En 2008, la fotoperiodista Alixandra Fazzina, que vive en Pakistán, tropezó con historias de jóvenes afganos refugiados, niños que dejaban su país hacia Europa. Tan pronto como notó este fenómeno, visitó un campamento de refugiados en Afganistán, donde fue testigo del funeral de un niño que había tratado de cruzar la frontera entre Turquía y Grecia. Luego, en la misma visita, en el hospital, conoció a un niño que había perdido sus piernas- no por lo que ella inicialmente asumió, una mina terrestre, sino a consecuencia de haber sido secuestrado y torturado cuando trataba de llegar a occidente. "Todo el tiempo él solo decía que quería llegar a Europa, a pesar del riesgo. Estaba tan convencido absolutamente de que no había futuro para él como joven afgano," dice Fazzina. La última vez que lo vio fue en Grecia, a donde huyó nuevamente, la segunda vez que perdía las piernas prostéticas que necesitó después de su primer intento de emigración. "Tuvo mucha suerte de sobrevivir tan lejos, y no lo ha logrado aún."
(Fotografía: Alixandra Fazzina - Abrishem (Afganistán), marzo 2012)
El fenómeno que Fazzina observó de primera mano pronto fue confirmado por las estadísticas. La fotógrafa notó que se incrementó un 64% el número de jóvenes afganos refugiados que pidieron asilo en Europa en 2010. Con el dinero que obtuvo ese mismo año por su reconocimiento de parte de UNHCR (United Nations High Commissioner for Refugees) [Agencia de la ONU para los refugiados] como la primera periodista en ganar el prestigioso Premio de refugiados Nansen, junto con el apoyo del gobierno noruego, Fazzina inició el proyecto de documental los rostros trabajadores de los más jóvenes que hacen tal viaje desde Afganistán.
Ese proyecto, Flowers of Afghanistan [Flores de Afganistán], está ahora a un tercio de ser completado; Fanzzina planea continuar su trabajo en Irán, Pakistán e Italia en los próximos meses. "Cuando Estados Unidos se vaya, estaremos al borde de una guerra civil," dice ella. "Es muy importante para mí destacar esto en este momento. Es muy importante para las personas darse cuenta que Afganistán no es una historia de éxito."
(Fotografía: Alixandra Fazzina - Zaranj (Afganistán), marzo 2012)
Aunque Fazzina ha intentado seguir a los niños- y las pocas niñas que emprenden el viaje- por el camino, fotografiándolos, encontró que el camino pocas veces es lineal. Antes de dejar sus casas, los chicos esconden sus planes de viaje, casi siempre de sus padres; contrabandistas, dice Fazzina, les advierten que contar atraerá un genio, un espíritu maligno, sobre su viaje. Y una vez dejan sus casas, las salidas en falso son comunes, los secuestros son frecuentes y la deportación es una posibilidad incluso para niños que buscan asilo. En ve de eso, Fazzina dice que se basa en las redes y en el boca a boca, y tal vez la confianza sea más fácil de ganar para una mujer, para encontrar los refugiados en cada parada a lo largo del camino. Dice que incluso los contrabandistas, una vez oyen del proyecto, se acercan y proporcionan información sobre su trabajo. "Por supuesto quiero verlos viajando, pero no estoy interesada en fotografiar a los contrabandistas, entonces lo que he hecho ha sido, en términos fotográficos, fotografías muy tranquilas," dice ella. Las fotografías de sus serie son a menudo oscuras, capturando un momento de descanso o una persona que está en las sombras, pero quieta y la penumbra no significa calma. "Cuando retrocedo un paso," dice, "casi siempre me pregunto su las personas realmente entienden lo peligroso que es."
(Fotografía: Alixandra Fazzina - Estambul (Turquía), enero 2012)
Y entre más tiempo pasa Fazzina en el mundo de las sombras, más claros son los patrones. Cerca de la mitad de los niños, dice ella, no tienen padres debido a la guerra o las enfermedades, confiándoles posiciones de responsabilidad en sus familias. Ellos vienen de las provincias más inestables del país. Recientemente, ella conoció algunos niños en Peshawar que se rindieron o fueron deportados de vuelta a Afganistán, y notó otro nivel de patrón. "Empecé a hablar con ellos del viaje, y eran los mismos lugares, los mismos hostales donde se quedaron," dice. "Era impactante y repetitivo."
Aún cuando Fazzina en raras ocasiones ha podido ser capaz literalmente de seguir a los niños que fotografía, ha encontrado que hay una manera virtual de rastrearlos: a través de sus propias fotografías, en Facebook.
"Vi a un chico que había conocido y sus fotografías en Atenas, tomadas con carros lujosos y en locaciones turísticas y con ropas prestadas, donde la realidad es que vive en un hotel, como mendigo, que ha escapado de una mafia de contrabandistas, de prostitutas y drogas. Era a un millón de millas de donde mostraba sus fotos." Infortunadamente, ese valiente rostro puede darle valentía a otros para el mismo peligroso viaje.
(Fotografía: Alixandra Fazzina - Estambul (Turquía), enero 2012)
Ella alguna vez trató que esas fotos que los niños tomaban para sí mismos fuera algo más real. Un chico de 16 años al que conoció era un apasionado por la fotografía. Él era, un "genio" para eso. Él quería ser director. Después que sobrevivió seis días en el contenedor de un camión y llegó a Roma, Fazzina trató de recuperar la cámara por intermedio de sus colegas en Italia. Pero en ese momento él se mudó a París. Hablaron por teléfono. Le dijo a ella que le habían dicho que era muy viejo cuando llegó al refugio para niños y que era muy joven cuando llegó al refugio para adultos. Estaba durmiendo en las calles, en el invierno, en la nieve. Ella no ha recuperado la cámara. Él no volvió a llamar de nuevo. "Él se mudó. Desapareció. No tengo idea qué pasó con él," dice. "Tengo miedo de cual haya sido su destino."
(Fotografía: Alixandra Fazzina - Atenas (Grecia), octubre 2011)
(Fotografía: Alixandra Fazzina - Patras (Grecia), octubre 2011)
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Fotografía: Alixandra Fazzina - Kabul (Afganistán), febrero 2012)
Fuente: http://memoriandofotografia.blogspot.com/
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