Abraham Zamorano
BBC Mundo
Finalmente no habrá hecatombe financiera internacional. Estados Unidos no entrará en cesación de pagos, por ahora, porque la historia podría volver a repetirse en enero cuando el gobierno otra vez esté al borde de quedarse sin dinero.
Virtualmente al filo del precipicio fiscal, el Congreso acordó elevar el techo de la deuda y la administración que encabeza el presidente Barack Obama puede volver al trabajo con recursos que durarán hasta principios del año entrante.
La versión oficial de la Casa Blanca es que no hay ganadores. “Nadie que haya sido enviado a Washington por el pueblo estadounidense puede decirse ganador si el pueblo ha pagado tal precio por lo ocurrido”, dijo el portavoz Jay Carney.
Ahora bien, pese a lo que dice Carney, después de una batalla política tan encarnizada que mantuvo al gobierno cerrado 16 días, en Washington parece haber cierto consenso en que hay perdedores y también, como no, ganadores: el que más, el presidente Obama.
Obama, gana
El presidente emerge de la crisis reforzado y considerado unánimemente como el principal ganador en términos políticos: no sólo cumplió su palabra de no negociar sino que consiguió que en todas las encuestas den como culpables de la crisis a los republicanos.
En esas mismas encuestas, los números de Obama han permanecido en general estables, sin embargo, parece obvio señalar que todo lo que sea pérdida de popularidad para la oposición es un avance para el presidente.
Además, la popularidad de su reforma sanitaria ha ido ganando puntos desde que problemas técnicos hubieran dificultado su puesta en marcha el pasado primero de octubre y llegaran a amenazar con convertirse en un dolor de cabeza para el mandatario.
El hecho es que los republicanos la emprendieron contra la reforma conocida como “Obamacare” y trataron de que el presidente la convirtiera en moneda de cambio para evitar el techo de la deuda. Con los ciudadanos culpándolos de los problemas que le causó el cierre de gobierno, la reforma sanitaria ganó popularidad casi de rebote.
Las mujeres del Senado, ganan
El senador republicano John McCain reconoció que las negociaciones en la Cámara Alta fueron encauzadas fundamentalmente por la disposición de mujeres de uno y otro partido.
“Vino primordialmente de las mujeres en el Senado”, dijo McCain a periodistas justo después de que se anunciara que opositores y oficialistas se habían puesto de acuerdo para solucionar la crisis.
En concreto, fueron mujeres las que presionaron para que se estableciera una comisión bipartidista que negociara el marco para poder resolver las diferencias.
Los republicanos, pierden
"Peleamos por una causa justa, simplemente no ganamos", reconoció el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boerhner.
Los republicanos salen con su imagen seriamente golpeada. Las encuestas de opinión los señalan como los culpables de haber cerrado el gobierno y haber puesto al país al borde del precipicio económico.
Además, numerosos analistas apuntan a la escenificación de profundas divisiones internas entre su ala más conservadora, encarnada por el Tea Party.
Al Tea Party los republicanos más moderados los acusan de haberlos llevado a esta debacle política.
Pero si hay que ponerle cara a la derrota republicana, es la del propio Boehner, quien puso en evidencia su falta de liderazgo a la hora de formar un bloque sólido.
Que sea una dilación para dentro de tres meses hay que verlo como una derrota en esta batalla pero no en la guerra, pero viendo el daño que se han infligido a sí mismos los republicanos, es complicado pensar que volverán a la misma estrategia.
Lo dijo Obama en su rueda de prensa, cuando ya se disponía a salir por la puerta y le preguntaron si creía que en enero se volvería a vivir una crisis similar: “No”, respondió con contundencia y siguió su camino.
Y Ted Cruz, ¿pierde o gana?
El caso del senador republicano Ted Cruz es bien particular, pues aunque a primera vista, en tanto republicano, habría que alinearlo entre los perdedores, hay quien lo considera uno de los ganadores gracias a que ha emergido como una figura a nivel nacional.
Para muchos, su fama la ha ganada por el camino equivocado, como el antihéroe en las encuestas. Sin embargo, bien se podría aplicar el dicho de que lo importante es que hablen de uno aunque sea mal.
Antes de la crisis era un político de poco alcance a nivel nacional, y ahora una figura política muy conocida, el heredero de Sarah Palin en el trono del Tea Party gracias a haber sido la cara y la voz de las posiciones más radicales en contra de la reforma sanitaria de Obama.
Y el ser conocido públicamente le puede abrir alguna puerta en el camino hacia la candidatura republicana a la presidencia. Eso sí, esas mismas puertas se le pueden cerrar por ser la figura que los propios republicanos ven como el culpable de la fallida estrategia para hacer ceder al presidente Obama en el tema de la reforma sanitaria.
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