Las encuestas agitaron la campaña y condicionaron la financiación de los partidos para los comicios del domingo
Costa Rica se encamina a las elecciones presidenciales de este domingo en medio de la incertidumbre debido a que las encuestas publicadas por los medios de comunicación y las encuestadoras arrojan resultados desiguales. Los cuatro candidatos se disputan las dos plazas para ir a una probable segunda vuelta que se disputaría dentro de dos meses.
Desde el viernes se acabaron las mediciones de preferencias electorales. No hay más sondeos sobre la aparente ventaja del oficialistas Johnny Araya o del izquierdista José María Villalta, sobre el ascenso postrimero de Luis Guillermo Solís (centroizquierda) o de la fuerza del derechista Otto Guevara en sectores más populares.
Las pocas coincidencias en las numerosas encuestas indican que hay un alto margen de indecisos, que ha quedado fuera dela competencia Rodolfo Piza (del otrora grande Partido Unidad Social Cristiana, PUSC) y que hay elevadas opciones de tener que celebrar un por segunda vez en la historia de Costa Rica, pues parece difícil que alguno alcance el 40% mínimo para triunfar en la primera. El resto de conclusiones depende de la empresas encuestadoras, de la interpretación del medio que publique los estudios y de las mil y una lecturas que hagan analistas o partidarios sobre estas herramientas.
En un ambiente volátil y con la existencia del “voto a ganar”, el protagonismo cae en buena parte sobre las encuestas, cuya publicación solo es legal si las produce una de las siete empresas registradas ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), aunque sin ningún control de procedimientos. También son fundamentales para determinar si un partido político tiene mucho, poco o ningún financiamiento para hacer proselitismo y organizarse durante una campaña oficial que dura cuatro meses. Este sistema implica “un sesgo de inequidad”, como reconoció a EL PAÍS el presidente del TSE, Luis Antonio Sobrado.
“Las encuestas no deberían tener peso. En el futuro vamos a insistir ára instaurar franjas electorales (en medios de comunicación) y dar un mayor adelanto del financiamiento estatal. Que no sean las encuestas las que determinen absolutamente el acceso a la contribución financiera”, dijo Sobrado en alusión al método que usan los bancos, estatales o privados, para adjudicar los préstamos durante la campaña, pues el aporte del Estado lo reciben los partidos después de conocidos los resultados.
El último episodio se encuestas lo protagonizó el diario La Nación, el principal del país, que tenía programado publicar la última encuesta al filo de la veda de ley, pero sorprendentemente decidió suspenderla con el siguiente argumento: “en las especiales circunstancias de esta elección, poco aportaríamos al proceso cívico y mucho a la especulación malintencionada”, según el editorial de este martes. La decisión multiplicó las especulaciones sobre las razones del diario, de línea crítica contra la izquierda. La empresa encuestadora Unimer, socia del periódico, aseguró que la publicación era posible y que la decisión fue “lamentable”.
El presidente del Tribunal electoral calificó las encuestas como “un instrumento más a disposición del electorado” y consideró que la forma de evitar “la distorsión del voto” es garantizar “marco de pluralidad”. Si preguntó, sin embargo, si convendría en próximas elecciones aumentar el período de veda electoral para que no sea de solo tres días completos antes del domingo de los comicios. “El elector merece un espacio con menos ruido, sin la interferencia de nuevos sondeos, para que decisión sea resultado de una reflexión. No creo en la visión extrema de prohibir las encuestas ni tampoco en la de levantar la veda”.
Mientras, la preferencia electoral se tambalea en miles de electores. Un finquero de la zona norte del país, Víctor R. se quejaba esta semana de lo sucio que estaba el parabrisas delantero de su todo terreno por culpa de las tres pegatinas de tres partidos distintos que ha exhibido en el último mes. Ahora apoya al Movimiento Libertario de Otto Guevara, a pesar de que hace dos semanas se declaraba seguidor de Rodolfo Piza y a principios de enero pensaba que Johnny Araya era el mejor, pues además su familia siempre ha apoyado al tradicional Partido Liberación Nacional (PLN). ¿Y por qué Otto Guevara? “Porque vi una encuesta que decía que Otto Guevara sería el que pueda evitar que llegue a Costa Rica el comunismo”, respondió a tono con la línea de crítica contra al izquierdista de José María Villalta.
Víctor no recuerda dónde vio la encuesta ni quién la realizó. Ni siquiera está claro si la vio en el Facebook, donde cunden decenas de versiones tendenciosas sobre estudios reales, otros que no existen y sondeos no científicos realizados en Internet, un espacio que el TSE también pretende regular con la prohibición de encuestas en estos últimos días.
La veda rige también para la pauta publicitaria en medios de comunicación masiva, aunque las redes sociales son zona de batalla abierta. Los comicios del domingo elegirán al presidente de la República y sus dos vicepresidentes, pero también a los 57 miembros dela Asamblea Legislativa, una elección en para la cual las encuestas ofrecen aún menos certezas.
ÁLVARO MURILLO San José (Costa Rica
Para El Paìs de Madrid
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