Juan Arias Río de Janeiro 11 JUL 2013
La primera huelga general en Brasil en 22 años, la segunda desde la redemocratización del país, ha empezado con los transportes públicos parados y cortes de carreteras, pero los sindicatos que proclamaron la huelga general no están del todo satisfechos con la adhesión de los trabajadores. “Esperamos que por la tarde (hora local, por la noche en España) la participación sea mayor”, han afirmado. Hasta el momento se conocen 37 carreteras interrumpidas en siete de los 27 estados. Hay convocatorias previstas en 22 de ellos.
Al Día Nacional de Lucha, nombre que ha recibido la protesta de sus organizadores, se han adherido los principales sindicatos del país, tanto los favorables como los contrarios al Gobierno del Partido de los Trabajadores y a la presidenta Dilma Rousseff, así como el Movimiento de los Sin Tierra (MST, en sus siglas en portugués) y el Movimiento Pase Libre, uno de los principales organizadores de las protestas callejeras del pasado mes de junio.
Desde una perspectiva laboral, los principales objetivos de la protesta son la reducción de la jornada laboral a 40 horas sin disminución salarial, la retirada de un proyecto de ley que regula la subcontratación, y un incremento en las pensiones. Los organizadores también han consensuado una serie de reivindicaciones políticas, entre las que están aumentar la inversión en educación a más del 10% del PIB, mayor gasto sanitario y en transporte público y una reforma agraria.
Los principales bloqueos se han producido en los accesos al puerto de Santos (São Paulo), el mayor puerto del país y al que se llega mayoritariamente por carretera. Los manifestantes bloquearon la via Anchieta, que une la ciudad portuaria con São Paulo, a primera hora de la mañana, para después retirarse.
En Río de Janeiro, los transportes públicos no han ido a la huelga. Han cerrado sólo en general las escuelas públicas, bancos y correos. En la capital carioca, los manifestantes bloquearon el acceso a la central de distribución de Correos. Las protestas también impidieron el acceso a los trabajadores del puerto de Itaguaí, a 70 kilómetros de Río.
En Brasília, la capital, un grupo de militantes del Movimiento de los Sin Tierra (MST) ocuparon la sede del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA).
En algunas ciudades como Salvador de Bahía y Porto Alegre, los autobuses y el metro dejaron de funcionar desde la mañana. En esta última ciudad, capital de Río Grande do Sul, los trenes urbanos tuvieron que parar porque los que habían salido de cocheras fueron apedreados por los manifestantes. En el estado de Santa Catarina se sumaron a la huelga los trabajadores de la limpieza urbana.
En Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais, la huelga también afectó al transporte público, y de forma parcial a las escuelas (que cerraron en un 20%) y a los centros sanitarios. El efecto de la huelga sobre el sistema educativo es parcial porque en muchos estados esta es la semana en la que empiezan las vacaciones escolares de invierno.
En São Paulo, la mayor ciudad del país, un juez ordenó que el metro abriese con un servicio reducido durante las horas de punta. En la capital, los manifestantes cerraron varias vías de acceso a la ciudad y dentro de ella. Una marcha pasó por la calle 25 de Marzo, una de las principales arterias comerciales del casco viejo de la ciudad, y ordenó a los comerciantes cerrar las puertas. Otra manifestación, de mensajeros en moto, cortó la avenida Bandeirantes, cercana al área de negocios de la zona sur.
Las manifestaciones más importantes están previstas para las 15.00, hora local (las 20.00, hora peninsular española). La excepción es São Paulo, donde la gran marcha ha empezado a mediodía (las 17.00, hora peninsular española), en la avenida Paulista, centro simbólico de la ciudad. En Río de Janeiro, la manifestación se concentrará en la avenida Presidente Vargas, en el centro histórico de la capital carioca, mientras que en Brasilia la manifestación tiene previsto terminar frente al Congreso Nacional.
El analista político del diario Folha de São Paulo, Gilberto Dimenstein, ha criticado por la mañana el hecho de que los sindicatos han salido a la calle con reivindicaciones demasiado “genéricas”. Al revés de las manifestaciones de los sin partido que presentaban peticiones bien concretas y no tenían líderes con intereses personales, algunos de los líderes sindicales presentes en la huelga de hoy tienen pretensiones de cargos políticos.
Por ejemplo el diputado Paulo da Silva, conocido como Paulinho, líder de Força Sindical (cercano a la oposición al PT) pretende formar un nuevo partido y presentarse el año próximo a las presidenciales. Ante las críticas de oportunismo político, Paulinho respondió: “Los problemas de la gente no se resuelven sin la presión de la calle”.
La primera huelga general en Brasil en 22 años, la segunda desde la redemocratización del país, ha empezado con los transportes públicos parados y cortes de carreteras, pero los sindicatos que proclamaron la huelga general no están del todo satisfechos con la adhesión de los trabajadores. “Esperamos que por la tarde (hora local, por la noche en España) la participación sea mayor”, han afirmado. Hasta el momento se conocen 37 carreteras interrumpidas en siete de los 27 estados. Hay convocatorias previstas en 22 de ellos.
Al Día Nacional de Lucha, nombre que ha recibido la protesta de sus organizadores, se han adherido los principales sindicatos del país, tanto los favorables como los contrarios al Gobierno del Partido de los Trabajadores y a la presidenta Dilma Rousseff, así como el Movimiento de los Sin Tierra (MST, en sus siglas en portugués) y el Movimiento Pase Libre, uno de los principales organizadores de las protestas callejeras del pasado mes de junio.
Desde una perspectiva laboral, los principales objetivos de la protesta son la reducción de la jornada laboral a 40 horas sin disminución salarial, la retirada de un proyecto de ley que regula la subcontratación, y un incremento en las pensiones. Los organizadores también han consensuado una serie de reivindicaciones políticas, entre las que están aumentar la inversión en educación a más del 10% del PIB, mayor gasto sanitario y en transporte público y una reforma agraria.
Los principales bloqueos se han producido en los accesos al puerto de Santos (São Paulo), el mayor puerto del país y al que se llega mayoritariamente por carretera. Los manifestantes bloquearon la via Anchieta, que une la ciudad portuaria con São Paulo, a primera hora de la mañana, para después retirarse.
En Río de Janeiro, los transportes públicos no han ido a la huelga. Han cerrado sólo en general las escuelas públicas, bancos y correos. En la capital carioca, los manifestantes bloquearon el acceso a la central de distribución de Correos. Las protestas también impidieron el acceso a los trabajadores del puerto de Itaguaí, a 70 kilómetros de Río.
En Brasília, la capital, un grupo de militantes del Movimiento de los Sin Tierra (MST) ocuparon la sede del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA).
En algunas ciudades como Salvador de Bahía y Porto Alegre, los autobuses y el metro dejaron de funcionar desde la mañana. En esta última ciudad, capital de Río Grande do Sul, los trenes urbanos tuvieron que parar porque los que habían salido de cocheras fueron apedreados por los manifestantes. En el estado de Santa Catarina se sumaron a la huelga los trabajadores de la limpieza urbana.
En Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais, la huelga también afectó al transporte público, y de forma parcial a las escuelas (que cerraron en un 20%) y a los centros sanitarios. El efecto de la huelga sobre el sistema educativo es parcial porque en muchos estados esta es la semana en la que empiezan las vacaciones escolares de invierno.
En São Paulo, la mayor ciudad del país, un juez ordenó que el metro abriese con un servicio reducido durante las horas de punta. En la capital, los manifestantes cerraron varias vías de acceso a la ciudad y dentro de ella. Una marcha pasó por la calle 25 de Marzo, una de las principales arterias comerciales del casco viejo de la ciudad, y ordenó a los comerciantes cerrar las puertas. Otra manifestación, de mensajeros en moto, cortó la avenida Bandeirantes, cercana al área de negocios de la zona sur.
Las manifestaciones más importantes están previstas para las 15.00, hora local (las 20.00, hora peninsular española). La excepción es São Paulo, donde la gran marcha ha empezado a mediodía (las 17.00, hora peninsular española), en la avenida Paulista, centro simbólico de la ciudad. En Río de Janeiro, la manifestación se concentrará en la avenida Presidente Vargas, en el centro histórico de la capital carioca, mientras que en Brasilia la manifestación tiene previsto terminar frente al Congreso Nacional.
El analista político del diario Folha de São Paulo, Gilberto Dimenstein, ha criticado por la mañana el hecho de que los sindicatos han salido a la calle con reivindicaciones demasiado “genéricas”. Al revés de las manifestaciones de los sin partido que presentaban peticiones bien concretas y no tenían líderes con intereses personales, algunos de los líderes sindicales presentes en la huelga de hoy tienen pretensiones de cargos políticos.
Por ejemplo el diputado Paulo da Silva, conocido como Paulinho, líder de Força Sindical (cercano a la oposición al PT) pretende formar un nuevo partido y presentarse el año próximo a las presidenciales. Ante las críticas de oportunismo político, Paulinho respondió: “Los problemas de la gente no se resuelven sin la presión de la calle”.
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