Makoko significa “Pueblo de pescadores” y con 250.000 habitantes es una de las “comunidades acuáticas” más conocidas de Nigeria —la Venecia nigeriana—, situada en la laguna de Lagos, una de las ciudades más grandes del continente. Lagos que era llamada Eko durante el Reino de Benín, fue rebautizada con el nombre actual por los primeros colonos portugueses que se asentaron en la zona haciendo referencia al estilo de vida fluvial de los habitantes de la región. Hoy en día es la segunda ciudad más poblada de África, lo que implica ciertos desafíos en cuanto a la gestión urbana y de infraestructuras de la ciudad. En el caso de zonas como Makoko, el cambio climático y la insalubridad hace más difícil la supervivencia de la comunidad que además, se ve amenazada por el desalojo que está implementando el gobierno siguiendo su plan de intentar mejorar el caos que gobierna la ciudad y de limpiar su imagen. Como todos los procesos de gentrificación, los afectados directamente son las poblaciones más pobres que son desplazadas, desarraigadas y despojadas de su medio de subsistencia, por lo que finalmente no perciben una mejora en su calidad de vida. Por el contrario, los desalojos se dan en pro del beneficio económico que puede aportar la situación privilegiada que tiene este suburbio frente al mar. Las consecuencias para su población pueden ser desastrosas por la tradición pesquera de sus gentes que lucha por seguir manteniendo este modo de subsistencia a pesar de la contaminación de las aguas y que verá cambiado su modo de vida en caso de ser desalojados de sus casas. El cambio climático también juega en contra de los habitantes, ya que las inundaciones son cada vez mayores y por lo tanto el empobrecimiento, las enfermedades y el aumento de la criminalidad sobretodo en la población más joven son algunos de los problemas sociales que se viven en la zona.
Por esta situación y con el fin de aportar una solución a los muchos problemas tiene Makoko, el arquitecto, diseñador y urbanista nigeriano Kunlé Adeyemi ha puesto en marcha algunos proyectos que van en el sentido de mejorar las condiciones de vida de la población con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll y las Naciones Unidas. Su estudio NLÉ —“En casa” en yoruba— trabaja desde la perspectiva del urbanismo y diseño social basado en el uso del urbanismo como herramienta al servicio de las personas mediante la consolidación del tejido urbano y comunitario. Desde esta perspectiva se pone en marcha el proyecto del Makoko Floating School, que consiste en la construcción de una escuela flotante en este suburbio lagosense. La idea es construir un edificio sostenible, ecológico y alternativo que se adapte a una comunidad con tradición y subsistencia “acuática” y pesquera urbana. El propósito es replicar la idea en proyectos más ambiciosos como el “Lagos Water communities Project”, así como en otros contextos costeros del continente.
Si se logra cumplir el cronograma planteado y si el gobierno finalmente no lo demuele —tal y como pretendía poco después de su construcción—, las perspectivas de futuro podrían ser alentadoras, ya que supone una opción ecológica, sostenible y adecuada a las condiciones de vida en el slum.
Fuente: http://www.wiriko.org/artes-visuales
Por esta situación y con el fin de aportar una solución a los muchos problemas tiene Makoko, el arquitecto, diseñador y urbanista nigeriano Kunlé Adeyemi ha puesto en marcha algunos proyectos que van en el sentido de mejorar las condiciones de vida de la población con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll y las Naciones Unidas. Su estudio NLÉ —“En casa” en yoruba— trabaja desde la perspectiva del urbanismo y diseño social basado en el uso del urbanismo como herramienta al servicio de las personas mediante la consolidación del tejido urbano y comunitario. Desde esta perspectiva se pone en marcha el proyecto del Makoko Floating School, que consiste en la construcción de una escuela flotante en este suburbio lagosense. La idea es construir un edificio sostenible, ecológico y alternativo que se adapte a una comunidad con tradición y subsistencia “acuática” y pesquera urbana. El propósito es replicar la idea en proyectos más ambiciosos como el “Lagos Water communities Project”, así como en otros contextos costeros del continente.
La construcción del Makoko Floating School está alimentada con paneles solares situadas en el tejado del edificio y está apoyada sobre 256 baterías de plástico (actualmente se sostienen por pilares). Habrá cabida para más de 100 niños y niñas, lo que favorece la reducción de la alta tasa de abandono escolar así como la criminalidad juvenil. Construido por los propios habitantes con materiales locales, la madera es la protagonista de esta construcción de base triangular en forma de A que alberga las clases en el segundo piso, tiene baños de compost y que cuenta también con zonas verdes y de ocio para los estudiantes.
Si se logra cumplir el cronograma planteado y si el gobierno finalmente no lo demuele —tal y como pretendía poco después de su construcción—, las perspectivas de futuro podrían ser alentadoras, ya que supone una opción ecológica, sostenible y adecuada a las condiciones de vida en el slum.
Fuente: http://www.wiriko.org/artes-visuales
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