Un ciclón sitia el centro turístico del Pacífico mexicano
Hay 40.000 turistas atrapados y millares de vecinos desalojados
El principal centro turístico de la costa Pacífico de México, el legendario puerto de Acapulco, se encuentra en estado de emergencia por el efecto de la tormenta tropical Manuel, que barrió la ciudad desde el jueves hasta este lunes por la tarde, cuando empezaron a remitir las lluvias.
La ciudad está casi incomunicada. La autopista que la enlaza con México DF, su principal surtidor de turistas, está intransitable en el tramo final hacia Acapulco por culpa de los desprendimientos de barro y de piedras sobre la carretera. El aeropuerto ha estado cerrado desde ayer por la mañana, y apenas este martes a las diez se ha logrado restablecer un puente aéreo con la capital para tratar de transportar a los cerca de 40.000 turistas que se han quedado atrapados en Acapulco. Por la tarde habían sido trasladados por esta vía a la capital unos 500 y se esperaba que a lo largo de la jornada llegasen a 1.200, contando con los vuelos para turistas que también está realizando el Ejército desde una base militar cercana.
Pero el grueso del daño lo han sufrido los locales, y la magnitud de los perjuicios está todavía por conocerse con certeza. Anoche en Acapulco había unos 4.000 vecinos en albergues y se prevé que solo en este municipio haya decenas de miles de damnificados. En todo el Estado de Guerrero, que incluye a Acapulco, ya se cuentan 27 muertos y al menos un cuarto de millón de afectados. El presidente Enrique Peña Nieto se trasladó ayer a Acapulco y ordenó que de inmediato se destinase parte del Fondo de Desastres Naturales a atender a la ciudad.
Este martes por la tarde se ha registrado el saqueo de un supermercado en Acapulco. Soldados de la Marina han tenido que intervenir. Les han quitado los productos de valor, como electrodomésticos, y les han permitido llevarse alimentos.
Por la mañana un sacerdote de una parroquia de Acapulco, el padre Jesús Mendoza, explicaba por teléfono cómo estaban las cosas. “La ciudad está varada en muchos aspectos y toda la población está volcada en atender a los afectados”. Mendoza vive en una parte alta de la ciudad y dice que gracias a eso no ha tenido los graves problemas que han tenido en la zona baja, donde según él, en áreas pantanosas, las inundaciones han llegado hasta los tres metros de altura. El cura tiene 61 años y lleva 20 en Acapulco. Asegura que en todo ese tiempo jamás había visto algo parecido. “Hemos tenido huracanes, pero no tantos días seguidos y en estas proporciones”, explicó el padre Mendoza.
Desde el hotel Mirador, uno de los más conocidos de la ciudad, el gerente Melchor González contaba cómo desde el jueves pasado hasta ayer por la tarde la lluvia había caído de forma continuada. “No paró hasta ayer. Dejaba de llover cinco o diez minutos y volvía a venirse la lluvia. A ratos intensa, a ratos leve, pero no paró. Fue algo similar a un diluvio”. El Mirador también está en una zona elevada y no ha sufrido más que cortes de luz y entradas de agua en las habitaciones. González afirma que ha oído que en la zona baja se han inundado hoteles, pero dice que no lo sabe con seguridad porque hasta hace poco no han recuperado la línea de telefonía celular y siguen casi aislados. “El Gobierno nos ha pedido que de momento no salgamos de aquí”, dijo el gerente del hotel. Él se encontraba tranquilo porque veía que el mal tiempo estaba yéndose. “El cielo está nublado pero no llueve. Ya está pasando, gracias a Dios”. Melchor González confirmó que los hoteleros de Acapulco han llegado a un acuerdo con el Gobierno estatal para pagar a medias la noche de hotel del lunes al martes de todos los clientes que se han visto afectados.
El renombre de Acapulco, y si situación crítica, han colocado a la ciudad en el centro de atención, pero la tragedia se extiende por Guerrero y su dimensión aún es incierta. Las zonas conurbadas de Acapulco son las más afectadas y todavía no hay una evaluación precisa de los daños y un control total de las víctimas. Se trata de barrios de construcciones precarias asentados sobre cerros con peligro de corrimientos de tierra. Y ese peligro es si cabe mayor en los pueblos de la sierra, más allá de Acapulco. Los efectos que han tenido las lluvias torrenciales de la tormenta Manuel en las zonas rurales de montaña son en estos momentos la mayor incógnita.
Los datos del golpe del ciclón en Guerrero son abultados. Aparte de los muertos de los que habla el Gobierno estatal, se estima que el número de afectados podría alcanzar, en todo el Estado, cerca de medio millón de personas, aunque de momento los cálculos más prudentes lo reducen a alrededor de 250.000. El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, ha dicho que para ayudar a la gente y recomponer infraestructuras es posible que se necesite una inversión cercana a los 400 millones de dólares. Según ha informado el mandatario, las clases han sido suspendidas este martes en las zonas afectadas por las lluvias para garantizar la seguridad de los alumnos.
PABLO DE LLANO México
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