El seleccionador describe como "pesadilla" los seis minutos en los que Klose, Kroos y Khedira, fulminaron a Brasil
“Hacía 20 partidos que no recibíamos un gol a balón parado. Ayer sucedió. Después fueron seis minutos de pesadilla”. De esta manera, ha tratado de explicar Scolari, técnico de la selección de Brasil, la apabullante derrota sufrida ante Alemania (1-7) en las semifinales del Mundial. Seis minutos de pesadilla en los que se le aparecieron Klose, Kroos (dos veces), y Khedira. “Si pudiera hablar con conciencia de los que pasó en ese tiempo lo haría, pero no lo sé”, ha asegurado en una rueda de prensa que no estaba prevista, lo que dio pie a que se especulara con su posible renuncia. No se producirá, al menos, hasta que este sábado Brasil se juegue el tercer puesto con el perdedor del Holanda-Argentina. "Tenemos un compromiso hasta el final del Mundial. Este asunto lo discutiremos después del partido del sábado".
El técnico, campeón del mundo en su primera etapa con Brasil, insistió en darle vueltas a ese momento en el que el combinado de Löw se desató en Belo Horizonte, en el que el exuberante ritmo ofensivo que impusieron Kroos, Khedira y compañía, acabó de un plumazo con el sueño brasileño de levantar una Copa del Mundo en casa. “Tuvimos un parón. Un parón general. Nadie sabía qué pasaba y Alemania, que es un buen equipo, aprovechó sus oportunidades", arguyó.
Scolari ha insistido en buscarle algo positivo a la participación de Brasil en su Mundial. “El trabajo no fue malo. El resultado, sí”, ha matizado. “La vida de mis jugadores no puede terminarse con este resultado”, ha pedido el técnico, mientras instaba a mirar hacia adelante: “El trabajo debe continuar. El 70 % de los jugadores de este equipo estará en el Mundial de 2018, en Rusia. Ellos serán los jugadores que continuarán trabajando para Brasil”.
Tras el partido, todavía en Mineirão, Scolari se puso delante del pelotón y lanzó el mensaje de que el único responsable del resultado era él. Lo hizo cuando los ojos rojos de los jugadores todavía estaban inundados de lágrimas. "Se puede repartir entre los que quieran, pero el responsable soy yo".
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