Las azotan si no ocultan sus tobillos, lavan la ropa en ríos, se asoman a los balcones o montan en taxi sin su dueño y guardián. Las vejaciones a las que se les somete para «protegerlas y sacralizarlas» son casi inefables
El régimen talibán, en su estricta y radical aplicación de la Sharía, ha conservado su poder fáctico en Afganistán dando alas a un trato marginal a la mujer que ha provocado la indignación y el estupor internacional. Es imposible sintetizar en unos puntos el maltrato y abuso permanente al que someten a sus féminas, si bien la RAWA -Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán- ha querido hacerlo en 29 puntos, a cada cual más denigrante, vejatorio y humillante. Con este listado de violaciones de los derechos humanos más básicos, los talibanes aseguran que solo quieren «crear ambientes seguros, donde la castidad y dignidad de las mujeres sean por fin sacrosantas, tal y como recogen las creencias Pashtunes sobre la vida en purdah (práctica para ocultar la vida femenina en público)». Es decir, la creación de un estado sacralizado alrededor de las mujeres supone, para ellos, odiarlas, tratarlas como animales y someterlas durante toda la vida.
La lista con la que la RAWA denuncia en su página web la situación de las mujeres en el país asiático durante el mandato del grupo fundamentalista entre 1996 y 2001 esas restricciones vitales que sufren a manos de los talibán, tal y como publicó Mikel Ayestaran en páginas de ABC, ofrece una visión bastante amplia de lo que puede ser para muchas afganas una existencia infernal; una pesadilla de privaciones y padecimientos, de encarcelamiento en sus propios domicilios. Dice la Asociación que contrasta muy mucho esa vida entre cuatro paredes con la ilegalización vigente de tener pájaros y otros animales en jaulas.
La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán denuncian que a muchas les quitan las ganas de seguir adelante, reduciéndolas a seres cuyo fin único es la procreación y les imponen una serie de restricciones que van desde «la completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares» hasta la «prohibición de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas», pasando por el uso obligatorio del burka, prenda que ya existía con anterioridad a la llegada al poder de los talibanes. He aquí la lista completa de prohibiciones a las mujeres.
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