jueves, 11 de julio de 2013

Los juguetes prohibidos del pasado

Una exposición en Londres alberga juguetes de las dos guerras mundiales que ilustran la relación entre los niños de la época y los acontecimientos que tuvieron que vivir.


Pero algunos de estos juguetes, como un auto usado por los nazis o un juguete de la bomba atómica, solo tienen cabida en la época en la que fueron concebidos.


Estos son los que, casi con toda seguridad, no volverán a versefuera del Museo de la Infancia de Londres.


Y mucho menos en una juguetería.

Número 5: La limusina del Führer

Este juguete, que consta de varios altos cargos nazis que acompañan a Hitler en una lujosa limusina, fue construido por una compañía cuyos dueños eran judíos pero pasó en los años treinta a pertenecer al tercer Reich. Sus antiguos dueños emigraron a Reino Unido pero el régimen alemán siguió usándola para construir sus juguetes.


Número 4:

Muerte de un soldado francésIeuan Hopkins, uno de los responsables de la muestra, le dijo a la BBC que este juguete fue tomado prestado de un museo de Nürenberg. En él se ve cómo un soldado alemán de la Primera Guerra Mundial está a punto de matar a un soldado francés.


Número 3: El juego de la bomba atómica

Comercializado tan solo 6 meses después de que el ejército estadounidense lanzase bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, es una pequeña caja en la que los niños tenían que embocar las bombas, pequeñas bolitas de mercurio, en su lugar.


Según Hopkins, estos juguetes enseñan mucho de cómo era la sociedad del momento.

Número 2:
Derriba a un japonés

Se trata de un juego de dardos en el que el participante consigue sumar puntos si acierta a soldados japoneses en sus partes traseras. Este juguete se fabricó en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y muestra los ánimos y la agresividad reinante en la época.


Los objetivos están representados por círculos rojos, un doble insulto ya que simbolizan la bandera de Japón.

Número 1: El nombre del Führer

Proveniente de la biblioteca Wiener en Londres, es un juego en principio inocuo: solo hay que poner las letras en su correcto orden. El problema es que cuando el juego se resuelve aparece el nombre del culpable de millones de muertes: Hitler.


Unos juegos, a día de hoy, no del todo recomendables para pequeños.

Y tampoco para los que no lo son tanto.










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