La historiadora era una de las mayores especialistas de la contribución republicana al país latinoamericano
En Morelia, a unos 300 kilómetros al oeste de la capital de México, hay un pequeño restaurante especializado en paellas que se llama Casa Payá. Lo fundó Emeterio Payá, un hombre que nació en Barcelona en 1928 y murió en la capital michoacana en 2003. Era uno de los 456 niños españoles que llegaron a México en el buque francés Mexique que llegó a Veracruz en 1937, y huía de la Guerra Civil. Era catalán, como Dolores Plá Brugat (Girona, 1954), quien contó su historia y la de tantos otros en Los Niños de Morelia. Un estudio sobre los primeros refugiados españoles en México (1985). Plá murió el domingo en Barcelona. Tenía 60 años.
Plá Brugat se especializó en la recolección de testimonios para reconstruir el relato de los miles de exiliados de la Guerra Civil. Desde 1980 era investigadora de la dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y ahí fundó un seminario especializado en los extranjeros en México. También contribuyó al Archivo de la Palabra, un programa de historia oral pionero en México.
Era una de las mayores especialistas del exilio español que eligió el país azteca como su refugio. Entre sus libros se cuentan Els exiliats catalans. Un estudio de la emigración republicana española en México; Ya aquí terminó todo. Testimonios de la guerra civil española y El aroma del recuerdo. Narraciones de españoles republicanos refugiados en México.
La muerte de Plá, repentina, cayó como un balde de agua fría entre las autoridades culturales en México. Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional de Cultura y las Artes (Conaculta, el equivalente al Ministerio de Cultura en otros países), expresó su sorpresa en su perfil en Twitter: “Hace unas semanas junto a la brillante historiadora Dolores Plá inauguró la muestra El exilio español en la #CDMX [Ciudad de México], hoy lamentamos su deceso”.
La citada exposición abrió en la capital mexicana el 1 de julio y recoge la historia de 20.000 españoles que llegaron a este país entre 1939 y 1942. Son libros, objetos, fotografías que cuentan la vida de quienes lo dejaron todo para buscarse un futuro a miles de kilómetros de donde habían nacido. Algunos fueron médicos, otros profesores, se convirtieron en empresarios o fundaron editoriales. Otros, como Payá, montaron restaurantes especializados en auténticas paellas.
Al inaugurar la muestra en el Distrito Federal, hace apenas unos quince días, la historiadora dijo: “Nos interesó dejar claro que era la historia de un colectivo no solo de unas cuantas personas cuyos nombres pueden ser familiares para uno, sino que el exilio fue una historia colectiva a partir de una diversidad de gente que se vinculó de muy diferentes maneras con México”.
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