Muchas de las comunidades más pobres permanecen cubiertas de lodo, intransitables, sin agua, luz, ni lo más básico
A medida que pasan las horas la cifra de muertos en México por las dos tormentas tropicales del pasado fin de semana aumenta. El último balance de las autoridades, hacia las dos de la tarde hora local, señalaba que 97 personas habían perdido la vida en toda la República y buena parte del territorio continuaba incomunicado. Tan solo en el Estado de Guerrero, afectado por el ciclón Manuel, 68 personas están desaparecidas en el poblado de La Pintada, situado en el municipio de Atoyac de Álvarez, cercano a la costa del Pacífico. Este miércoles, 15 cuerpos fueron recuperados después de que un alud de tierra sepultara varias casas de la comunidad. Toda la zona permanecía inundada el jueves y las nubes dificultaban los sobrevuelos del Ejército en el área donde deben realizarse las labores de desescombro.
Desde el helicóptero, el paisaje que separa Acapulco del municipio -situados a una distancia de 80 kilómetros- se observa afectado. Gran parte de la selva continúa anegada y en Atoyac algunos puentes se han venido abajo, quebrándose en varios puntos. La necesidad ha obligado a los vecinos a colocar una especie de tabla entre cada una de las hendiduras de la infraestructura para poder saltar de una a otra y no quedar incomunicados. La misma suerte han corrido las casas cercanas a la ladera al río, arrancadas de la tierra y prácticamente devoradas por las aguas. Son hectáreas y hectáreas de fango que ha dejado semienterrada a buena parte de los barrios de la localidad, de poco más de 60.000 habitantes.
La situación de aislamiento se repite en varias comunidades de Guerrero y no es necesario llegar tan lejos.
A unos 40 minutos en carro de la Avenida Costera, la vía donde se levantan los mejores hoteles del Acapulco turístico, el poblado de La Frontera permanece cubierto de lodo. Sus vecinos no pueden cruzar al otro lado de la colonia Renacimiento, ya de por sí un barrio pobre y violento el resto del año, pero que además estos días se ha vuelto intransitable. No hay agua corriente ni luz en la mayoría de las casas, viviendas unifamiliares hechas de puro cemento.
Hasta 70 centímetros de altura alcanzó el agua en la de María Dolores. Ella y su esposo tienen a su cargo a seis personas más. El domingo la lluvia lo inundó todo llevándose por delante colchones, electrodomésticos y sillas. Los ocho debieron marcharse con un vecino y apenas ayer regresaron a dormir a la casa. Ahora la nevera está colocada encima de una mesa, de lado. “No creo que funcione”, dice María Dolores, “la tele ya no prende”.
Con el agua que guardaban en una tina y mucho esfuerzo –ningún organismo público ha acudido a ayudarlos-, lograron limpiar todo el lodo de dentro, pero siguen sin poder lavarse y cocinan con carbón en el exterior. “El kilo de jitomate –tomate rojo- está a 80 pesos (unos 5 euros) cuando normalmente se vende a 12. No es justo”, se queja esta mujer ya jubilada
Renacimiento es una de las colonias del municipio de Acapulco que ha salido peor parada, pero nada comparado con la situación en la sierra, donde las comunidades carecen de lo más básico. La lluvia del miércoles por la noche tampoco ha ayudado a secar el terreno, ni los sofás, los colchones o la ropa. Aunque poco a poco la zona centro de la ciudad va recuperando su aspecto habitual, los bares nocturnos permanecen vacíos, no hay todavía agua potable y en la mayoría de restaurantes no sirven verduras frescas. “Son los foráneos los que saquearon el supermercado, fue un acto irracional”, considera Ricardo, dueño de un café del centro, cuando comenta el asalto a una gran superficie comercial de la ciudad acontecido el pasado martes.
Pese a todo, gran parte de los hoteles han colocado el cartel de “completo”. Miles de turistas continúan haciendo colas de 15 horas para poder salir de Acapulco. Por el momento todavía 30.000 personas esperan su turno. Las autoridades han anunciado que este viernes volverá a abrirse la carretera que une el Estado con la Ciudad de México. En todo Guerrero, según datos del Gobierno, 13.116 personas continúan durmiendo en los albergues
La tormenta tropical Ingrid, que afectó al Golfo de México, se disipó el pasado martes, pero Manuel, reconvertido en tormenta tropical tras alcanzar durante unas horas fuerza de huracán, ha tocado ya tierra en Sinaloa, donde se han producido evacuaciones, y amenaza también a Baja California. Al cierre de esta edición 22 de los 31 Estados del país se encontraban en alerta.
Paula Chouza Acapulco
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