tres cosas son distintas.
Según parece, la primera vez que se registró el término Latinoamérica fue en 1856, en una conferencia del filósofo chileno Francisco Bilbao y en un poema del escritor colombiano José María Torres Caicedo, pero no pongo las manos en el fuego por esos datos, que los encontré en la Wikipedia.
El uso del término Latinoamérica o América Latina fue impulsado por el Imperio Francés de Napoleón III durante su Invasión a México, como forma de mantener a Francia entre los países con influencia en el continente luego de la independencia de Haití, la pérdida del Canadá a manos de los ingleses y de vender la Luisiana a los Estados Unidos. Luego, los historiadores franceses y sus seguidores continuaron usando ese cómodo termino, que geográficamente abarca todo el territorio comprendido desde Tierra del Fuego hasta el Río Grande, y la provincia canadiense de Quebec (aunque a ellos no les guste), pasando por las Antillas.
Pero a los españoles, después de que –al no encontrar elefantes– se dieron finalmente cuenta de que esto no era la India, no les convenció nada eso de Latinoamérica, entonces inventaron la palabra Hispanoamérica para referirse exclusivamente a sus ex colonias. Los portugueses no quisieron ser menos, entonces comenzaron a hablar de Lusoamérica, pero el término no tuvo mucho suceso. Atando a las dos moscas por el rabo, surgió entonces el más reciente nombre que se le da a estas tierras: Iberoamérica, el que incluye a las ex colonias de los dos países que se dividen la Península Ibérica.
Pero claro, todos estos nombres (Latinoamérica, Hispanoamérica, Iberoamérica) son bien eurocentristas, ya que dividen al continente según quien lo colonizó. A mi me gusta mucho más la expresión Suramérica o mejor aún Sudamérica, que suena más elegante. Por supuesto que más allá de la elegancia, el asunto es como dice Ramonet, que los otros nombres que nos dan allá y nos damos acá, son bastante irrespetuosos para con los americanos de verdad y para con los que fueron hechos americanos a prepo, por decir lo menos.
Tal cual. Pero vayamos viendo de a poco. Primero tenemos que éstas tierras eran “La Indias”, que con ese nombre se las menciona en los documentos españoles de la época de la conquista. Sus habitantes eran los “indios”, y los europeos aquí radicados eran llamados “indianos” (ver zarzuela “Los Gavilanes”). Cuando los europeos se dieron cuenta de que esto no era la India, comenzaron a usar la expresión “Indias Occidentales”, la que perduró durante siglos, sobre todo fuera de la península ibérica.
Pero ya por 1507, el cartógrafo alemán Martín Waldseemüller escribió arriba del dibujo de estas tierras el nombre “América”, una latinizacion del nombre de Américo Vespucio, el primer explorador que se dio cuenta de que esto era un nuevo continente.
Geográficamente hablando, América se divide en Norte, Centro y Suramérica. Pero desde el punto de vista cultural la parte de América que está debajo de los Estados Unidos de idem. usualmente se denomina Latinoamérica, Iberoamérica, o Hispanoamérica, y las tres cosas son distintas.
Según parece, la primera vez que se registró el término Latinoamérica fue en 1856, en una conferencia del filósofo chileno Francisco Bilbao y en un poema del escritor colombiano José María Torres Caicedo, pero no pongo las manos en el fuego por esos datos, que los encontré en la Wikipedia.
El uso del término Latinoamérica o América Latina fue impulsado por el Imperio Francés de Napoleón III durante su Invasión a México, como forma de mantener a Francia entre los países con influencia en el continente luego de la independencia de Haití, la pérdida del Canadá a manos de los ingleses y de vender la Luisiana a los Estados Unidos. Luego, los historiadores franceses y sus seguidores continuaron usando ese cómodo termino, que geográficamente abarca todo el territorio comprendido desde Tierra del Fuego hasta el Río Grande, y la provincia canadiense de Quebec (aunque a ellos no les guste), pasando por las Antillas.
Pero a los españoles, después de que –al no encontrar elefantes– se dieron finalmente cuenta de que esto no era la India, no les convenció nada eso de Latinoamérica, entonces inventaron la palabra Hispanoamérica para referirse exclusivamente a sus ex colonias. Los portugueses no quisieron ser menos, entonces comenzaron a hablar de Lusoamérica, pero el término no tuvo mucho suceso. Atando a las dos moscas por el rabo, surgió entonces el más reciente nombre que se le da a estas tierras: Iberoamérica, el que incluye a las ex colonias de los dos países que se dividen la Península Ibérica.
Pero claro, todos estos nombres (Latinoamérica, Hispanoamérica, Iberoamérica) son bien eurocentristas, ya que dividen al continente según quien lo colonizó. A mi me gusta mucho más la expresión Suramérica o mejor aún Sudamérica, que suena más elegante. Por supuesto que más allá de la elegancia, el asunto es como dice Ramonet, que los otros nombres que nos dan allá y nos damos acá, son bastante irrespetuosos para con los americanos de verdad y para con los que fueron hechos americanos a prepo, por decir lo menos.
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