“Tus pasos, hijos del silencio,
situados lenta y santamente,
al lecho de mi vigilancia
se acercan helados y mudos.
Mujer pura, sombra divina
¡qué dulces son tus pasos tímidos!
¡Todos los dones que adivino
llegan a mí en tus pies desnudos!
Si con tus labios que se acercan
preparas, para apaciguar
al habitante de mis sueños,
el celeste manjar de un beso,
no retrases tu tierna acción,
dulzura de ser y no ser,
porque he vivido de esperarte…
Mi corazón era tus pasos.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario