La madre de uno de los presuntos ladrones del Museo de Rotterdam convirtió en cenizas las obras de arte por valor de 100 millones de euros
«Cabeza de arlequín», de Pablo Picasso
El arte nunca muere. O eso pensábamos hasta hace unas horas, cuando descubrimos que siete joyas de la vanguardia pictórica perecieron incineradas en Rumanía. Antes, los Picasso, Matisse y Monet, Gauguin, Meyer y L. Freud robados en 2012 del Museo Kunsthal de Rotterdam estuvieron enterrados en un cementerio.
Ajena a las sospechas que despertaban los seis ciudadanos rumanos acusados por la fiscalía de aquel país de robar las obras «Cabeza de Arlequín», de Picasso; «La Lectora en Blanco y Negro», de Matisse; «El Puente Waterloo de Londres», de Monet, «El Puente Charing Cross de Londres», también de Monet; «Mujer delante de una ventana abierta, llamada la novia», de PaulGauguin, «Autorretrato», de Meyer de Haan, y «Mujer con los Ojos Cerrados», de Lucian Freud; la madre de uno de ellos se ha confesado culpable.
Si Radu Dogaru irrumpió junto a sus compañeros de operación en el museo holandés el 16 de octubre de 2012, descolgó los lienzos de la pared y huyó en dos minutos, su madre se ocupó del resto. Es decir, enterrarlos en el jardín de una casa abandonada en Caracliu, su aldea, para luego trasladarlos a un cementerio. Hasta que, en febrero, aterrada ante la imagen de la policía merodeando la zona, decidió quemarlos en la chimenea de su casa.
100 millones en cenizas
Covencida de que «si los lienzos nunca se encontraban, no habría pruebas y (los acusados) no serían condenados», según confesó a la fiscalía, Dogaru avivó el fuego con «madera, zapatos y botas de goma». Sabía que «el hecho cometido era grave» —Los cuadros están valorados en entre 50 y 100 millones de euros—, tanto que ya es el mayor robo de arte en más de una década en los Países Bajos.
Mientras uno de los acusados aún en búsqueda y captura, y acusa a los otros cuatro de haber colaborado en la sustracción, la portavoz de la fiscalía rumana, Gabriela Chiru, ha contado a la agencia AFP que están analizando las cenizas de una estufa para comprobar si se tratan de los restos de las obras de arte.
No obstante, la portavoz de la fiscalía afirma que hay que comprobar la versión de Dogaru y que las investigaciones, realizadas por el Museo Nacional de Historia de Rumania, pueden alargarse varios meses.
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