Río de Janeiro reverdece sus barrios pobres para frenar la deforestación y evitar deslaves en tiempos de lluvia
Mientras Río de Janeiro se prepara para ser escenario estelar de la Copa Mundial 2014, las canchas de fútbol no son los únicos espacios que están reverdeciendo en esta animada urbe brasileña.
La ciudad está cubriendo de verde otro espacio no menos importante y de fama global: las favelas, esos barrios situados en las colinas de Río y que albergan a 1,2 millones de personas.La cuarta partes de esos moradores –unas 300.000 personas- están en situación de riesgo a consecuencia de la deforestación urbana, especialmente cuando ocurren deslaves causados por las lluvias.
Una favela que lleva la delantera en estos esfuerzos de reforestación esMorro da Formiga, al norte de Río. Con sus faldas pobladas de nuevos árboles y plantas, varias especies de pájaros y otros animales que habían desaparecido de sus laderas, están comenzando a regresar.
“He visto muchos canarios, azulones, tucanes y monos últimamente”, afirma la dirigente comunitaria Nilza Rosa. “Y no voy a permitir que nadie los enjaule, porque son parte de este ambiente”.
La defensa de Rosa tiene un motivo: su marido, Dejair dos Santos a sus 66 años, junto a otros vecinos son los responsables del reverdecimiento de la favela. “He estado trabajando en esto durante 25 años, y eso me hace sentir muy orgulloso”, comenta dos Santos. Los árboles plantados por Dejair, además, evitan la erosión, lo cual ayuda a prevenir muertes a causa de los deslizamientos de tierra.
“Algunas áreas se incendiaban muy fácilmente, pero eso ya no pasa casi nunca después de que sustituimos la maleza por árboles típicos de la Mata Atlántica (el tipo de selva tropical característico de la zona)”.
El trabajo hecho por Dejair y otros vecinos de la favela, ha contribuido a mejorar la biodiversidad y reducir el riesgo de desastres en Río, pero también ayuda a la ciudad a mitigar los efectos del cambio climático.
Verdes y más fresquitos
Las áreas reforestadas producen un microclima mucho más fresco, que se agradece en una ciudad caliente y húmeda como Río. Adicionalmente, los árboles ayudan a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Desde 2010, la iniciativa de reforestación “Río Capital Verde”, de laSecretaría de Medio Ambiente del gobierno de la ciudad, ha sembrado árboles procedentes de invernaderos locales para recuperar 950 hectáreas de tierra degradada o adyacente a lo que queda de la selva natural.
Adicionalmente, la ciudad gana “créditos de carbono” por evitar que estos contaminantes acaben en la atmósfera. Estos créditos, que se pueden vender en mercados internacionales o locales, son de gran ayuda en los esfuerzos de reforestación, según los especialistas.
“Los trabajos de reforestación en las favelas comenzaron a mediados de los años ochenta, pero la recuperación de las áreas más altas, a las que es más difícil llegar, demanda recursos y asistencia técnica. Los créditos de carbono pueden generar los ingresos para financiar ese trabajo más costoso”, explica Franka Braun, especialista en Finanzas de Carbono del Banco Mundial.
Río tiene como meta reducir en 16% sus emisiones de carbono en 2016 y en 20% para 2020, en comparación con los niveles registrados en 2005.
MARIANA KAIPPER CERATTI Brasilia
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