domingo, 10 de noviembre de 2013

Gracias, Mankell. Un abrazo, José Saramago





El día 2 de junio de 2010 José Saramago se dispuso, como todos los días, a ver el telediario de las 3 de la tarde. La noticia de apertura le reclamó toda la atención: La Flotilla de la Paz que pretendía romper el cerco a que estaba sometida la franja de Gaza transportando material escolar y sanitario fue atacada por el ejercito israelí con una violencia inusitada. Saramago contemplaba las escenas con la atención que el asunto exigía, con la preocupación de quien algo sabe de la vida y con el respeto que se le debe a las personas que habían perecido por reclamar para otros la libertad que ellos tenían. Miraba el televisor como hipnotizado, tal vez pensando que si la enfermedad no se lo hubiera impedido él estaría allí cuando unas palabras le conmovieron especialmente. Eran estas: "Entre los miembros de la flotilla de la paz estaba el escritor sueco Henning Mankell" De pronto a José Saramago se le saltaron las lágrimas y pidió que se abriera su blog, que quería entrar. Para decir, simplemente, "Obrigado, Mankell". Lloró Saramago esa tarde porque sintió la impotencia de no poder hacer nada, ni por los muertos ni por los que sufrían el bloqueo. Lloró también de emoción de saber que un compañero de letras estaba allí, como si ese gesto los salvara a todos.Obrigado, Mankell: esta palabras son la última entrada en el blog. José Saramago murió dieciséis días después.

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