Lydia Esther Ochoa / lochoa@radioangulo.icrt.cu / Miércoles, 10 de Julio de 2013
Sin su talento la identidad nacional cubana no tendría tantos matices; matices descubiertos y enriquecidos mediante el verso y la prosa en los que supo plasmar el entorno social. Todo un caudal para la apasionada inspiración de Nicolás Guillén, nacido en Camagüey el 10 de julio de 1902.
Aunque posiblemente ya de niño sintió inquietudes inexplicables, enigmas que solo los poetas podrían develar, de muy joven aprendió el oficio de tipógrafo y más tarde accedió al periodismo hasta que una llama fue creciendo en su interior y le daría el giro definitivo a su existencia, pero sin dejar de lado la prosa.
De esa manera pudo comprender y encausar sus inquietudes poéticas conjugadas sabiamente con el pequeño mundo que conoció primero y después se fue ensanchando hasta dimensionar su nombre. Fue y es el más cubano de los poetas y al mismo tiempo uno de los más universales, de la que da fe su gran obra.
Ciertamente es la obra de un revolucionario militante que combatió las injusticias sociales del pueblo cubano desde el verso y la prosa, este pueblo de blancos, negros, mulatos y mestizos que Nicolás Guillén enalteció para siempre en la profundidad de sus raíces. “Estamos juntos desde muy lejos, / jóvenes, viejos, / negros y blancos, todo mezclado; / uno mandando y otro mandado/…” (fragmento de “Son número 6”, de “El son entero”).
En uno de los poemas del libro La paloma de vuelo popular, Nicolás Guillén le canta a la vida misma a partir del amor que deben sentir todos los hombres para acorralar la maldad y lo que trae consigo. Es lo que encontramos en “La Muralla” que para hacerla necesita juntar todas las manos: …” los negros, sus manos negras, / los blancos, sus blancas manos”.
Una muralla única que daría paso a todo lo hermoso y bueno de la existencia humana, surgido por el amor, la amistad, la paz, la ternura de las flores, el vuelo de la paloma y el canto del ruiseñor: “Una muralla que vaya/ desde la playa hasta el monte,/ desde el monte hasta la playa, bien,/ allá sobre el horizonte...”.
Comunista y firme combatiente de su ideal, al producirse el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953, Guillén se vio precisado a abandonar el país debido a la represión desatada por la dictadura de Fulgencio Batista, y regresaría a la patria en 1959 para poner su talento al servicio de la Revolución. Fue el primer presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Al más singular de los poetas cubanos ningún tema le fue ajeno y en su obra se advierte que supo tomarle el pulso al sentido de la existencia propia y ajena, Por ello es tan rica su creación, hasta el punto de convocar a los nuevos lectores a descubrirla y a los ya iniciados a apreciarla con otras miradas.
De tal manera que podrían convertirse en conocedores avezados de la producción literaria de Nicolás Guillén, deslumbrados por “Motivos de son”, “Songoro cosongo”, “Cantos para soldados y sones para turistas”, “El son entero” o “La paloma de vuelo popular”.
Fallecido el 16 de julio de 1989, tras una prolongada enfermedad, Nicolás Guillén es de los hombres más imprescindibles de la cultura cubana y continúa siendo para sus admiradores el poeta de lo singular y lo general, quien se valió de su pluma para crear al país donde nació a su imagen y semejanza, tan lleno de contrastes como su propia existencia.
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Motivos de Nicolás Guillén
Miércoles, 10 Julio 2013
Sin su talento la identidad nacional cubana no tendría tantos matices; matices descubiertos y enriquecidos mediante el verso y la prosa en los que...
Sin su talento la identidad nacional cubana no tendría tantos matices; matices descubiertos y enriquecidos mediante el verso y la prosa en los que supo plasmar el entorno social. Todo un caudal para la apasionada inspiración de Nicolás Guillén, nacido en Camagüey el 10 de julio de 1902.
Aunque posiblemente ya de niño sintió inquietudes inexplicables, enigmas que solo los poetas podrían develar, de muy joven aprendió el oficio de tipógrafo y más tarde accedió al periodismo hasta que una llama fue creciendo en su interior y le daría el giro definitivo a su existencia, pero sin dejar de lado la prosa.
De esa manera pudo comprender y encausar sus inquietudes poéticas conjugadas sabiamente con el pequeño mundo que conoció primero y después se fue ensanchando hasta dimensionar su nombre. Fue y es el más cubano de los poetas y al mismo tiempo uno de los más universales, de la que da fe su gran obra.
Ciertamente es la obra de un revolucionario militante que combatió las injusticias sociales del pueblo cubano desde el verso y la prosa, este pueblo de blancos, negros, mulatos y mestizos que Nicolás Guillén enalteció para siempre en la profundidad de sus raíces. “Estamos juntos desde muy lejos, / jóvenes, viejos, / negros y blancos, todo mezclado; / uno mandando y otro mandado/…” (fragmento de “Son número 6”, de “El son entero”).
En uno de los poemas del libro La paloma de vuelo popular, Nicolás Guillén le canta a la vida misma a partir del amor que deben sentir todos los hombres para acorralar la maldad y lo que trae consigo. Es lo que encontramos en “La Muralla” que para hacerla necesita juntar todas las manos: …” los negros, sus manos negras, / los blancos, sus blancas manos”.
Una muralla única que daría paso a todo lo hermoso y bueno de la existencia humana, surgido por el amor, la amistad, la paz, la ternura de las flores, el vuelo de la paloma y el canto del ruiseñor: “Una muralla que vaya/ desde la playa hasta el monte,/ desde el monte hasta la playa, bien,/ allá sobre el horizonte...”.
Comunista y firme combatiente de su ideal, al producirse el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953, Guillén se vio precisado a abandonar el país debido a la represión desatada por la dictadura de Fulgencio Batista, y regresaría a la patria en 1959 para poner su talento al servicio de la Revolución. Fue el primer presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Al más singular de los poetas cubanos ningún tema le fue ajeno y en su obra se advierte que supo tomarle el pulso al sentido de la existencia propia y ajena, Por ello es tan rica su creación, hasta el punto de convocar a los nuevos lectores a descubrirla y a los ya iniciados a apreciarla con otras miradas.
De tal manera que podrían convertirse en conocedores avezados de la producción literaria de Nicolás Guillén, deslumbrados por “Motivos de son”, “Songoro cosongo”, “Cantos para soldados y sones para turistas”, “El son entero” o “La paloma de vuelo popular”.
Fallecido el 16 de julio de 1989, tras una prolongada enfermedad, Nicolás Guillén es de los hombres más imprescindibles de la cultura cubana y continúa siendo para sus admiradores el poeta de lo singular y lo general, quien se valió de su pluma para crear al país donde nació a su imagen y semejanza, tan lleno de contrastes como su propia existencia.
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Motivos de Nicolás Guillén
Miércoles, 10 Julio 2013
Sin su talento la identidad nacional cubana no tendría tantos matices; matices descubiertos y enriquecidos mediante el verso y la prosa en los que...
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