Habían crecido juntas, la guitarra y Violeta Parra.Cuando una llamaba, la otra venía.La guitarra y ella se reían, lloraban, se preguntaban, se creían.La guitarra tenía un agujero en el pecho.Ella también.En el día de hoy de 1967, la guitarra llamó y Violeta no vino.Nunca más vino.
De: “Los hijos de los días”
Ed. Siglo XXI de España Editores – 2012
Recordando a la gran Violeta Parra, al cumplirse hoy, 47 años de su fallecimiento
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